El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, mintió en al menos una decena de ocasiones durante su discurso en el acto central en conmemoración del 40 aniversario de la Revolución Popular Sandinista, este 19 de julio, en Managua. El equipo de CHEQUIALO siguió el discurso de 34 minutos del mandatario, realizando un ejercicio de fact-checking de sus declaraciones.
En su intervención, Ortega enterró las posibilidades de reanudar las negociaciones con la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), establecidas como un segundo intento para buscar una salida pacífica a la crisis sociopolítica, y varadas desde mediados de mayo.
Al mismo tiempo, descartó la posibilidad de adelantar las elecciones presidenciales, previstas para noviembre de 2021, tal como han demandado cientos de miles de nicaragüenses, tras el estallido social de abril de 2018, violentamente reprimido por agentes de la Policía Nacional y grupos armados que organismos internacionales de derechos humanos califican de paramilitares o parapolicías, y son ilegales bajo la Constitución Política vigente.
Las mentiras del mandatario se calificaron en:
- “Falso”, cuando abiertamente declaró contra hechos concretos.
- “Antojadizo”, cuando manipuló hechos en su beneficio.
- “Engañoso”, cuando alteró datos reales a su conveniencia.
1. Persecución a la Iglesia católica
“Aquí no hay restricción para ninguna Iglesia, ni católica, ni evangélica. Es un derecho del pueblo optar a qué Iglesia va”
FALSO. Ortega inició su discurso saludando a los invitados de las Iglesias católicas y evangélicas, destacando que, “desde niño”, él se formó en el catolicismo. Afirmó que “las puertas de Nicaragua” están abiertas para los religiosos y que en el país “no ha restricción para ninguna Iglesia”. Efectivamente, la Constitución Política de Nicaragua establece la libertad de culto. Sin embargo, su Gobierno ha cerrado el paso a misioneros católicos y otros religiosos, que no sean sus invitados oficiales.
En agosto de 2016, unos 300 misioneros de México y Centroamérica, que tenían previsto participar en un encuentro religioso en Panamá, tuvieron que cancelar su viaje por no completar las nuevas medidas migratorias dictadas por el Gobierno, que entonces vararon a al menos otras dos misiones católicas.
Más recientemente, un informe del Departamento de Estado, de Estados Unidos, titulado “Libertad Religiosa Internacional”, destacó la persecución del Gobierno de Ortega contra la Iglesia católica nicaragüense desde abril de 2018. Las acciones registradas incluyen: calumnias, investigaciones arbitrarias por parte de agencias gubernamentales por cargos infundados, retención de exenciones fiscales, reducción de las apropiaciones presupuestarias, negación de servicios religiosos a los presos políticos, amenazas de muerte, detenciones ilegales y agresiones verbales y físicas, incluso dentro de las parroquias, de parte de simpatizantes del Frente Sandinista.
Esta misma semana, monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa, denunció la presencia de hombres armados en Terrabona.
“Pude ver con mis propios ojos cómo ante la multitud de fieles que venían acompañándome y que se encontraban muy molestos y enardecidos por sentirse lastimados en su dignidad, con sus manos limpias y su propia humanidad prácticamente se enfrentaron a estos hombres que andaban vestidos del típico pinto militar, con fuerte armamento de AK-47 y apertrechados hasta los dientes de municiones y, ante la valentía del campesinado… (los armados) se desplazaron prácticamente huyendo de los campesinos”, denunció monseñor Álvarez. La Arquidiócesis de Managua lamentó el hecho y extendió su respaldo al obispo de Matagalpa.
Antes, el 15 de junio, una decena de personas resultó con golpes y heridas en la Catedral de León, después de que un grupo de fanáticos del Gobierno atacaron con piedras, botellas de vidrio y palos a feligreses católicos y manifestantes, mientras participaban en una misa por el primer aniversario del adolescente Sandor Dolmus, un monaguillo de ese templo católico, asesinado durante un ataque paramilitar contra esa ciudad.
También en otros templos, como en la iglesia San Antonio, de Jinotepe, policías asediaron a la poblaciónque participó el ocho de julio en la misa del primer aniversario de la masacre vivida en las ciudades de Diriamba, Jinotepe y Dolores, del departamento de Carazo, cuando el Gobierno ordenó la llamada “Operación Limpieza”, que dejó más de treinta muertos, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
El Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni) registró un incremento en la represión contra las celebraciones religiosas, que la CIDH calificó como “graves restricciones a las libertades públicas”.
2. Políticas migratorias
“No se puede detener la migración hacia los Estados Unidos… a final de cuentas es un derecho”.
ANTOJADIZO. Ortega se refirió a la migración a Estados Unidos para introducir su queja tácita contra las sanciones internacionales, que ya han alcanzado, de parte de Estados Unidos, a once funcionarios de su Gobierno, incluyendo a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo y su hijo Laureano Ortega Murillo, a cargo de la agencia público privada de inversiones ProNicaragua. El Gobierno de Canadá también ha sancionado a nueve de esos mismos funcionarios. Y, el pasado 11 de julio, los senadores estadounidenses Ted Cruz, del Partido Republicano, y Robert Menéndez, del Partido Demócrata, solicitaron al secretario de Estado, Mike Pompeo, sancionar a Ortega y ocho altos cargos policiales involucrados en la represión oficial a las protestas contra su Gobierno.
Según Ortega, las sanciones y agresiones económicas se utilizan “ahora como nunca en la historia, sin límites ni fronteras de ningún tipo” como “arma de chantaje para detener la migración”.
Sin ser específico, Ortega habría aludido con sus declaraciones a la forma en que el Gobierno del mexicano Andrés Manuel López Obrador aceptó desplegar soldados en su frontera e incrementar la seguridad de las rutas migratorias para frenar la migración al país anglosajón, después de que la Administración de Donald Trump le amenazó con imponer aranceles. Tras la medida, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza informó a principios de este mes que los arrestos en la frontera sur de Estados Unidos disminuyeron un 28% en junio (104,000 arrestos), respecto a la cifra de mayo, cuando se registraron 144,000 detenciones.
Ortega obvió que en noviembre de 2015 su Gobierno cerró el paso a miles de cubanos en tránsito a Estados Unidos, que permanecieron varados en la frontera norte de Costa Rica durante más de dos meses. Unos 8,000 cubanos esperaron infructuosamente que Nicaragua les autorizara su paso por el país. A mediados de enero, superada la crisis internacional impulsada por Ortega, los primeros 180 cubanos lograron llegar a Estados Unidos, procedentes vía terrestre y aérea desde México.
Seis meses más tarde, el drama fronterizo se repitió con migrantes de origen haitiano y africano, a quienes el Gobierno de Ortega también les bloqueó la frontera, en un acto calificado de “indolencia”. En agosto de ese año, siete hombres y una mujer de origen africano, que intentaban cruzar el país ilegalmente, se ahogaron en río Sapoá. Sus cuerpos fueron encontrados días después en las costas del lago Cocibolca.
Luego, a finales de septiembre de 2017, el camerunés Mbang Atanga Azehfor, de 23 años, murió a balazos en el empalme de La Virgen, en el departamento fronterizo de Rivas, cuando militares y policías dispararon contra un grupo de migrantes y “coyotes” que los trasladaban desde Costa Rica. Meses más tarde, su madre Atanga Mary Frinwie, quien llegó al país exigiendo justicia para su hijo, fue acusada por las autoridades nicaragüenses de pertenecer, junto con el joven asesinado, a una red de trata de personas.
3. Sanciones internacionales
“Un Estado no puede sancionar a otro Estado. Un Estado que actúa de esa manera está cometiendo delitos de índole internacional. Es algo insostenible. Al final de cuenta, ¿quiénes sufren? Sufren los pueblos”.
FALSO. Hasta ahora, ningún Gobierno del mundo ha sancionado al Estado de Nicaragua. Las sanciones que han aplicado los gobiernos de Estados Unidos y Canadá son contra funcionarios del Gobierno y familiares del presidente Ortega.
Tras la represión contra las protestas ciudadanas, Estados Unidos ha sancionado a 10 personajes cercanos a Ortega, además del Banco Corporativo (Bancorp), brazo financiero del partido de Gobierno. Los sancionados han sido:
En julio de 2018:
- Francisco “Paco” Díaz, jefe de la Policía Nacional y consuegro de la pareja presidencial.
- Fidel Moreno, secretario general de la Alcaldía de Managua, y operador político de Rosario Murillo.
- Francisco “Chico” López, tesorero del FSLN, vicepresidente de Albanisa y ahora expresidente de DNP Petronic.
Noviembre de 2018:
- Rosario Murillo, primera dama y vicepresidenta.
- Néstor Moncada Lau, custodio de la Secretaría General del FSLN y el operador político número uno del régimen.
Abril de 2019:
- Laureano Ortega Murillo, hijo de la pareja presidencial, a cargo de la agencia público privada de inversiones Pro Nicaragua.
Junio de 2019:
- Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Nacional, presidente del Frente Nacional de los Trabajadores e interventor de Murillo.
- Sonia Castro, ministra de Salud.
- Óscar Mojica, militar en retiro y titular del Ministerio de Transporte e Infraestructura.
- Orlando Castillo, director del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos.
Las sanciones congelan los bienes que el sancionado pueda tener en Estados Unidos y prohíben a las empresas de ese país de hacer negocios con ellos. Además, los bancos nacionales que tengan relaciones con Estados Unidos deben abstenerse de relacionarse con los sancionados, o serían sancionados.
A mediados de julio, dos senadores estadounidenses también pidieron sanciones contra Ortega y ocho altos cargos policiales. Hasta ahora, solamente Kim Jong-un, de Corea del Norte, Bashar Al Assad, de Siria, y Nicolás Maduro, de Venezuela, son los únicos jefes de Estado castigados por Estados Unidos en el ejercicio del poder. Sin embargo, las sanciones no son contra el Estado de Nicaragua, ni contra su población directamente, por lo que Ortega mintió en su discurso.
4. “El golpe de Estado”
“La destrucción que provocó pérdida de vidas, pérdidas económicas, desempleo, el intento de golpe que le quisieron llamar ‘levantamiento popular’, aquí tuvimos paciencia”.
FALSO. En el acto de conmemoración del 40 aniversario de la Revolución Popular Sandinista, de la que el Gobierno de Ortega ha proclamado que ejecuta su “segunda etapa”, el mandatario se refirió al estallido social en contra de su Gobierno, que surgió tras el anuncio de unas fallidas (y finalmente impuestas) reformas al sistema de Seguridad Social. Sin embargo, los hechos contradicen el origen de la destrucción y su presunta “paciencia”.
El 18 de abril, decenas de jóvenes universitarios, en solidaridad con jubilados golpeados en León y Masaya, y profesionales de clase media se autoconvocaron en el sector de Camino de Oriente, sobre la Carretera a Masaya, para protestar contra las reformas. Fanáticos con camisetas de la Juventud Sandinista, motorizados y policías golpearon a los manifestantes. Al día siguiente, fueron asesinadas las primeras tres víctimas: Richard Pavón, estudiante de secundaria, de 16 años; Darwin Urbina, trabajador de un supermercado, de 29 años, y Hilton Mazanares, suboficial de la Dirección de Operaciones Especiales, de 33 años. A septiembre de 2018, la represión de su Gobierno contra las protestas sumada 325 muertos confirmados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Además, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ha revelado que el Gobierno cometió crímenes de lesa humanidad.
- Lee aquí el Informe del GIEI sobre los hechos de violencia ocurridos entre el 18 de abril y el 30 de mayo de 2018.
El ataque de policías y paramilitares armados con armas de guerra contra manifestantes, en su mayoría desarmados, ha dejado además más de 3,000 heridos, decenas de desaparecidos, más de 700 presos políticos (de los cuales más de 80 continúan en las cárceles del país), y unos 70,000 nicaragüenses en el exilio, huyendo de la persecución política. La crisis sociopolítica y la falta de una salida pacífica, tras el fracaso de dos intentos de diálogo nacional, han conducido también a una crisis económica, que ya suma más 450,000 desempleados, según estadísticas de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).
La “paciencia” tampoco logró sumar las 24 horas. Una investigación del diario digital Confidencial, publicada en noviembre de 2018, reveló que “el 19 de abril al mediodía, la maquinaria política del Frente Sandinista fue convocada a una reunión de emergencia en el auditorio del Parque Japonés”, donde Fidel Moreno “llegó con una orden terminante de la Jefatura Nacional a los secretarios políticos: ‘Vamos con todo… no vamos a dejar que nos roben la revolución’”. La investigación sostiene que la decisión circuló de inmediato hacia toda la estructura partidaria del Gobierno y los territorios. Horas más tarde, murieron las primeras tres víctimas.
5. “La mano del imperio”
“Se fue descubriendo que no hubo tal levantamiento popular, que eran los mismos intereses de quienes asesinaron a Sandino, los somocistas que se juntaron para derrocar al Gobierno sandinista. Quedó claro que con ellos y detrás de ellos, siempre estuvo la mano del imperio”.
ANTOJADIZO. Casi desde el inicio de las protestas, Ortega ha promovido la teoría de un intento de golpe de Estado promovido por Estados Unidos, pero no ha presentado pruebas que comprueben su argumento.
Lo que sí es real es que Estados Unidos, al igual que la Unión Europea y al menos 21 miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) han condenado públicamente la represión dirigida por el Gobierno. Este mismo 19 de julio, la subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Kimberly Breir, comentó en su cuenta de Twitter: “Mientras Ortega celebra el 40 aniversario de su ascenso inicial al poder, los nicaragüenses no olvidarán su brutal represión que comenzó en abril de 2018. Estados Unidos está con la gente de #Nicaragua en su valiente lucha por recuperar su democracia”.
También organismos de derechos humanos nacionales e internacionales han desmentido la teoría de un intento de golpe de Estado. “El Estado nicaragüense mantuvo un discurso criminalizador, en el que denominó ‘terrorista’ o ‘golpista’ a toda persona que se manifestara en contra del Gobierno, con el fin de justificar sus acciones violentas”, argumentó en octubre de 2018, Amnistía Internacional.
6. “Seguimos construyendo”
“…a pesar de los recortes del Presupuesto, seguimos construyendo carreteras, seguimos construyendo caminos, seguimos construyendo escuelas, puestos de salud, hospitales”.
ENGAÑOSO. Producto de la crisis sociopolítica y económica, el Presupuesto General de la República ha disminuido y con ello se ha reducido la inversión pública, el gasto en salarios, los subsidios, y las transferencias a municipios, asociaciones, universidades e iglesias del país.
La caída de la recaudación tributaria en 2,584.8 millones de córdobas en el primer trimestre de 2019, respecto al primer trimestre de 2018 (un -11.2%), ha obligado a la austeridad y el drástico recorte del gasto público.
Un reportaje de El Nuevo Diario reveló que la caída del 25% en la recaudación fiscal ha dejado en suspenso una serie de proyectos clave en Managua, como los últimos tramos de la Pista Larreynaga, la conexión entre Ciudad Belén y Sábana Grande, el cementerio de esta último sector y la construcción del parque Las Piedrecitas. Además, tampoco hay capacidad para emitir bonos que financien la ampliación de la pista Juan Pablo II.
Según el Informe de Ejecución Presupuestaria de enero a marzo de 2019, publicado por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP), en los primeros 90 días del año al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social tampoco se le había entregado ni un córdoba de los 250.6 millones que se debieron transferir en concepto de ‘Aporte Estatal’. Igual ocurría con los 160.8 millones que deberían entregarse para cubrir las pensiones especiales.
Asimismo, las 153 alcaldías del país, de las cuales 135 están controladas por el partido de Gobierno, deberían haber recibido 6,416 millones de córdobas al finalizar marzo, pero solo se les había transferido 233.5 millones, equivalente a 3.6% del total, reduciendo drásticamente la disponibilidad de recursos para impulsar programas en los territorios.
7. Preparados para ganar
“En el 2021 vendrán las elecciones, y nosotros, ahí sí, nosotros ya estamos preparados para ganar esas elecciones”.
ENGAÑOSO. Históricamente, el Frente Sandinista ha contado con un voto disciplinado y gran capacidad organizativa, que le permite cubrir con sus estructuras cada territorio del país. Sin embargo, su base máxima verificable es el 38% de los votos válidos con el que Ortega logró regresar a la Presidencia en enero de 2007.
Después de imponer una reforma a la Constitución Política para anular el doble candado contra la reelección consecutiva y para un tercer período, Ortega se ha mantenido en la Presidencia tras las elecciones de 2011 y 2016.
Según los datos oficiales, en 2006 Ortega tuvo 854,316 votos (38%) en unas elecciones donde participó el 61.23% de los ciudadanos convocados a votar; en 2011, logró 1,569,287 votos (62.46%) en unos comicios con el 73.9% de participación, y su porcentaje de votos creció en 2016 al obtener 72.44% (equivalente de 1,806,651 votos) con una participación del 68.20% de los votantes.
Sin embargo, observadores nacionales e internacionales han constatado las amplias irregularidades de los procesos y el incremento de la abstención, mientras el FSLN domina además todo el sistema electoral, con el apoyo de partidos satélites. Los organismos han sugerido una reforma electoral y una renovación completa del sistema. En febrero de 2017, Ortega firmó un memorándum de entendimiento con la Secretaría General de la OEA, para reformas electorales que siguen sin ejecutarse. Mientras, tras el estallido social y la represión, la popularidad de Ortega ha descendido a sus picos más bajos.
8. Militancia con “disciplina consciente y voluntaria”
“Sé que este ha sido un acto que ya tiene unas cuantas horas, muchos llegaron a la plaza desde la una o dos de la tarde. Pronto serán las siete de la noche. ¡Qué disciplina, consciente y voluntaria! Aquí nadie está a la fuerza, aquí nadie está obligado”
FALSO. El apoyo popular presumido por Ortega en celebraciones anteriores del 19 de julio quedó en entredicho en los últimos días. Una vez más, el Gobierno, a través del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) ordenó a los prestadores de servicio de televisión por suscripción, radiodifusión televisiva y canales de televisión nacional a transmitir el discurso del presidente, tal como informó el diario La Prensa.
En redes sociales y medios de comunicación se reportaron medidas de presión para que los trabajadores del Estado participaran en el acto celebrado en la Plaza de La Fe. El Gobierno también redobló la presión en las instituciones públicas para garantizar que los empleados asistieran al acto.
“Van a pasar lista al inicio y al final. Ya no te podés escapar. Si te vas te corren”, confió un trabajador de una institución estatal al diario digital Confidencial.
La concurrencia también fue visiblemente menor a la de años anteriores, a pesar de que los medios oficiales mostraron imágenes donde la Plaza de la Fe parecía llena. Durante el discurso de Ortega, luego de las seis de la tarde, los medios mostraban la plaza llena y el cielo aún lucía claro. Al finalizar Ortega, mostraron imágenes de fuegos artificiales con el cielo completamente oscuro. Un hecho que no pasó por alto en redes sociales.
9. “Aniversario del triunfo contra el golpismo”
“Seguimos en la lucha para alcanzar nuevas victorias en este 40 aniversario del triunfo de la Revolución, que también es el primer gran aniversario del triunfo contra el golpismo”
ENGAÑOSO. El mandatario cerró su discurso afirmando que no solo conmemoraban el 40 aniversario del triunfo de la Revolución que derrocó a la dinastía somocista, sino también lo que calificó como “el primer gran aniversario del triunfo contra el golpismo”, reiterando el argumento oficial del “fallido intento de golpe de Estado”.
Un año atrás, no había certeza de que Ortega lograra reunirse en esa misma plaza para el 39 aniversario. Para el 12 de junio, se calculaban más de 200 tranques en el Pacífico, Centro y Norte de Nicaragua, además de cientos de barricadas en los barrios de Masaya, León, Managua y decenas de municipios donde los pobladores intentaban bloquear el paso a los ataques que se registraban por las noches abordo de patrullas o camionetas doble cabina.
El Gobierno ordenó entonces la llamada “Operación Limpieza”, un conjunto de ataques de policías y grupos armados para desmontar los tranques y barricadas que la población levantó en diferentes barrios y carreteras de todo el país. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) califica estas jornadas como la segunda de las cuatro etapas de la represión oficial y la más sangrienta de todas: al menos 155 personas fueron asesinadas en 42 días, desde el primer ataque el 12 de junio, contra los barrios orientales de Managua, hasta el 24 de julio, contra el barrio Sandino, de la ciudad de Jinotega, el último tranque que quedaba cuando el 19 de julio de 2018, Ortega proclamó la derrota contra el supuesto golpe de Estado en su contra.
10. La presidencia de William Walker
“Fue una realidad que Nicaragua tuvo un presidente yanqui, increíble, y reconocido por el Gobierno de los Estados Unidos en ese momento, William Walker”
ENGAÑOSO. No se trata de la mentira más relevante del discurso de Ortega, pero si es una de sus mentiras más recurrentes. En cada uno de sus últimos seis discursos públicos, para introducir el tema infaltable del “imperialismo”, Ortega ha relatado cómo Nicaragua tuvo por presidente al filibustero William Walker y este fue reconocido por el Gobierno de Estados Unidos.
La realidad es que en junio de 1856, el que está calificado como el más reconocido de los filibusteros estadounidenses del siglo XIX, William Walker (nacido en Tennessee, en 1824, y fusilado en Honduras, en 1860) abolió el gobierno provisional de la época y a través de un nuevo Gobierno, nombrado por el mismo, convocó a elecciones el 29 de junio del mismo año. Según relató Walker en sus memorias “La guerra en Nicaragua”, hubo una participación masiva, en la que él fue electo con 15,835 votos, y fue juramentado el 12 de julio en la Plaza Mayor de Granada.
El ministro de Estados Unidos ante Nicaragua, John H. Wheeler, reconoció a Walker como presidente del país y participó en su toma de posesión y un brindis. Incluso, fue un fuerte aliado de Walker y su gestión de conquista sobre Nicaragua, al punto de ser conocido como el “ministro filibustero”. Sin embargo, el Gobierno de Estados Unidos desaprobó su conducta y le ordenó renunciar y regresar a Washington. Wheeler presentó su renuncia ante el presidente Franklin Pierce el 2 de marzo de 1857.
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Este artículo es una colaboración del medio de verificación de datos, Chequialo.
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