Sema Ludrick: «Quiero ser un ejemplo deportivo para la Costa Caribe»
La atleta explica que en Nicaragua no hay mucho apoyo para las deportistas de la Costa Caribe, lo que hace que se pierdan los talentos.
La atleta explica que en Nicaragua no hay mucho apoyo para las deportistas de la Costa Caribe, lo que hace que se pierdan los talentos.
La mejor pesista nicaragüense y centroamericana tiene claro sus próximos objetivos: ganar medallas de oro en los próximos Juegos Panamericanos y tener una mejor marca en las Olimpiadas París 2024. Sema Ludrick, la deportista que destacó en los Juegos Olímpicos Japón 2020 y que consiguió dos medallas de plata y una bronce en los Juegos Centroamericanos 2017 sabe que no va a ser tan sencillo.
Sus principales retos son la falta de suplementos, recuperantes y proteínas para entrenar. Aunque recibe ayuda, los gastos son muy grandes. No obstante, esta pesista que desafió a su familia para seguir su pasión, está comprometida a romper récords en su región y así ayudar a que las demás deportistas de su región sean reconocidas.
Desde pequeña a mí me gustaba jugar fútbol y me gustaba hacer atletismo. En el 2014 yo vivía en Puerto Cabezas y estudiaba. En ese entonces jugaba fútbol. Conocí a un entrenador y me dijo que había un deporte nuevo: era el levantamiento de pesas.
Dijo que yo tenía fuerza, y que lo podía intentar porque no había mujeres, solo hombres. Me preguntó si lo intentaba, yo le dije que sí porque siempre me han gustado los deportes y practicaba todos los que podía.
Un día llegué a hacer las técnicas y me fue bien. Después el entrenador me dijo que había un viaje a Managua. Apenas tenía una semana practicando, pero le dije que sí, pero que le pidiera permiso a mi papá. Él no estaba, entonces habló con mi hermano mayor, que dijo que sí y me vine aquí a la capital a competir.
Conseguí tres medallas de oro y me posicioné como mejor levantadora. A partir de entonces me gustó, comencé a entrenar más, dejé los otros deportes y solo me dediqué a entrenar con pesas.
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Tenía cinco años cuando comencé a jugar fútbol, porque tengo varios hermanos y ellos jugaban. Mi hermano mayor sí hacía pesas, pero nunca me vino a la mente practicar ese deporte. Yo agarraba la pelota, la pateaba y después mi hermano me miró y dijo “vos sabés jugar fútbol”. Entonces me metió a una liga a escondidas, en una liga de cinco a ocho años. Comencé a practicarlo con más frecuencia y como yo tenía resistencia, me dejó en la delantera.
Después practiqué otros deportes como el voleibol, balonmano, atletismo. Ahí comencé a crecer. Ya a los 10 años jugaba todos los deportes.
Pero mi mamá y mi papá eran un poco duros. Así que yo jugaba, pero solo en el colegio, no me dejaban jugar afuera normal con una liga. Solo jugaba cuando me tocaba educación física y con otros colegios, porque decían yo era una niña y que por ende no podía hacer deportes. Pero lo seguí haciendo a escondidas. A veces le mentía a mi mamá, le decía que iba a la iglesia y debajo de la falda me ponía un short, me ponía una camisa. Iba temprano a la iglesia y después me iba a jugar a la liga.
Mi hermano siempre me apoyó. Cuando tenía 14 años iba a la liga de fútbol los sábados y los domingos. Él me llevaba en bicicleta hasta Puerto Cabezas porque estaba viviendo en Waspám. Le preguntó a mi papá si me dejaba hacer deportes en Managua, porque allá hay bastantes chavalas deportistas y son campeonas centroamericanas. Mi papá me dio permiso, pero con la condición de que siempre fuera con mi hermano, no sola.
Le dije que me iba a meter en pesas y me dijo que lo intentara porque a él también le gustaba. Él hacía ejercicio físico para mantener su cuerpo. Cuando se dio cuenta de que agarré medallas, dijo que me iba apoyar para que yo siguiera con ese deporte. También me dijo que dejara los otros deportes y me quedara solo con ese. Después salió la oportunidad de que me quedara en Managua internada, pero mi papá dijo que no. Pasó una semana, un mes, y mi papá se fue a la finca, así que mi hermano aprovechó para decirme que me fuera a Managua. “Andate a Managua, cuando venga mi papá yo voy hablar con él, pero al menos vos ya vas a estar allá”.
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Sí, de hecho sí por parte de mis compañeros de gimnasio. Una vez un entrenador cubano dijo que yo tenía talento, entonces unas compañeras del entrenamiento me dijeron que yo era una india, que cómo iba a ser la mejor pesista, pero nunca pensé así. En mi mente yo solo pensaba en entrenar duro y demostrar lo que puedo.
Concluí el quinto año de secundaria en 2014. Ahí tuve un conflicto con mi familia. Mi mamá y mi papá querían que yo terminara mis estudios. En 2015 mi papá me sacó del deporte porque yo solo entrenaba y él quería que me dedicara a los estudios universitarios. Estudié Administración de Empresas en Puerto Cabezas en URACCAN. Un tiempo después me embaracé, pero seguí estudiando, terminé primer año y cuando iba a segundo año mi esposo me dijo que estaban organizándose los Juegos Centroamericanos en 2017.
El presidente de la Federación de Pesas nos llamó a él y a mí. Dijo que teníamos talento y que si queríamos regresar a practicar, porque desde que comencé mejoraba mis marcas. Le dije que no porque tenía a mi hijo. Pero me convenció. Entrené 10 meses para los juegos. Mi esposo consiguió medallas de oro y yo dos de plata y una de bronce.
Desde ahí empecé a entrenar más, me gustó. Yo pensé que ya había terminado el deporte para mí, pero descubrí que no había acabado. Entonces cuando miraba a mi hijo tomaba motivación y ánimo. Cuando lo miro pienso voy a entrenar duro para sacarlo adelante.
Mi esposo me ayudó y me dijo que mi carrera como deportista no había terminado, porque él ha viajado fuera del país, y miraba a mujeres con dos o tres hijos que levantaban pesas. “Ahora si venís con más fuerza” me decía, porque usualmente las chavalas que no tienen hijos lo ven como un hobbie y no toman decisiones.
Ahora cuando entreno pienso diferente. Gracias a Dios soy la mejor pesista centroamericana y estoy entrenando para ser la mejor pesista panamericana, para levantar más pesas y alcanzar a las de Canadá, Ecuador. Cada día que me levanto pienso diferente.
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Significa mucho. Yo he dejado todo mi sudor, toda mi dedicación. Me levanto, voy al gimnasio y solo tengo unos minutos para poder estar con mi familia, mi hijo y mi esposo. Para mí significa mucho porque quiero ser campeona panamericana y un día si Dios me permite, quiero traer una medalla mundial en las Olimpiadas.
Igualmente las medallas que ya tengo significan mucho porque me dan motivación. Es un logro grande para todos los atletas.
Para mí fue alegre. Lo primero que me vino a la mente cuando vi que estaba clasificada es que nunca pensé que iba a ir a un Juego Olímpico, porque ahí solo van atletas élites. El día que publicaron el internacional de pesas y vi que estaba clasificada para Tokio lloré de alegría y de emoción. Me dijo mi esposo “ahí está tu recompensa de todos los trabajos que has hecho”.
Comencé a prepararme para el juego. En Tokio todo es lindo. La pasé super bien, conocí a muchos atletas, campeones mundiales, campeones olímpicos y me dio ánimo para seguir trabajando más duro para la otra Olimpiada en París 2024.
Cambié mi régimen de entrenamiento. Lo principal es la disciplina porque yo quiero ser mejor para dar mejores resultados. Nosotros entrenamos de 8:30 a 11:30 de la mañana y en la tarde de 2 a 4:30, pero eso es solo levantamiento de pesas. Después tomamos 1 hora en la mañana y en la tarde para hacer ejercicio físico y fortalecer los músculos. Nos tomamos casi 10 horas entrenando, de lunes a sábado, solo descansamos domingo.
Cada vez que estoy por agarrar la barra le pido a Dios que me deje llegar largo. Quiero ser ejemplo para mi región en la Costa Caribe. Quiero ayudarles a los muchachos de allá porque hay muchos talentos, pero nadie los apoya y yo quiero apoyarlos más adelante.
Allá en Puerto Cabezas hay otros chavalos y chavalas que practican otros deportes, practican como cinco o seis deportes: atletismo, balonmano, voleibol, fútbol, béisbol, de todo y en todos los deportes son excelentes. Así era yo, era buena en atletismo, era buena en fútbol, era buena en voleibol, también en balonmano. El último con el que me quedé fue con pesas. Tenés que descubrir en lo que sos mejor para dedicarte a un deporte.
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Podría conseguir medallas, pero solo sería posible con mucho apoyo. A mí me dan una ayuda en la Federación de Pesas y con eso sobrevivo, me compro mis suplementos. Cuando me toca competencias tengo que cuidar el peso, comer saludable, comprar recuperantes, proteína, multivitamínico para los huesos y evitar los dolores y el cansancio.
Solo en los suplementos gasto como 8 mil pesos, sin meter la comida. Es difícil. A veces no tengo mucho recuperante y ya vienen los dolores. A veces por eso me desanimo, pero sigo de pie entrenando.