La compleja situación de las condiciones sanitarias ocasionada por la pandemia de la COVID-19 incrementará los niveles de pobreza y desigualdad en Nicaragua, estima un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El informe sobre “Desigualdad y descontento social: cómo abordarlo desde la política pública”, detalla que la pandemia podría borrar los avances sociales vinculados a la reducción de la pobreza y desigualdad no solo en Nicaragua, sino en el resto de países de Centroamérica.

Esa situación, según el BID, afectará “desproporcionalmente a los más vulnerables”, por lo que es necesario que los gobiernos fortalezcan los servicios en educación y salud, por ejemplo.

Los grupos con menores ingresos se están viendo afectadas de manera desproporcionada en esta pandemia no solo respecto de su economía, sino también respecto al acceso que tienen en educación y salud, señala el documento.

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«El Estado debe impulsar medidas de protección social que permitan contrarrestar el carácter regresivo de la crisis, así como proteger las fuentes de ingreso de los grupos más vulnerables, enfatizando la protección del empleo», señala el documento.

Algunos programas que se ejecutan en el país suplen las necesidades básicas como alimentación, vivienda y acceso a recursos productivos. Sin embargo, según el informe del BID, en la actualidad no existe un programa integral de «transferencias monetarias condicionadas», lo que limita la capacidad de brindar un apoyo de subsistencia que genere medios de vida a los más vulnerables.

Lo anterior, podría «revertir la dinámica de desigualdad que se ha generado ante el choque de la pandemia», señala el informe.

Las cifras del Banco Central de Nicaragua (BCN) revelan que hasta noviembre de 2020, unos 25,044 empleos se perdieron solo en el contexto de la pandemia.

En el corto plazo, producto de la crisis sanitaria, en Nicaragua será necesario “priorizar la atención de los contagiados y garantizar la provisión de bienes indispensables”, pues el aumento de la pobreza vendrá acompañado por una distribución más desigual de los ingresos, señala el informe del BID.

“A pesar de los logros en los últimos años en materia de reducción de la pobreza y desigualdad, es necesario continuar con los esfuerzos para que Nicaragua supere sus rezagos sociales que lo separan de sus pares regionales de América Latina y el Caribe”, señala el informe.

Pobreza y pobreza extrema

La Comisión Económica para América Latina (Cepal), señaló que al finalizar el 2020, la tasa de pobreza en Nicaragua crecería entre 3.5 y 5.6 puntos porcentuales con respecto a 2019.

Por otro lado, la pobreza extrema lo haría en un rango entre 2.7 y 4.2 puntos porcentuales durante el mismo periodo, ubicando a Nicaragua entre los países de América Latina y el Caribe con “mayor incremento de la pobreza extrema en 2020”, tras los efectos generados por la pandemia de la COVID-19, sumado a la recesión económica que el país arrastra desde la “Rebelión de Abril”.

“En el país existe un alto porcentaje de la población que se encuentra en situación vulnerable, es decir, en mayor riesgo de caer por debajo de la línea de pobreza”, menciona el informe.

La crisis sociopolítica, iniciada en abril de 2018, provocó que la tasa de pobreza aumentara hasta en 3.7 puntos porcentuales ese mismo año y 4.2 puntos en 2019, según datos que el BID recoge de las publicaciones de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

La economía del país, tuvo una caída de 4.0% y 3.9% en 2018 y 2019, respectivamente, según cifras del Banco Central de Nicaragua.

No obstante, ante el nuevo choque generado por la pandemia de la COVID-19, se estimó que la tasa de pobreza podía aumentar en 6.7 puntos porcentuales en 2020. El documento detalla que en Nicaragua hay hechos que denotan una “situación de desigualdad al interior del país”.

El informe sugiere que es necesario continuar con los esfuerzos para que Nicaragua, “supere sus rezagos sociales” que lo separan del resto de países de América Latina y el Caribe. Según el BID, en el mediano plazo, el Estado deberá fortalecer el capital humano en el país, a través de mejoras en la educación, la salud y el acceso a servicios básicos.

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Lo anterior, afirma, debe hacerse con el propósito de incrementar la productividad del país, al tiempo que «mejoraría el nivel de vida de los nicaragüenses, y con esto garantizar la sostenibilidad de los avances en términos de pobreza y desigualdad».

A nivel de la región

El BID sugiere que la pandemia tendrá efectos a corto y largo plazo sobre los países de la región, además que la crisis sanitaria ha dejado al descubierto importantes brechas de cobertura de servicios públicos, como salud, educación y penetración digital.

“Los grupos vulnerables han sido afectados de forma desproporcionada por su concentración en la economía informal en el ámbito rural, muchos países de Centroamérica el 80% de los hogares en el ámbito rural no tienen acceso a cobertura médica, no pueden estudiar o trabajar a distancia (…) La crisis ha sido muy regresiva”, manifestó Marta Ruiz-Arranz, asesora económica principal en el Departamento de Países de Centroamérica, Haití, México, Panamá y República Dominicana del BID.

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