Partos prematuros, cesáreas sin anestesia, embarazadas y parturientas desnutridas cuyos cuerpos no son capaces de generar la leche que necesitan sus bebés, partos en la calle o en casa por la saturación de los hospitales, e infecciones por no poder lavar los trapos que se han visto obligadas a utilizar ante la falta de productos de higiene femenina es la nueva realidad de las mujeres en Gaza.

“Muchas mujeres han tenido que andar kilómetros con sus hijos en brazos, están en hospitales en los que prácticamente no tienen atención médica para ellas y sus hijos” y eso les está generando una sobrecarga y un estrés muy intenso. “Están extenuadas”, asevera en una entrevista con EFE la directora ejecutiva del comité español de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Raquel Martí.

Se calcula que hay 50,000 mujeres embarazadas dentro de la Franja de Gaza y que cada día nacen una media de 160 bebés, en unas condiciones terribles, sin poder llegar a un hospital, pariendo en los refugios de UNRWA, en sus casas sin atención sanitaria, en las calles entre escombros o en centros de salud absolutamente saturados “donde las condiciones sanitarias empeoran cada día y existe un riesgo elevadísimo de contraer infecciones y tener complicaciones médicas por la falta suministros y de recursos humanos y sanitarios”, afirma.

Las mujeres, explica Raquel Martí, que tradicionalmente tienen el rol de cuidadoras, están viviendo una situación extrema y traumática en la que no hay alimentos, han sido obligadas a desplazarse y tienen que cuidar a todos los familiares, muchos de ellos enfermos, y a los niños. “Es una sobrecarga inmensa que les está creando un profundo estrés e incrementando su vulnerabilidad”, agrega.

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Desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás, las mujeres y niñas de la Franja de Gaza han vivido afectaciones desproporcionadas en múltiples aspectos de sus vidas. Según Naciones Unidas, desde 2016 más de 50,000 mujeres y niñas cuyas casas fueron destruidas por el conflicto continúan desamparadas y viviendo en condiciones precarias.

Solo entre el 7 de octubre, con el nuevo estallido de la guerra, y el 24 de noviembre, cuando comenzó la primera tregua, 15,000 personas han muerto en la Franja de Gaza, de las que más de 6,150 son niñas y niños y más de 4,000, mujeres.

Mujeres y embarazadas en Gaza

La falta de acceso a los servicios de salud pre y posnatales y la inseguridad alimentaria son los principales problemas que están afectando a las mujeres en la Franja de Gaza, aunque no los únicos.

“La situación de la higiene menstrual de las mujeres es todavía más complicada porque no tenemos materiales higiénicos para poder suministrarles y eso aumenta el riesgo de infección, sobre todo en las niñas”, lamenta Martí, quien añade que ahora ni siquiera hay agua limpia para lavar los trapos que tienen que utilizar ante la falta de compresas o tampones.

Por otro lado, la falta de alimentos perjudica especialmente a las mujeres lactantes y a las embarazadas, en riesgo de sufrir desnutrición. Otras, no han podido dar de lactar y han tenido que recurrir a biberones preparados con agua no potable.

“La desnutrición afecta negativamente a su sistema inmunológico y a la posibilidad de contraer enfermedades maternas relacionadas con la anemia, pero también con la presión arterial, daños hepáticos o renales que normalmente suelen ocurrir en las mujeres embarazadas, hemorragias, etcétera. Y este es otro factor que aumenta el riesgo de fallecimiento de las madres y de los bebés”, menciona.

El alto estrés que genera esta situación y los largos recorridos que hacen, sumado a la falta de cuidados alimenticios, han provocado un aumento de un 30% en los partos prematuros y se han duplicado los casos de desprendimiento de placenta, según cifras de Oxfam, que también alerta de que recién nacidos de hasta tres meses “mueren de diarrea, hipotermia, deshidratación e infecciones”.

En los 13 refugios que Oxfam tiene en el norte de Gaza al menos un recién nacido murió en octubre “por causas totalmente evitables”, dice la organización.

A otros bebés prematuros que se encontraban en el hospital Al Shifa, y cuyas incubadoras habían dejado de funcionar hace días por la falta de electricidad, los trasladaron a hospitales de Egipto y del sur de Gaza para que puedan recuperarse y posteriormente reencontrarse con sus familiares. Un traslado en el que no permitieron que fuesen acompañados de sus madres.

El personal sanitario del Hospital de Al Arish cuida de los niños prematuros que evacuaron de la Franja de Gaza hacia Egipto. EFE/Carles Grau Sivera

Riesgo de abusos infantiles y uniones tempranas

Además, como consecuencia del conflicto, no todos los niños y bebés están logrando volver con sus familias. Raquel Martí afirma que muchos menores, especialmente los rescatados bajo los escombros, han llegado solos a los hospitales.

“Es dificilísimo encontrar a sus familiares porque probablemente muchos de ellos o han muerto o continúan bajo los escombros sin poder ser rescatados. Esto va a crear un problema elevadísimo porque también puede haber muchas familias que se desplazaron y sus hijos se encuentran en los hospitales y que no hayan podido poder llevarles consigo porque no podían sacarlos por su situación médica”, explica.

Por otro lado, las escuelas y colegios en Gaza llevan más de 40 días cerradas, lo que hace a los niños y niñas “más susceptibles de abuso”. “No hay prácticamente actividades más allá del apoyo psicosocial que intenta hacer UNRWA en los albergues”, denuncia.

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Esta ausencia de actividades provoca también que los niños y las niñas se involucren más en el trabajo doméstico “a una escala muchísimo mayor en el cuidado de los familiares”. “Incluso vemos muchas escenas de menores en los hospitales cuidando a sus hermanos heridos o a sus propios padres y madres. O si sus padres y madres están en los hospitales tienen que afrontar el cuidado de sus hermanos más pequeños u otros familiares en los refugios o en la calle”.

En el caso de las niñas, existe también un alto riesgo de que sean víctimas de uniones tempranas, explica Martí, pues las familias las pueden entregar a hombres desconocidos a cambio de dinero. “Estamos inmensamente preocupados porque el matrimonio infantil se utilice como un mecanismo para afrontar esta situación que vamos a encontrar cuando termine la ofensiva militar”, dice.

Las escuelas en Gaza llevan más de 40 días cerradas, lo que hace a los niños y niñas “más susceptibles de abuso”. EFE/EPA/MOHAMMED SABER

Aumento de la violencia de género

Raquel Martí advierte también de que el hacinamiento en los albergues y refugios está produciendo un aumento de la tensión con el consiguiente riesgo de que aumente la violencia de género debido a los problemas intrafamiliares, situación que pone en grave riesgo a las mujeres y sus hijas e hijos.

“Hay que tener en cuenta que han colapsado todas las estructuras sociales de Gaza y que ahora mismo no hay ni asociaciones ni ONG ni hospitales que puedan atender la violencia de género”, señala.

“En esta situación es muy difícil identificar la violencia de género y es muy difícil que las mujeres denuncien la violencia de género porque, además, no hay suficientes servicios para poder detectarla”, añade Martí, quien refiere que “nos llegan los casos cuando son extremos o cuando algún familiar, mayoritariamente femenino, cuenta esta información al personal”.

UNRWA ha hecho una evaluación rápida para detectar todos los problemas de las mujeres y poder abordarlos pero, reconoce Martí, en la situación en la que se encuentra Gaza bajo un asedio férreo en el que las agencias humanitarias “tenemos que estar mendigando la entrada de ayuda humanitaria” y en el que se está produciendo un desplazamiento forzoso de 1,7 millones de personas hacia el sur de la Franja de Gaza (un territorio de 365 km cuadrados), “realmente no hay posibilidades de hacer más”.

Por eso solicitan un alto al fuego definitivo y más treguas humanitarias que les permitan evaluar las necesidades de toda la población y así poder llevar ayuda y personal necesario para afrontar la situación.

Por lo pronto, está previsto que la primera tregua, mediada por Catar, Egipto y Estados Unidos, dure hasta este 1 de diciembre tras haberse prorrogado un día más.

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