El régimen orteguista continúa cometiendo graves imprudencias frente a la pandemia del coronavirus, aseguran expertos de la salud. En esta ocasión, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, anunció en su alocución del mediodía de este jueves que pretenden enviar a personas “previamente” capacitadas a visitar casa a casa, por siete días, a por lo menos un millón de familias para educar sobre el COVID-19.
La cita, según Murillo, inicia este sábado, 21 de marzo. “Este sábado, precisamente, vamos a desplegarnos en fuerza de espíritu, en gracia de Dios y con la fortaleza de la fe, la esperanza, en estos tiempos de COVID-19, donde el amor debe prevalecer. A desplegarnos, a trabajar juntos en el barrio, la comarca y la comunidad. A visitarnos, a visitar a los adultos mayores y a continuar esta intensa jornada de educación preventiva y de promoción de salud y vida», dijo la vicepresidenta.
Además apuntó que en «siete días esperamos visitar a un millón de familias, compartiendo las medidas y continuar la labor de pesquisas, todo esto como una gran brigada de salud y de familia».
La medida anunciada por Rosario Murillo, aunque supuestamente tiene como fin compartir medidas y verificar si hay personas con síntomas del COVID-19, ha sido criticada porque puede generar un posible foco de contagio.
La acción impuesta por Murillo, va lejos de lo que dicen las medidas que expuestas por organizaciones internacionales que se enfocan principalmente a pedir a los pueblos la práctica del distanciamiento social, es decir, evitar tener contacto con otras personas y procurar, en la medida de lo posible, no salir de las casas.
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Asimismo, el orteguismo ordenó que este jueves se realizara un simulacro frente a posibles desastres producidos por terremotos en todas las instituciones públicas y colegios del país, obligando a miles de nicaragüenses a exponerse a aglomeraciones.
La dictadora Murillo reveló que un millón de personas participaron en el simulacro. Además refirió que en los puertos del país se realizarán “actividades recreativas”. El régimen orteguista insiste en desacatar las recomendaciones de organizaciones internacionales que colocan, entre las primeras acciones para evitar el contagio, el aislamiento social y evitar las aglomeraciones.
En horas de la noche del miércoles, 18 de marzo, se anunció el primer caso de COVID-19 en Nicaragua, pero el régimen orteguista no ha anunciado ninguna medida de aislamiento social, cierre de fronteras o suspensión de clases.
Murillo aseguró que el caso que tienen hasta el momento se encuentra “estable” y “no ha requerido respirador, lo que significa que respira por su propia cuenta. Esos son signos positivos que transmitimos a nuestros pueblos”.
Agregó que ya están sosteniendo entrevistas con las personas que venían el mismo vuelo del portador del COVID-19, pero que están asintomático y están en seguimiento.
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