Miedo, es el sentimiento de los deportistas en Nicaragua frente a la pandemia global del Covid-19, pero sobre todo bajo un gobierno sandinista que no ha hecho nada para proteger a sus ciudadanos frente el virus.
El régimen sandinista al mando de Daniel Ortega y Rosario Murillo se han encargado de promover todo tipo de actividades masivas, contrario a todos las recomendaciones que ha señalado la Organización Mundial de Salud. Nuestro país es el único donde el deporte sigue su rumbo con la misma normalidad que la dictadura ha impuesto su poder con las armas.
La Liga de Primera División de Fútbol, por ejemplo, es la única competencia en América que sigue funcionando a pesar de los riesgos y exposición que representa para los jugadores.
Este sábado arrancaron las semifinales de ida del Torneo de Clausura. Diriangén enfrentó al Real Estelí y Managua FC se midió ante el Walter Ferreti el domingo, de esta manera se convirtieron en las únicas actividades futbolísticas en el mundo realizadas este fin de semana.
Mientras el deporte se paraliza en el resto del planeta, en Nicaragua, los directivos de los equipos de liga local siguen prestándose al discurso del régimen. Hasta finales de abril el gobierno sandinista mantiene solo tres casos activos de Covid-19 en el país y “mantiene seguimiento a toda persona que lo amerite”, se lee en el último comunicado de prensa, sin dar más detalles del alcance del contagio. Ante tanto secretismo, la ciudadanía ha entrado en temor por la respuesta tan escueta de la dictadura.
“El miedo a lo que está sucediendo en el mundo siempre está presente y en Nicaragua es igual», confesó a Reuters el portero Carlos Mosquera del equipo Deportivo Las Sabanas.
Una de las momentos que reflejó el miedo de los equipos de la liga de fútbol, fue cuando los jugadores del Diriangén FC usaron máscaras bucales para tener menor riesgo de contagio. Sin embargo, Bernardo Laurelio, jugador del club diriambino expresó su descontento por que no suspendieron la competencia.
“Los clubes pasan muchachos, la salud nuestra no, la de nuestros hijos no. No quiero jugar y no entiendo a mis colegas que no dicen nada. Somos nosotros los protagonistas nadie más. Si un plantel tiene 30 jugadores y los 30 le dicen que no quieren jugar no se juega y listo”, señaló en sus redes sociales.
No es secreto que la mayoría de los directivos de clubes de la Primera División obedecen a la política gubernamental. Por ejemplo, Juventus y Managua FC, tienen entre sus directivos, personas a cargos de la alcaldías municipales sandinistas, asimismo Real Estelí, que tiene como uno de propietarios a Fidel Moreno, secretario de la Alcaldía de Managua, también acusado y sancionado por el gobierno de los Estados Unidos por liderar los grupos paramilitares en el país.
Sanciones por negarse a jugar
El béisbol es otro de los deportes que continúa su curso. La Federación Nicaragüense de Béisbol dirigido por Nemesio Porras, leal a los Ortega-Murillo no ha querido suspender la liga Germán Pomares y las represalias para los peloteros que no quieren jugar ha sido la suspensión.
Robbin Zeledón, jugador de Jinotega fue suspendido por pedir la baja ya que tenía miedo de contagiarse de coronavirus por jugar en plena pandemia. ¿Acaso no es el deber de una federación cuidar la salud de sus jugadores? En el caso de Nicaragua, las federaciones obedecen al partido de gobierno más que a beneficio de sus atletas.
El cuerpo técnico de equipo jinotepino no tuvo comprensión con Zeledón solo por querer proteger su salud, y en su lugar lo suspendieron del béisbol por un año. Los jóvenes como este pelotero son los que menos ganan en la liga por ser de la categoría juvenil, los cuales apenas llegan a ganar 6.500 córdobas al mes, menos de 200 dólares.
Los medios de comunicación local trataron de indagar sobre el caso de Zeledón, pero el joven pelotero solo recalcó que «ya todo estaba dicho», señalando la injusta decisión de la directiva del equipo, avalado por la federación, sólo por evitar contagiarse del virus.
Velada boxística en plena pandemia
Otros de los eventos que patrocinó el régimen sandinista y suscitó duras críticas por realizarse en plena crisis de salud, fue la velada boxística organizada por Búfalo Boxing. Esta actividad se realizó en el Polideportivo Alexis Argüello en Managua, promovido por el ex bicampeón Mundial Rosendo Álvarez, y que además contó con la transmisión de ESPN Knockout.
Frente a la pantalla del televisor, solo se podía ver una escena muerta ante la pocas personas que se arriesgaron a ver las peleas. Fueron imágenes de una bizarra realidad donde sometían a los boxeadores a dar un espectáculo triste y surrealista, expuestos no solo al ridículo internacional, sino a algo peor, contagiarse del virus.
A los pies del cuadrilátero, los narradores de cada pelea, también con cubre bocas, haciendo una epifanía de los golpes que se daban los boxeadores como si se tratase de un número de circo, vanagloriando la irresponsabilidad de un gobierno que no ha seguido las medidas que señalan los expertos en la salud.
Por su parte, los nicaragüenses han tomado sus propias medidas, frente a la negligencia mostrada por sus gobernantes. En Nicaragua la dictadura sigue jugado con el coronavirus, y esta disparatada decisión sigue cobrando la vida de sus ciudadanos.