Celsa Janery García García, la estudiante universitaria de 19 años, fue asesinada presuntamente por su tío político, José Luis Gámez Pérez, y no falleció por ahogamiento como inicialmente sugirió la Policía Nacional. Sin embargo, la verdad solo salió a la luz gracias a la insistencia de su familia, que nunca creyó la versión oficial.

La familia insistió hasta que finalmente se descubrió que José Luis Gámez Pérez, tío político de la joven, había sido la última persona en verla con vida. Las investigaciones determinaron que Gámez Pérez intentó abusar sexualmente de ella, y al no lograrlo, la asesinó lanzándola a un caño para simular un ahogamiento. Además, le robó su teléfono celular y su anillo de oro.

La Lupa verificó que el 17 de julio de 2025, el Ministerio Público formalizó la acusación contra José Luis Gámez Pérez ante el Juzgado de Distrito Penal de Audiencia y Especializado en Violencia de Nueva Guinea. 

En la acusación, le imputan el delito de asesinato en concurso real de robo con violencia en las personas con circunstancias agravantes, en perjuicio de Celsa Janery García.

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La audiencia preliminar se realizará este 18 de julio en la sala número cuatro del complejo judicial de Nueva Guinea. Gámez Pérez se encuentra detenido en la delegación policial de la ciudad.

A Celsa Janery la secuestraron 

La joven universitaria, originaria de la colonia La Unión, cursaba su primer año de Medicina Veterinaria en la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (Uraccan).

El martes 24 de junio de 2025, salió de su casa rumbo a una finca propiedad de un familiar. Lo último que se supo de ella fue un mensaje que logró enviar a su hermana, Ana Jersy García, a las 10:27 de la mañana, en el que pedía ayuda. Al día siguiente, su cuerpo fue encontrado flotando en un río.

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En un principio, las autoridades indicaron que la joven se había ahogado. Sin embargo, su familia se negó a aceptar esa versión, pues desde un inicio notaron situaciones inconsistentes en el caso.

Su hermana Ana Jersy denunció públicamente que al momento de encontrar el cuerpo, Celsa ya no tenía consigo su anillo de graduación de bachillerato, un objeto muy importante para ella, ni su celular ni la cartuchera donde lo guardaba.

El caso es un reflejo de los niveles de violencia que enfrentan las mujeres jóvenes en Nicaragua, particularmente en zonas rurales donde muchas veces los crímenes son minimizados o mal investigados. 

Según un conteo realizado por La Lupa, hasta la fecha se han registrado 28 femicidios en Nicaragua en lo que va del año 2025, sin contar los casos de mujeres nicaragüenses asesinadas en el extranjero.

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