La Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, lanzó una campaña a la que nombraron ¿Qué harías por abrazar a tu hija?, en respaldo a las presas políticas de Nicaragua. En especial a Tamara Dávila que «como último recurso», realizó cinco días de huelga de hambre para ver a su hija.

Esta organización que aglutina a colectivos de cinco países de la región señala como «una gravísima violación» por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo la negativa de conceder los permisos de visita para los hijos de las presas políticas.

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«Las principales demandas de la campaña son que Tamara y el resto de personas presas políticas reciban visitas de sus hijas e hijos de manera regular cada 15 días y que se puedan comunicarse por teléfono o videollamadas cada semana», detalla el comunicado de prensa de IM-Defensoras.

Tamara Dávila y Miguel Mora, realizaron huelga de hambre en demanda del permiso para ver a sus hijos de seis y 21 años respectivamente.

En el caso de Dávila fueron más 400 días que estuvo sin ver a su única hija. La niña le enviaba dibujos y cartas, pero ella nunca las recibió porque el régimen no autorizaba su entrega. Esa fue una de las tantas razones por la que Dávila encabezó esa huelga de hambre.

Tras la primer visita que sostuvo Dávila con su hija expresó: “estoy feliz de ver finalmente a mi hija, esto debió haber sucedido desde el primer día como es nuestro derecho. Una sola visita no es suficiente. Exijo que se permitan de inmediato visitas y llamadas regulares de todos los hijos e hijas menores y con discapacidad a sus madres y padres presos políticos, incluyendo a quienes se encuentran fuera del país».

El caso de Tamara no es un caso aislado, agrega el comunicado.«En Nicaragua muchas otras personas presas políticas están siendo privadas de ver a sus hijos e hijas y, en los casos en que estás visitas se han permitido, las familias han denunciado tratos degradantes y violatorios de los derechos humanos de las niñas y niños, como obligación de desnudarse y tocamientos inapropiados, entre otros».

Esta campaña virtual utiliza el hanshtag #QueLasLiberen donde feministas y activista de Centroamérica y México se suman al llamado de libertad inmediata.

Dávila se destaca por ser una activista feminista y defensora de derechos humanos que lucha por un país más justo e igualitario y alzó su voz contra el «gobierno misógino, neoliberal e ilegítimo de Ortega Murillo». Acusada del delito de conspiración para cometer menoscabo ha sido condenada a ocho años de cárcel, que los cumple en las celdas de máxima seguridad conocida como «El Chipote» en total aislamiento.

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