Finaliza campaña electoral en Nicaragua sin «ningún acto de campaña»
Daniel Ortega y Rosario Murillo no realizan actos de campaña pero utilizan recursos del Estado para hacer proselitismo
Daniel Ortega y Rosario Murillo no realizan actos de campaña pero utilizan recursos del Estado para hacer proselitismo
El candidato presidencial “vitalicio” del Frente Sandinista (FSLN), Daniel Ortega, no realizó ningún acto de campaña durante los 39 días de campaña electoral en Nicaragua. Desde hace varios años no realiza actividades, pero analistas coinciden que es porque «utiliza todo el aparato estatal para hacer campaña permanente» y porque este año eliminó toda competencia electoral.
Analistas consultadas por La Lupa coinciden que el dictador «confía» que los resultados de las votaciones están definidos a su favor, ya que controla el sistema electoral y no tiene una oposición que le haga competencia.
Durante la campaña que vence este 3 de noviembre, la abogada constitucionalista Asunción Moreno resalta que vio “a Ortega en completo abuso de poder, en cadenas de radio y televisión, utilizando las vacunas contra el Covid y entregando buses rusos con fines partidarios”.
El informe “Nicaragua, elecciones 2021: Un plan doloso para acabar con la democracia” elaborado por el Observatorio Ciudadano Urnas Abiertas en conjunto con el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional) y el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello detalla que “se ha evidenciado una coacción sistemática para condicionar las preferencias del votante” a favor del gobernante FSLN.
Detalla que, hasta el pasado 15 de septiembre, en 132 de los 153 municipios de Nicaragua y con la participación de al menos 23 instituciones públicas, se registró el uso de recursos del Estado para fines partidarios y electorales del oficialista FSLN.
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Moreno atribuye que la falta de campaña electoral es en parte porque Ortega no tiene competencia al encarcelar a siete precandidatos a la presidencia, y obligar al exilio a otras personas que aspiraban a postularse.
“Encarceló a la oposición y la obligó al exilio para no tener competencia, todas las oficinas públicas incluyendo las de la policía engalanadas con signos del FSLN, hace de partidos de béisbol mítines políticos, incluso a sus aliados los partidos colaboracionistas tienen prohibido hacer mítines o cualquier tipo de actividad electoral”, refiere la docente y politóloga.
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La Ley de reforma y adición a la Ley número 331, Ley Electoral de Nicaragua, en el capítulo 1 de la propaganda electoral, artículo 86, establece que los partidos políticos o alianzas de partidos, “desarrollarán actividades encaminadas a obtener los votos de los y las ciudadanas explicando sus principios ideológicos, sus programas políticos, sociales y económicos y sus plataformas de gobierno los que podrán realizar en cualquier lugar en el cual se concentren ciudadanos y ciudadanas con derecho al voto”. Además se asigna 75 días para la campaña electoral.
La misma legislación electoral en el artículo 107, párrafo cuarto establece que “se prohíbe el uso de bienes propiedad del Estado, para fines de propaganda política. En las oficinas públicas no podrá hacerse proselitismo político”.
La defensora de derechos humanos, Haydeé Castillo, también hace referencia del incumplimiento al artículo 3 de la Carta de la Organización de Estados Americanos, que decreta “el acceso al poder y su ejercicio deben ser con sujeción al estado de derecho así como la celebración de elecciones periódicas, libres y justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”.
La socióloga Elvira Cuadra aclara que “una comparecencia pública…un asunto de gobierno, no se puede considerar como una campaña política».
«Si lo que se trata es ¿cuál es la característica fundamental de esta campaña electoral?, (la respuesta) es que no hay campaña”, afirma de forma contundente, al referirse al candidato que está atornillado al poder y los partidos colaboracionistas.
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“Si hablamos de una campaña de ir a conversar con la ciudadanía, a presentar una propuesta de un plan de gobierno a conocer los problemas del pueblo, eso no existe desde hace muchos años, probablemente desde el 2007 que (Ortega) regresó al poder”, expone Castillo, quien ha dado seguimiento a las elecciones desde 1990, y formó parte de la plataforma “Panorama Electoral”, integrada por un consorcio de organizaciones que fueron despojados de su personería jurídica después de la rebelión ciudadana del 2018.
Después que Ortega regresó al poder, tras sufrir 3 derrotas electorales, Castillo señala que “se apropió indebidamente de todos los poderes del Estado”, y “según él (Ortega), no tiene necesidad de ir a promover un plan de gobierno, ni hablar con el pueblo, ni nada porque él, desde el 2007 decidió que llegó para quedarse y no para respetar la alternancia en el poder, ni someterse al escrutinio público del pueblo”.
Moreno hizo énfasis que “en Nicaragua el próximo 7 de noviembre no hay elecciones, sino votaciones, con resultados ya definidos: Ortega y Murillo se auto proclamarán presidente y vicepresidenta”. Agregó además que “se asignarán la mayoría de escaños en la Asamblea y darán algunos escaños a los partidos colaboracionistas que lo acompañan en esta farsa electoral, de tal forma que no necesita hacer campaña electoral”.
Cuadra, quien además se destaca en el campo de la investigación coincide que “Ortega está claro de que no necesita hacer campaña porque el sistema electoral está controlado por él, y los resultados del 7 de noviembre, son resultados que están prediseñados, entonces, no necesita hacer ningún esfuerzo frente a la ciudadanía para captar votos y realmente ganar la competencia electoral”.
La socióloga además señala que el resto de partidos tampoco presentan programas de gobierno, “no hay publicidad o marketing político de los candidatos, no hay actividad partidaria para promover el voto, ni ninguna otra actividad en esa dirección”.
“Realmente en este proceso 2021 no hay propiamente una campaña electoral, no lo está haciendo el partido de gobierno con sus candidatos, que son Daniel Ortega y Rosario Murillo, tampoco lo están haciendo sus candidatos a diputados y los otros partidos que están supuestamente inscritos para participar en las elecciones, tampoco están haciendo actividades proselitistas de campaña, que es lo que se supone que deberían de hacer los partidos políticos en un proceso electoral”, indicó Cuadra.
Cuadra destaca que las campañas electorales en los regímenes democráticos cumplen con tres características: justas, competitivas y transparentes.
“Justas, es decir que todos los partidos participantes y candidatos participen en la campaña en las mismas condiciones. Tiene que ser competitiva, que todas las fuerzas políticas y todos los candidatos tengan la oportunidad de ir inscribirse y de participar en el proceso. Transparente, que todo el proceso electoral y principalmente su resultado, tiene que ser absolutamente apegado realmente a la voluntad que la gente expresó a través de los votos», menciona.
Para ella lo que ocurre en Nicaragua, «tal como ha señalado la OEA y otros organismos internacionales, no se cumple las condiciones mínimas necesarias para que el proceso electoral tenga esas tres características”.
“Lo que estamos viendo es algo único, es algo dantesco, sin precedente en Nicaragua, en el que desapareció el pluralismo político y se ha quitado a los nicaragüenses su derecho a votar libremente y a elegir al candidato de su preferencia, se trata de una farsa electoral”, reiteró Moreno.
En comparación con elecciones anteriores, Moreno menciona que después del regreso de Ortega, “desaparecieron todas las instituciones democráticas y por primera vez estamos viendo que se anuló toda posibilidad de realizar unas verdaderas hace elecciones libres, con todos los líderes de la oposición presos o en el exilio, con un CSE a su medida, y toda la ciudadanía sometida a un estado de emergencia de facto en el que se a suspendido todos los derechos civiles y políticos y se persigue la libertad de prensa y libertad de expresión”.
Desde el análisis de Cuadra, el hecho de que el CSE controlado por Ortega haya disminuido casi la mitad del período de campaña, del 25 de septiembre al 3 de noviembre, cuando se había anunciado el inicio el 21 de agosto, tiene que ver con la crisis sociopolítica que inició desde hace más de tres años, en abril del 2018.
“El propósito de acortar la campaña electoral, y además de limitar las actividades proselitistas es obviamente para evitar que los ciudadanos puedan realizar en ese contexto, algunas actividades de protesta, o alguna expresión que muestre el descontento de la población con la situación del país y con el gobierno”, destacó la socióloga.
Cuadra además se refirió a la justificación del CSE para reducir el período de campaña o limitar la forma en que se iban a realizar las actividades proselitistas de los partidos políticos, como es prohibir el uso de caravanas, regular participación en eventos con 200 personas como máximo. “Usó como argumento el tema del Covid, pero por otro lado el contrasentido es que el gobierno por su lado, manda a llamar a la gente para participar en actividades masivas”.
Castillo comparte otra perspectiva, que indica a un Ortega que “vive eternamente en campaña electoral porque todos los medios de la nación están al servicio de él”.
Insiste que a pesar que “no volvió a dar conferencias de prensas abiertas, no volvió a visitar las comunidades, ni cuando hemos tenido problemas gravísimos como los huracanes, temblores, sino que prácticamente él está encerrado en su búnker y es una dictadura que desgobierna el país a través de los medios de comunicación al servicio del régimen, pero no hay contacto directo con la población. Él vive en campaña electoral permanente de una manera usurpadora y arbitraria”.