Se cumple un año de la “Operación limpieza” en Carazo. Las víctimas fueron recordadas en una emotiva misa donde hubo llanto, aplausos y consignas. En un acto de burla al dolor de las madres, el FSLN amaneció celebrando con música y cohetes y la Policía asedió el templo.
A un año de la masacre perpetrada por policías y paramilitares enviados por la dictadura de Daniel Ortega para desmontar los tranques que manifestantes opositores habían levantado en Jinotepe, Diriamba y Dolores, el dolor de las madres de los asesinados sigue intacto y el clamor sigue siendo el mismo: justicia.
Este lunes se celebró una misa en la parroquia San Antonio, de Jinotepe, donde decenas de personas recordaron a las 32 personas, que según organismos de derechos humanos, fueron asesinadas en Carazo durante la “Operación limpieza” del 8 de julio de 2018.
Durante la celebración hubo llanto, aplausos, cantos y consignas para los caídos. Las madres alzaron sus voces para reclamar justicia. A un año de la masacre, ni un solo policía o paramilitar ha sido detenido. Los crímenes siguen impunes.
“Siento que fue hoy mismo que pasó esto, para mí no pasa el tiempo y quiero que se haga justicia porque no tendremos paz hasta que se haga justicia”, declaró la madre de José María Campos, uno de los asesinados.
Su hijo, de 21 años, se movilizaba en una moto y fue herido en una pierna cuando intentaba ayudar a un amigo a cruzar una pared. Lo torturaron, lo amarraron a una camioneta y lo arrastraron por el pueblo.
“Este 8 de julio no podemos olvidar a nuestros hermanos. Es verdad que no tenemos armas y nos tienen con un bozal, pero no importa porque tendremos libertad. Ese legado que dejaron nuestros jóvenes los tenemos que levantar nosotros orando para que Dios haga justicia”, dijo otra de las madres.
BURLA ORTEGUISTA
Mientras los fanáticos orteguistas amanecieron celebrando la “liberación de Carazo”. Música adulando al dictador y la quema de pólvora fue parte de las actividades matutinas catalogadas por las madres como una burla a la memoria de los caídos.
La Policía Orteguista asedió el templo y fanáticos orteguistas increparon a los familiares y los asistentes al oficio religioso reclamando “paz”. Para los orteguistas el reclamar justicia para las víctimas de la represión en Carazo, es sinónimo de “violencia”.
El ataque en Carazo dejó al menos 32 muertos y 105 personas heridas. Los heridos no pudieron ser trasladados a centros de asistencia médica ya que los paramilitares se tomaron las empresas médicas, el Hospital Regional Santiago de Jinotepe y el Hospital HARMIN, evitando con ello que recibieran atención médica.
Posterior a la “Operación limpieza”, con la que la policías y paramilitares desmontaron los tranques de Diriamba, Jinotepe y Dolores, en Carazo se desató una cacería contra manifestantes opositores.
La persecución provocó el exilio de centenares de personas. Solo en Costa Rica se estima que hay al menos 1,000 exiliados del departamento de Carazo.
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Foto tomada de Internet.