Tras 39 días de permanecer confinado, el dictador Daniel Ortega compareció la tarde de este domingo 19 de julio portando, por primera vez, una mascarilla en el tan “esperado” discurso de conmemoración del 41 aniversario de la Revolución Popular Sandinista (RPS).
La actividad que había sido anunciada a realizarse de manera virtual, según la vocera del régimen sandinista, se desarrolló desde un escenario montado en la Plaza de la Revolución hasta donde Ortega se presentó acompañado de Murillo, y un gabinete, que en su mayoría se encuentra sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, asociados a corrupción y violación a los derechos humanos.
En un discurso lleno de cifras y datos sobre las muertes en Nicaragua, Ortega continuó sin admitir la gravedad de la pandemia del coronavirus en el país, limitándose a señalar que hay 91 fallecidos, una cifra menor comparada con los 12 mil 100 fallecidos por otras causas que mencionó.
Régimen se doblega ante el COVID-19
El régimen, en compañía de su gabinete, tuvo que ceder a las recomendaciones permanentes de las organizaciones internacionales de la salud para la prevención del contagio del COVID-19, haciendo presencia en el acto con mascarillas y manteniendo el distanciamiento social.
Al igual que un grupo de jóvenes ubicados en filas que formaban un círculo, con cierta distancia y cubre bocas, uniformados con la camisa representativa del festejo, quiénes, mientras sonaba de fondo la canción alusiva al excombatiente sandinista Carlos Fonseca Amador, se tomaban de las manos.
Como es costumbre, Murillo dio inicio a la conmemoración asegurando que «jamás volveremos a ser esclavos», mientras aseguró que en Nicaragua existe «libertad, dignidad». Posterior a su entrada abrió paso para ceder el micrófono al Ortega.
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Las muertes que minimizó
Ortega habló sobre los informes presentados por el Ministerio de Salud (Minsa), destacando que desde el 11 de marzo hasta el 30 de junio, en el país han muerto 12,100 personas por distintas causas, entre las que aseguró se suman también los muertos por la pandemia del COVID-19, que son 91 personas.
Ortega dijo que “gracias a Dios” en lo que va del año «ha nacido el doble de las personas» que han fallecido y enalteció las laborares del Minsa y las obras que han realizado en el primer semestre del 2020, a lo que le dedicó el mayor tiempo de su comparecencia, aduciendo que estas «acciones no cuestan un peso, porque responden a los principios del sandinismo».
Durante su discurso, agradeció al gobierno de Taiwán por las donaciones de aparatos lineales que aportan a la salud. Y señaló que el régimen ofrece “medicina para los pobres, medicina para los humildes, medicina para el pueblo”, aunque organizaciones defensoras de derechos humanos y la ciudadanía ha denunciado la negativa a ser atendido en los hospitales del Estado.
En su informe pormenorizado sobre las labores del Minsa, ofrecio el detalle de la cantidad del personal de salud que trabaja de cara para atender la crisis sanitaria del COVID-19, «contamos con 6,182 médicos en el sistema de salud», pero no brindó declaraciones sobre los despidos injustificados a médicos que, a inicios de la pandemia, demandaron equipos de protección para el sector salud.
El discurso de Ortega giró en torno a minizar la pandemia del coronavirus y enfrandecer la labor del Minsa, aun cuando no se definió una estrategia frente al covid-19, y que ha sido cuestionado por el mal manejo, la falta de medidas preventivas, el despido de médicos, la negativa a atender pacientes opositores, la represión contra los familiares de los fallecidos y la convocatoria a eventos masivos que propician el contagio, entre otros.
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Lo que no podía faltar
Como es de costumbre Ortega señaló a Estados Unidos de la intervención de este país “con armamento de guerra”, y aseguró que desde “el período de 1990 hasta abril de 2019, asesinó a más de 400 hermanos entre ellos policías y miembros del Ejército sandinista”. Resaltó que “la peor epidemia es la que provoca el hambre y esa epidemia es el capitalismo salvaje”, refiriéndose siempre al gobierno estadounidense.
Señaló a las organizaciones de Derechos Humanos como grupos de «crímenes organizados financiados por Estados Unidos», puesto que han enviado a la población a morir. Y dijo que durante los enfrentamientos de 2018 la “Policía y el Ejército pusieron sus muertos para defender al país”.
A las 6:54 PM, Ortega finalizó su comparecencia asegurando que hace 41 años juraron ser portadores de la bandera nacional y mantener “el compromiso de la paz, la unidad y la estabilidad del pueblo nicaragüense” e invitó a sus fieles a que todos juntos continúen luchando por construir la paz de la nación, “cuidándonos de la pandemia, promoviendo cultura y deporte, siempre guardando las distintas medidas”.
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Simpatizantes en caravanas en la capital
Pese a que Ortega y Murillo se quedaron en casa para comparecer de forma virtual evitando contagiarse del COVID-19, sus fieles fueron enviados en camionetas y motocicletas, acompañados de patrullas de la Policía Sandinista a rondar las calles de los barrios más populares de Managua.
En redes sociales la oposición hizo comentarios respecto a la actividad que los fieles del orteguismo mantuvieron presente, a pesar de la crisis sanitaria que mantiene al país en un incremento semanal de más de 350 casos de contagios positivos por coronavirus.
La oposición confrontó a la dictadura a través de una convocada contra marcha virtual, en la que sostenían que los pasos a seguir eran publicar fotos de la bandera nacional, conciertos, videos de las marchas vividas desde abril de 2018, así como fotografías de presos políticos y víctimas de la represión.
Las redes sociales no sólo se llenaron de publicaciones en contra del festejo del aniversario del sandinismo, debido a que las críticas contra Murillo tras la construcción del espacio tildado de “esotérico” y “satánico” enviado a ser edificado con prisa en la plaza de la revolución en Managua, fue uno de los temas más comentados por la oposición, puesto que representaba la figura de uno de los símbolos destacados del satanismo.