Violencia letal contra las mujeres se incrementa en Centroamérica
Honduras, Guatemala y Nicaragua son los países con el mayor número de víctimas, según los observatorios e instituciones de los países.
Honduras, Guatemala y Nicaragua son los países con el mayor número de víctimas, según los observatorios e instituciones de los países.
Al menos, 292 femicidios y muertes violentas de mujeres, niñas y adolescentes son reportados en Centroamérica en lo que va de este año 2023, de acuerdo con los datos registrados por los observatorios e instituciones de cada país. Honduras, Guatemala y Nicaragua son los países con el mayor número de víctimas.
Honduras encabeza con 121 mujeres asesinadas, según el conteo del Centro de Derechos de Mujeres; Guatemala sigue con 93 víctimas, de acuerdo con el Observatorio de las Mujeres del Ministerio Público; y Nicaragua continúa con 32 víctimas registradas en territorio nacional por Católicas por el Derecho a Decidir.
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A estos países les continúan, El Salvador que registra 22 femicidios, muertes violentas y suicidios feminicidas de mujeres, según el Observatorio de Violencia Contra las Mujeres; Panamá con 13 víctimas conforme el Ministerio Público; y Costa Rica con 11 víctimas, según el Organismo de Investigación Judicial; Belice no cuenta con datos actuales al respecto.
La mayoría de las mujeres asesinadas son mujeres jóvenes entre los 20 y 40 años, pero se reportan víctimas de todos los grupos de edades.
Los agresores son parejas, exparejas, familiares, personas cercanas a las mujeres, personas desconocidas y grupos delictivos. “Podemos decir que las mujeres viven violencia en cualquier espacio y que cualquier persona puede ser su agresora”, señala uno de los observatorios.
Varios de estos países registran un incremento considerable en las cifras de femicidios y muertes violentas que las reportadas el año pasado en esta misma fecha, tales como Nicaragua, Honduras y Costa Rica. “Existe un aumento de la violencia machista y la violencia letal contra las mujeres”, advierten.
Centroamérica es una de las zonas más desiguales de la región y donde las mujeres se encuentran más vulnerables a vivir violencia machista. La pobreza, el autoritarismo y la violencia de cada país son algunas de las razones por las que las mujeres están más expuestas a los femicidios, señala Ana Silvia Monzón, socióloga y defensora feminista guatemalteca.
“La violencia machista en Centroamérica tiene características comunes y particulares de cada país. Entre los elementos comunes están las estructuras de desigualdad que colocan a las mujeres en condición de pobreza y pobreza extrema. La pobreza hace que las mujeres sean más vulnerables a no poder ejercer su autonomía física, económica, política, o les impide la toma de decisiones o de movilización”, explica la defensora.
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“Honduras y Guatemala reportan los niveles más altos de desigualdad y eso también explica por qué son los países con mayor número de femicidios”, agrega,
El autoritarismo creciente en Centroamérica también es un factor que abona a la violencia contra las mujeres, ya que se limita los espacios de atención para las víctimas, no se articulan esfuerzos estatales para prevenir los femicidios, se obstaculiza el actuar de las organizaciones sociales, y más bien se realizan acciones que ponen en peligro a las mujeres y niñas.
“El autoritarismo es una forma de expresión del poder territorial, poblacional, de restricción de libertades y en el autoritarismo los cuerpos más controlables son los de las mujeres”, señala Monzón.
La socióloga pone de ejemplo que en Nicaragua, El Salvador y Guatemala tienen recientes leyes que limitan grandemente a las organizaciones y el apoyo de la cooperación.
En Nicaragua son más de 210 organizaciones de mujeres clausuradas arbitrariamente, las cuales ofrecían asistencia a víctimas de violencia, de acuerdo con la Iniciativa Mesoamericana de Defensora de Derechos Humanos.
“Las niñas, adolescentes y mujeres son las primeras en resentir estos cambios. Las instituciones se han cerrado para las mujeres y no son garantes de sus derechos, y las organizaciones que eran las que hacían ese trabajo, están seriamente limitadas para hacer su labor”, explica Monzón.