Las cifras de los prisioneros políticos en Nicaragua son “escalofriantes” y la de los muertos tienden a aumentar en un país donde la violación a los derechos humanos se ha convertido en una “crisis profunda” ocasionada por el régimen de Daniel Ortega, denunció un activista nicaragüense en Miami.

En una entrevista con el Nuevo Herald, el secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva Sánchez, detalló el informe más reciente de esa organización, que será presentado el próximo miércoles a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA en Washington.

“Las estadísticas son escalofriantes. En un informe preliminar tenemos 1,475 nicaragüenses que habían estado secuestrados, entre ellos 153 en condición de sentenciados ilegalmente, 200 detenidos ilegalmente, 286 procesados ilegalmente y lo más lamentable, 846 en condición de desaparecidos”, dijo Leiva.

“Esto nos indica que posiblemente las cifras de muertos que nosotros hemos estado dando a conocer desde el 18 de abril de 2018, que se generó la crisis, la tendencia sea a aumentar”, advirtió.

“Esto nos indica que posiblemente las cifras de muertos que nosotros hemos estado dando a conocer desde el 18 de abril de 2018, que se generó la crisis, la tendencia sea a aumentar”, advirtió.

Leiva participó en el foro “El exilio le habla al nicaragüense”, organizado por Radio y Televisión Martí y la Asociación de Comunicadores Nicaragüenses USA (ACNU), celebrada en Miami el viernes pasado y en el que participaron varios activistas, refugiados y periodistas de Nicaragua.

La crisis del país centroamericano ha dejado al menos 325 muertos desde que se iniciaron las protestas en el 2018, de acuerdo con datos de la CIDH, mientras que el régimen de Ortega reconoce hasta el momento 199 fallecidos.

En Nicaragua existe además una “gran cantidad de presos políticos” a los que han acusados de delitos comunes y no están incluidos en los informes, una medida que se debe tomar para que sean liberados prontamente, denunció el activista.

“La situación de la violación de los derechos humanos en Nicaragua no pasa más allá de una crisis profunda que hasta el día de hoy existe en nuestro país, pero lo más grave es que esa crisis es generada por un régimen que no ha demostrado la voluntad política de mejorar la misma como un compromiso internacional (…) en cuanto a materia de derechos humanos”, destacó Leiva.

El viernes pasado, cuando se cumplió un aniversario del ataque a la manifestación en conmemoración de las madres de las víctimas de la represión, la CIDH instó al régimen de Ortega a establecer los procesos necesarios relacionados con la justicia, reparación y memoria, reconociendo las violaciones a los derechos humanos cometidas y garantizando que hechos similares no se repitan.

La Comisión recuerda que hace un año, el 30 de mayo de 2018, tuvo lugar la Marcha del Día de las Madres, una de las movilizaciones más grandes en la historia reciente de Nicaragua, que fue fuertemente reprimida por las fuerzas parapoliciales en colaboración con agentes de Policía Nacional”, rememoró ese organismo.

La marcha fue convocada en diversas ciudades del país por organizaciones de la sociedad civil, como un homenaje a las madres de las víctimas mortales de la crisis que comenzó en abril del mismo año y donde “fueron asesinadas ocho personas en Managua, seis manifestantes y dos simpatizantes oficialistas, y fueron asesinadas once personas en el resto del país”, indica la Comisión.

“Continuaremos dando seguimiento cercano a la situación de derechos humanos en Nicaragua con el objeto de asegurar que el Estado cumpla con sus obligaciones internacionales contraídas voluntariamente”, dijo la presidenta de la CIDH, Esmeralda Arosemena de Troitiño.

Durante el foro en Miami los exiliados y los nicaragüenses en el país opinaron sobre la situación actual y analizaron las posibles opciones para superar la grave crisis tales como exigir la renuncia del mandatario Daniel Ortega, intensificar las protestas y solicitar a la OEA aplicar la Carta Democrática Interamericana.

El periodista Sergio Boffelli recomendó seguir construyendo agendas y estrategias propias con el exilio “probado” y alertó que Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, estarían dispuestos a convertir a Nicaragua en un cementerio antes de renunciar al poder.

“El sandinismo nunca ha sido adversario que compite o negocia de buena fe. Es victimario cuyo deliberado propósito es aniquilar oponentes”, dijo.

*Nota publicada en www.elnuevoherald.com

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La Lupa Nicaragua