Después de meses de no dar la cara, finalmente apareció el presidente del Banco Central.

Bueno, ni el presidente del Banco Central daba la cara, ni la institución a su cargo da a conocer cifras relevantes sobre el desempeño de la economía.

Por ejemplo, desde diciembre no se publica ninguna información sobre el estado de las finanzas del seguro social. Todos sabemos que la charanga que hicieron con los fondos de esa institución la tiene en alas de cucaracha.

Y es un problema que atraviesa toda la economía nacional pues repercute tanto en las finanzas públicas como en las finanzas de las empresas, así como en la atención que reciben los cotizantes y sus familias, y en las pensiones de los actuales y de los futuros retirados. Estamos hablando de centenares de miles de nicaragüenses.

En el 2018 el INSS cerró con un déficit de casi cinco mil millones de córdobas. Y no se ha vuelto a saber del asunto.

¿Será que van bien, que van mal o que van peor?

Un documento oficial del Ministerio de Hacienda registra que en los primeros cinco meses del año, 17 mil afiliados habían dejado de cotizar. Esto significa que miles de empresas, o cerraron, o pasaron a la economía informal. Y que miles de familias se quedaron sin ingresos.

Miles de empresas y centenares de miles de trabajadores fueron castigados con las reformas de febrero de este año.

¿Dieron resultado esas reformas o debemos prepararnos para otro machetazo?

Señor presidente del Banco Central: ¡Usted está obligado a informar sobre el estado de las finanzas del INSS!

Pero tampoco el Banco Central informa sobre el desempeño de la economía. En febrero se publicó el último dato.

¿Por qué no dan a conocer esa información?

Empresarios, consumidores y potenciales inversionistas necesitan conocer cuál es el estado real de la economía para tomar sus decisiones.

Y las cifras sobre el desempleo o sobre los salarios, menos que las den a conocer

¿Por qué será? ¿Porque van bien, porque van mal, o porque van peor?

Pero volviendo a la comparecencia del presidente del Banco Central ante los medios oficialistas, lo único que quedó claro es que la proyección para el 2019 es que la economía tendrá un desplome similar al de año pasado. Esto es, una caída aproximadamente del 4 por ciento del Producto Interno Bruto.

Se trata de un dato que significa poco para alguien que no es economista. Vamos a explicarlo en cristiano.

El año pasado, de acuerdo a las cifras oficiales, la economía cayó en 3.8%, es decir, casi 4%.

Ese año, cerraron más de 3 mil empresas afiliadas al inss. Y varios miles más de empresas que no estaban afiliadas. Más de 150 mil trabajadores dejaron de cotizar, y más de trescientos mil perdieron su empleo.

Por lógica elemental, si en el 2019 la economía tendrá un comportamiento negativo, similar al del año pasado, no se necesita ser economista para deducir que los resultados en términos de empleo, ingresos y cierre de empresas serán tan negativos como el año pasado.

Que conste: Según el monarca aquí todo es estabilidad y paz. Entonces ¿por qué caerá de nuevo la economía?

Por otro lado, lo primero que deberían hacer los funcionarios económicos del régimen es ponerse de acuerdo, porque hace apenas dos meses, el Ministro de Hacienda afirmó en un documento oficial que la economía caería un dos por ciento en 2019. Ahora el presidente del Banco Central afirma que la caída será el doble.

¿A quién le vamos a creer? ¿Al Presidente del Banco Central o al Ministro de Hacienda?

Aunque, al final, como la palabra del monarca es ley para estos servidores, o sirvientes, la cifra será la que Daniel Ortega quiera. Ellos acomodarán las estadísticas al gusto y antojo del monarca.

El presidente del BCN también aseveró que para el próximo año la economía tendrá una reactivación. Y la puso fácil, según él : basta que retorne el financiamiento internacional, que los bancos reduzcan las tasas de interés y que se restablezca el crédito bancario…

¡Y zás…la economía volverá a crecer!

Habría que regalarle un abecedario de economía política al señor presidente del banco central.

Señor, está demostrado, en la teoría y en la práctica, que el desempeño económico de un país no depende solamente de variables económicas.

La desconfianza. La incertidumbre. Las percepciones políticas. Son factores que inciden en las decisiones de los agentes económicos.

¿Por qué el financiamiento no llega? ¿Por qué los depositantes se mantienen ojo al cristo con sus depósitos? ¿Por qué los bancos no abren su cartera de crédito? ¿Por qué el gobierno no logra colocar los bonos para aminorar el déficit fiscal? ¿Por qué siguen reptando las inversiones extranjeras? ¿Por qué Nicaragua salió de las listas de las grandes tour operadoras mundiales? ¿Por qué los consumidores no asumen créditos de largo plazo?

¡Por la desconfianza que genera el régimen de Ortega!

Y habrá desconfianza mientras en Nicaragua siga aferrada al poder una camarilla que no respeta ni Constitución, ni leyes, ni derechos, ni libertades, ni empresas, ni propiedades. Mientras las bandas de esbirros sigan desplegadas aterrorizando a propios y extraños.

De nuevo. Mientras Ortega siga atornillado al poder la economía no levantará cabeza y seguiremos padeciendo desempleo, cierre de empresas, penurias y angustias.

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La Lupa Nicaragua