Al menos 300 casos de secuestro de mujeres, niñas y niños se han confirmado en Haití durante los primeros seis meses del año, alerta el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Esta cifra se trata del total de casos documentados durante 2022 y el triple de 2021, advierte la organización.

Los secuestros se han producido en un contexto de proliferación de las pandillas que han provocado la muerte de 2,438 personas entre el 1 enero y el 15 de agosto de 2023, de acuerdo con cifras presentadas por Ravina Shamdasani, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

En la mayoría de los casos de secuestro, los menores de edad y las mujeres son tomadas a la fuerza por grupos armados para obtener ganancias financieras o tácticas. «Las víctimas que logran volver a sus hogares lidian con profundas cicatrices físicas y psicológicas, seguramente durante muchos años», indica Gary Conille, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

“Las mujeres y los niños no son mercancías. No son moneda de cambio. Y nunca deben ser expuestos a una violencia como esta. La creciente tendencia de secuestros y raptos es extremadamente preocupante, y amenaza tanto a la gente de Haití como a quienes han venido a ayudarles”, agrega Conille.

Además de la situación de los secuestros y la violencia en las calles, se suma el colapso de los sistemas sanitarios locales y de las escuelas que sufren ataques. Por lo que la vida, salud e integridad física y emocional de los menores edad están expuestas.

Según UNICEF, «la situación general en Haití es catastrófica». Actualmente se estima que alrededor de 5.2 millones de personas necesitan ayuda, es decir, la mitad de la población, y de estas se contabilizan al menos 3 millones son niños y niñas. Sin embargo, la violencia que vive el país del Caribe dificulta la llegada de los recursos para atender a las poblaciones más vulnerables y responder a sus necesidades.

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«El aumento de la violencia, los saqueos y el bloqueo de carreteras, junto con la penetrante presencia de los grupos armados, obstruye gravemente los trabajos humanitarios, dificultando la distribución de la ayuda que tanto necesitan las comunidades afectadas. A medida que pasan los meses, se va añadiendo una capa cada vez mayor de miedo y complejidad a un entorno ya difícil para quienes proporcionan esa ayuda vital», advierte la organización.

UNICEF hace una demanda urgente la liberación inmediata y el retorno seguro de todas las personas secuestradas en Haití, así como el cese a la violencia y a los raptos.

Haití, un país sumido en la violencia

Haití se encuentra sumergido en una crisis política, económica y humanitaria desde hace años, sin embargo, la violencia e inseguridad provocadas por grupos armados ha aumentado exponencialmente desde 2021, cuando el presidente Jovenel Moïse fue asesinado en su vivienda mientras dormía.

Desde entonces, las bandas delincuenciales no solo han aumentado en número, sino también en crueldad extrema. De acuerdo a la ONU, se estima que el 80 por ciento del territorio haitiano está controlado por una pandilla. El 2023 ha sido el año más mortífero de todos, mientras que abril fue el más violento con 600 asesinatos.

«En este contexto, la violencia no sólo es cada vez más extrema y frecuente, sino que se extiende a medida que las bandas intentan ampliar su control. Zonas de la capital antes consideradas seguras, especialmente Kenscoff y Pétion Ville, así como el departamento de Artibonite, se ven ahora afectadas», indica la organización.

Pese a las distintas ayudas humanitarias que ha recibido el país, el Estado de haití no tiene la capacidad para enfrentar estos grupos. Esto ha provocado que la misma ciudadanía responda con violencia para defenderse y encontrar justicia. La ONU estima que entre el 24 de abril y el 15 de agosto más de 350 personas señaladas de pertenecer a pandillas fueron linchadas por la población local y «grupos de autodefensa».

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