Que su hija se involucrara en la Rebelión de Abril de 2018 contra el Régimen Ortega Murillo, fue determinante para que Shirley Bayres fuese despedida de su cargo como Cardista (encargada de bodega médica) en el Hospital Juan Antonio Brenes de Somoto, donde laboró durante 18 años.

La carta de despido se la entregaron sin ninguna explicación después de un historial laboral impecable. A la fecha no le han pagado la liquidación e incluso le han advertido que “por golpista” no recibirá nada. Ahora está radicada en España donde ha vivido el exilio en soledad y haciendo labores que jamás se imaginó, mientras que su hija es obligada a cambiar de domicilio por las amenazas que recibe.

Tras el despido Bayres empezó a publicar información contra la dictadura, fue amenazada de muerte y agresión a través de las redes sociales.

El costo de que su hija protestara

¿Cuándo saliste de Nicaragua?

Yo salí de Nicaragua en junio de 2019. Yo trabajaba en el hospital de Somoto y fui despedida con esto de los eventos que hubo en 2018, como mi hija se involucró en las marchas azul y blanco. Era una empleada de Gobierno. Me empezaron a comentar los compañeros de trabajo que yo estaba en una lista para ser despedida.

¿Cuándo fuiste a buscar tu liquidación qué te dijeron?

A mí me despidieron en enero (2019), ya te imaginarás la sorpresa que fue eso, fue un golpe porque te despidan así, sin más, sin previo aviso, sin darte la oportunidad de hablar o preguntarle ¿por qué?

La mayoría de los que fuimos despedidos en medio de los acontecimientos ocurridos en 2018, fuimos despedidos así: artículo 47 ya no te queremos tener aquí y ya está. Sin la más mínima explicación, aunque tuvieras tanto tiempo de trabajar. Y yo muchas veces fui y apelé, incluso el del sindicato me quiso ayudar, pero me imagino que recibió amenazas y no pudieron hacer nada, luego nunca me contestaban las llamadas, la directora nunca estaba.

Para mí fue un golpe terrible, que te corran sin salario, sin vacaciones. Hace poco, en agosto del año pasado todavía mandé a preguntar por mí liquidación y la respuesta que recibí es que no estaba y como yo había sido una de las personas que había puesto denuncia en varias ocasiones en contra del Gobierno, tampoco he recibido respuesta.

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¿Dónde habías puesto denuncia?

Yo puse denuncia en los organismos de Derechos Humanos, tengo dos actas. Todos esos documentos me los traje conmigo. Mi carta de despido, las copias de las actas de las denuncias que hice en la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) y pues nada esto quedó así, sin más.

Shirley Bayres muestra su carta de despido. Foto: Dora González

¿Valió la pena participar en las protestas de 2018?

Creo que nada compensa tantos muertos, tantos chavalos asesinados y que nadie recibió una respuesta, creo que a todos nos duele. Otra cosa es que los que fuimos despedidos del Minsa fueron como 300 y aún siguen despidiendo gente. En Nicaragua está más que claro que lo que hay es una dictadura. Ha valido la pena por la parte de que el mundo entero se ha dado cuenta como estamos, con la bota en el cuello, pero no ha valido la pena por tanta sangre derramada y que no va haber una respuesta.

¿Confías en los líderes que han surgido tras las movilizaciones de 2018?

Ha sido decepcionante, los políticos como siempre con sus intereses mezquinos, digo yo, porque no se juntan y como nadie accede a sus pretensiones por así decirlo, se viene abajo. Y con este hombre que tiene a toda Nicaragua agarrada como de su propiedad, lo veo muy difícil. Yo si tengo contactos con personas que me informan, pero yo he decidido quedarme callada, por mis hijos.

¿Has dejado de publicar en las redes?

Sí, me he callado. Me tengo que morder la lengua. Ya nos pusieron la mordaza.

El esperado retorno a su país

¿Qué es lo que más extrañas de Nicaragua?

A mis hijos. Si yo los tuviera aquí no me voy, pero también en Nicaragua tengo mi casa, me pongo a pensar yo no debo estar aquí tal vez recibiendo maltrato, porque sí a veces hasta en el supermercado te ven raro, encontrás de todo, te encontrás gente muy amable que te respeta independientemente de que nacionalidad seas y hay gente que no.

¿En qué momento decidiste que España es un destino para vos?

Decido salir de mí país en primer lugar porque encontré una mano amiga, que me ofreció el billete, que obviamente no lo tenía, porque que te despidan y no hay liquidación, entonces yo no tenía dinero para estarme moviendo de Nicaragua.

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¿Cómo te imaginabas España antes y qué pensás ahora?

Bueno se te hace un nudo en la garganta, porque dejas tu país, tus costumbres, tu familia que duele mucho… Vienes a una aventura a algo nuevo, un país con costumbres diferentes a las de nosotros, ¡Dios, venía con tanto miedo!.

¿Cuál es la situación más humillante que sentís vos que has vivido?

Cuando me gritaron que era una ilegal y que no tenía derecho a nada. Lo que pasa que esa vez yo iba a cumplir el año de cuidar a una señora, el trabajo era bastante, como ella ya estaba delicada de salud tenía que estar durmiendo en una butaca para cuidarla y me dio una tortícolis, yo físicamente estaba agotada porque eran días de desvelos. Entonces yo estaba pidiéndole a mis jefes que me diera las vacaciones y la hija de la señora me gritó que no podía tener vacaciones porque yo era una ilegal que no podía pedir nada de eso.

Incluso en el trabajo anterior, que fue el primer trabajo que tuve, no me pagaban los festivos, ni me los daban descansados y era interna. Interna son las 24 horas, tenés 3 horas de permiso si es que te las dan el jefe o veces solo dos, para una vuelta, que te dé el aire un poco, relajarte y luego volver a lo mismo.

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La Lupa Nicaragua