Desde que la cuarentena empezó en la Ciudad de México he creado cierta rutina de vida, inicio tomando café con cardamomo, y aprovecho este largo y solitario momento para leer noticias sobre Nicaragua. Saber sobre mi país es mi primera necesidad existencial del día, me parece que un “algo” va a suceder y me enteraré tarde, leo y hablo conmigo misma, y me hago preguntas, me respondo yo misma.  Al final del día, el Garatuzo y yo vemos la conferencia que el gobierno de México dicta a las siete de la noche para informar a su población, ahora vivo en México, así que, me he ido acostumbrando a ser informada por el gobierno y sus científicos, algo que hasta antes del 2020 en mi vida como ciudadana nicaragüense era una utopía.

Por eso me animo a escribir y reflexionar sobre cómo es ser una ciudadana nicaragüense con residencia en México, cómo es eso de tener el cuerpo aquí protegido para no enfermar y tener el pensamiento puesto en Nicaragua, donde siempre me enfermo.

Nicaragua, la pandemia en tiempos de dictadura

Como parte de un curso académico que llevo, debía hacer un análisis multimodal, la pandemia ya estaba instalada en el mundo y yo no podía dejar de pensar en la salud mi hijo, su padre, mi madre, mi familia que estando en Nicaragua corren un riesgo mortal, el de tener como administradores de la pandemia a una dictadura como la de Ortega y Murillo.

Un día amaneció y siguiendo mi rutina, vi en canales oficialistas una convocatoria, con la que confieso, lloré de rabia, de tristeza y de desconsuelo, pensé ¡Gabo, se quedó corto, Nicaragua es Macondo evolucionado!, tomé el afiche de la convocatoria, se lo envíe a mis amigas mexicanas y mis profesoras, estaban incrédulas y les tuve que afirmar que no era noticia falsa, que yo había verificado la fuente.

Y es que, creo que los propios y complejos conflictos históricos políticos de México y su actual ansiedad por la forma de gobierno que López Obrador está desarrollando, les lleva a ensimismarse y a enterarse muy poco de otras realidades, principalmente la Centroamericana, así que decidí que mi trabajo de curso sobre multimodalidad, sería sobre la marcha “El amor en tiempos de COVID-19”, convocada desde de FLSN el día 14 de marzo.

La semiótica de un delito anunciado

El afiche analizado como evento semiótico, representa un aspecto de la vida de los nicaragüenses, que no hay que pasar por alto, pues como ya lo ha dicho el CENIDH, en su informe del 31 de marzo, con este y otros eventos se puede demostrar la criminalidad de la dictadura como responsable de los contagios y muertes por COVID-19, que se darán en Nicaragua.

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El afiche de esta convocatoria posee la modulación de seis colores con sus respectivas sombras (rosado, celeste, amarillo, verde, blanco y azul), estos colores usados hacen de esta convocatoria un evento “oficial” de gobierno, pues han sido la marca elegida por Rosario Murillo para identificar sus eventos desde el retorno al poder en el año 2006. Estos tonos de colores, expuestos en esta forma, se convierten en la firma simbólica de Murillo, así podemos entender quién convoca a este evento.

El afiche tiene al menos tres participantes identificados: el emisor, responsable de construir y divulgar el texto, que es el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), liderado por Rosario Murillo, el destinatario que, aunque no es nombrado directamente, porque no se ve con claridad hacia quien va dirigido, sí se logra deducir que el destinatario genérico son sus militantes, porque son presentados en la foto de fondo. La foto de fondo intenta crear una imagen de apoyo masivo, algo que les es urgente reafirmar al menos mediáticamente para contrarrestar el desprestigio social que tiene la dictadura.

Insiste en conjugar verbos en primera persona

La saturación de mensajes, cada uno con una tipografía, un borde y un color diferente constituyen el eje central del afiche, hay un vector de unión entre los mensajes y la foto, el “caminamos” y “unimos”, estos vectores verbales buscan crear la idea de que el Frente Sandinista tiene apoyo masivo, Rosario Murillo sabe que el apoyo que tiene es raquítico y pende de un hilo, sus propios militantes siguen ahí por fidelidad con el simbolismo que aun representa Ortega para los viejos militantes que se quedaron pese a toda la corrupción en el Frente, por eso insiste en conjugar verbos en primera persona plural, intenta con verbos, colores y fotos, masificar lo que está en su mente, pero sólo en su mente; que la gente los apoya.

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Sobre los siete distintos mensajes que contiene el afiche, por demás está decir que tienen errores ortográficos que ojalá la Real Academia al sentarse con Rosario Murillo le hubiese hecho notar, saltándonos esta obviedad, vemos que lanza un mensaje a quienes nos oponemos a la Dictadura, Rosario nos manda a decir “seguimos venciendo”, el mensaje de “fe, vida y esperanza”, intenta hacer un vínculo por demás forzado con las virtudes teologales del cristianismo “Fe, esperanza y caridad”, finalmente llamar a esta marcha “amor en tiempos del covid-19”, es una forma de trasmitir que sabe de literatura, pues es una mal lograda parodia de la gran obra de García Márquez, El amor en tiempos del cólera.

Pero ninguno de los elementos semióticos del afiche de Rosario Murillo, logran ocultar que, al 13 de marzo, día en que se emite el afiche, la OMS registró un total de 145, 570 infectados y 5.407 muertes por el COVID-19, para esa fecha ya había sido declarado una pandemia mundial y dentro de las medidas más divulgadas es la “distancia social” a lo que el gobierno de México decidió llamar “Su Sana Distancia”, el evento convocado, va contra toda lógica de prevención sanitaria.

Ningún color chillante, ningún mensaje rebuscado, ni sus pretensiones de ser conocedora de lo religioso o lo literario, ocultan que el evento en sí mismo, es un claro ejemplo de la semiótica de un delito; convocar a la ciudadanía a enfermarse por COVID-19.

Yo sigo aquí, despertando cada día con café, leyendo las noticias y a mis amigas, con la certeza de que alguna vez escribiré sobre la semiótica de un juicio, el de los Ortega y Murillo.

Las opiniones son exclusivas de la autora.

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La Lupa Nicaragua