En 589 días de crisis cerca de cinco mil nicaragüenses han llegado a España, la mayoría sin un plan, ni recursos. Esa será la tendencia mientras la crisis sociopolítica no sea resuelta, advierten organismos.

Más de 150 nicaragüenses huyen a diario del país. Es el mayor éxodo registrado en la historia reciente, tan inédito como la protesta cívica que iniciaron los universitarios el 18 de abril de 2018 en defensa de las pensiones de los adultos mayores, a la que se sumaron otros sectores y demandas que el régimen de Daniel Ortega se resiste a escuchar y silencia con fuerza letal.

El mayor costo de este proceso se puede calcular en muertes o exilio. Si bien los registros de diferentes organismos varían, debido a los obstáculos estatales para monitorear in situ, los datos más ponderados dan cuenta de 328 personas asesinadas, 2,000 heridas y miles forzados a salir del país.

En 589 días de crisis la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que la cantidad de nicaragüenses que han salido del país roza los 90,000. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) cifraba el éxodo en 80,000, con datos recabados hasta mayo pasado.

El conteo cambia a diario y esa será la tendencia mientras la crisis sociopolítica no sea resuelta.

“La migración forzada de personas nicaragüenses seguirá incrementándose progresivamente hasta que el Estado de Nicaragua no cese la represión y la criminalización de todo ejercicio de protesta pacífica y manifestación de disidencia política”, advierte la CIDH en el estudio Migración Forzada de Nicaragüenses en Costa Rica.

ESPAÑA EN EL MAPA DEL EXILIO

Costa Rica y Estados Unidos son los principales países receptores del exilio masivo provocado por la represión estatal y un progresivo deterioro de los derechos y libertades en Nicaragua. En el mapa migratorio también destaca España.

En este año se registra un promedio mensual de 449 requerimientos de protección internacional por parte de originarios de Nicaragua.

En total, hasta el mes de octubre las autoridades españolas habían admitido 4,944 peticiones de asilo a nicaragüenses, indican los datos actualizados del Ministerio del Interior.

Antes de la crisis, los nicaragüenses no figuraban entre los demandantes de asilo en España. En 2017 apenas 31 personas elevaron ese tipo de petición.

Pero en 2018, la gravedad de la crisis sociopolítica del país comenzó a evidenciarse en el país europeo a través de 1,368 pedidos de protección internacional. Un incremento en solicitudes de 4,400% respecto a 2017 que colocó a los nicaragüenses en el octavo puesto de los solicitantes de asilo.

El 2019 también refleja cifras sin precedentes de peticiones de protección internacional de nicaragüenses en España, y desde ya los ubica en el cuarto puesto entre los demandantes, solo detrás de Venezuela (32,307), Colombia (21,727) y Honduras (5,285) y seguidos de El Salvador (3,941).

Las estadísticas ocultan lo que implica convertirse en migrante para una persona que nunca contempló dejar su país. La palabra pesa y tiene tintes discriminatorios.

María Jesús Vega, portavoz de ACNUR, España, reconoce el problema y lo asocia “a puro desconocimiento de lo que significa ser refugiado y de por qué la gente ha tenido que salir dejando todo lo que tenía. Es una pena, hay que trabajar más en poder desmontar estos estereotipos y en generar un poco más de empatía y de solidaridad con la gente que está llegando, que no llega por gusto, sino porque no tiene más remedio y, muchas veces, es una cuestión de vida o muerte”.

La funcionaria de ACNUR lamenta que figuras con influencia social o política abonen a la construcción de estereotipos que en el diario vivir para un refugiado se traduce en “rechazo y problemas de convivencia”.

“España ha sido una sociedad bastante tolerante, generosa y solidaria y no podemos permitir que se esté haciendo este tipo de narrativa que es especialmente peligrosa en época electoral. Es perjudicial y profundamente injusto para estas personas que lo han perdido todo. Esto no conduce a nada positivo”, reflexiona refiriéndose al abordaje del tema migratorio en el discurso político ventilado en el contexto electoral recién finalizado.

EXPULSADOS POR EL MIEDO

¿Por qué huyen los nicaragüenses? La mayoría de los entrevistados para este reportaje responden con una palabra: miedo.

Este proceso migratorio es un lamentable fenómeno de vidas frustradas. Muchos abandonaron sus profesiones, perdieron estudios, dejaron familia, bienes y hasta sus sueños. De un día a otro renunciaron a todo lo que habían construido en la tierra de donde no tenían planes de salir.

Los protagonistas de esta historia de exilio son jóvenes universitarios, defensores de derechos humanos, obreros, médicos y otro tipo de profesionales que se vincularon con la rebelión cívica que Daniel Ortega insiste en llamar “intento fallido de golpe de Estado”, según él, planificado por grupos desestabilizadores que recibieron financiamiento externo, a los que acusa de terroristas.

El éxodo nicaragüense tiene una sola explicación para organismos como la CIDH, Amnistía Internacional y Naciones Unidas: una grave crisis de derechos humanos derivada de la represión estatal a las protestas ciudadanas ejecutada por grupos parapoliciales, Policía y grupos de vigilancia y control en los barrios, los llamados Consejos de Poder Ciudadano.

MIGRACIÓN EN ESPAÑA CON ROSTRO LATINO

La migración en España en los últimos años ha adquirido un marcado rostro latinoamericano, reflejo de la convulsa realidad de la región.

La violencia, el desplazamiento forzado, problemas de extorsión y una difícil transición tras el acuerdo de paz de 2016 en Colombia; la grave crisis de derechos humanos y la hiperinflación en Venezuela; y la violencia desatada por las maras y el crimen organizado en Honduras y El Salvador son las principales causas por las que las personas están cruzando el Atlántico para refugiarse en suelo español.

En general, 7 de cada 10 peticiones de protección internacional en España provienen de América Latina, principalmente de países con conflictos, crisis políticas y económicas agravadas por sistemáticas violaciones de derechos de los ciudadanos.

Exiliados en España presenta historias de nicaragüenses para quienes la etiqueta de exiliados o migrantes significa haber perdido todo aquello que atesoraban. Comparten sus historias y cuentan cómo viven a más de 8 mil kilómetros del infierno que padecieron por ejercer y demandar derechos y justicia en Nicaragua.

Con datos actualizados de fuentes oficiales evidenciamos que la normalidad no ha regresado a Nicaragua, y que cada día centenares de personas abandonan el país por la persecución política y la frustración por no ver un final próximo a la crisis.

Lea las historias en este enlace de Depacho505, medio aliado de La Lupa.

+ posts