En el marco del Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas, organizaciones de Nicaragua continuaron demandando procesos relacionados con el establecimiento de una memoria, verdad y justicia para hacer frente al “silencio y el olvido” que pretende imponer el régimen en el país ante los hechos ocurridos tras las protestas iniciadas en abril de 2018.

Gonzalo Carrión, director del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, enfatizó que en el país existe una cultura histórica de querer olvidar el pasado.

“Siempre hemos tenido la tendencia de echarle tierra a la verdad (…) En Nicaragua, nunca hemos tenido, a propósito de la verdad, una verdadera Comisión de la Verdad, lo que hay es una verdadera comisión de la mentira que promueve impunidad”, manifestó Carrión en un evento virtual sobre “Memoria, Verdad y Justicia” coordinado por el colectivo que representa.  

El derecho a la verdad, que se celebra cada 24 de marzo en homenaje a la memoria de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 en El Salvador, se invoca cuando las víctimas exigen saber la verdad en contextos donde han ocurrido graves violaciones a los derechos humanos.

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Durante la “Rebelión de Abril”, al menos 328 fueron asesinadas por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Los familiares de las víctimas, a la fecha, exigen conocer la verdad, hacer justicia y construir una memoria.

La crisis, además dejó a más de 2 mil personas heridas y provocó que más de 100 mil nicaragüenses se exiliaran producto de la persecución y el hostigamiento.

Los perpetradores apuestan al “olvido”

La historiadora e investigadora, Margarita Vannini, recientemente dijo a La Lupa, que cuando hablamos de memoria nos estamos refiriendo a la “forma en que los pueblos, los grupos humanos, las sociedades, recuerdan el pasado, generalmente el pasado inmediato y construyen un relato sobre esos acontecimientos”.

Michael Reed-Hurtado, director de operaciones del Guernica Centre for International Justice, explicó que la construcción de una memoria implica una “acción social concertada para hacer frente al silencio y al olvido”.

“La acción social de hacer memoria requiere mucho valor e imaginación para vencer la inercia y enfrentar el poder, que siempre prefiere mantener el control sobre la organización de la memoria del pasado”, aseguró Reed-Hurtado.

En mayo de 2019, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recordó al Estado de Nicaragua sobre la necesidad de establecer procesos necesarios relacionados con la justicia, reparación y memoria,” reconociendo las violaciones a los derechos humanos cometidas y garantizando su no repetición”.

Reed-Hurtado, enfatizó que las memorias que suelen construirse en determinados lugares, “llenan vacíos sociales y hacen frente a la cantidad de mentiras que se pueden decir sobre el pasado”.

“Recordemos que el olvido es una manera de situarse frente al pasado para no revisar lo acontecido y así no reconocer el sufrimiento humano, si no se hace algo, la tendencia es hacia el olvido”, insistió.

Amnistías para olvidar

En Nicaragua, desde el pasado, se han aprobado sendas leyes de amnistía para olvidar, perdonar el pasado y, aparentemente, establecer mecanismos de reconciliación entre los nicaragüenses. 

Pablo Parenti, exmiembro del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), recordó que la construcción de una memoria es el establecimiento de la “verdad es un terreno en disputa”, es decir un derecho que, normalmente, se ejerce desde la sociedad civil frente al Estado.

El informe que presentó el GIEI el 21 de diciembre de 2018, establece que es necesario emprender una reflexión social sobre los acontecimientos del pasado, porque “solamente de esta manera se podrá romper el ciclo de crisis políticas”, que Nicaragua vive de manera repetidamente.

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“Cuando hay un Estado perpetrador, las posibilidades son mínimas de ejercer un derecho a la verdad, y ni hablar de un derecho a la justicia, incluso, cuando un Estado perpetrador ha finalizado, se ha diluido su actividad represiva, igual sigue siendo difícil que el Estado haga acciones para satisfacer las demandas por verdad y justicia de las víctimas y la sociedad en su conjunto”, apuntó Parenti.

En el evento virtual, la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, aprovechó para “rendir tributo a quienes han dedicado su vida a la lucha para promover y proteger los derechos humanos de todos” en Nicaragua.

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