Tuvimos la oportunidad de invitar a Amaya Coppens a La Guarida del Oso, una mujer feminista, estudiante de medicina, y activista estudiantil reconocida en Nicaragua por su lucha contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo que le ha significado el encarcelamiento por su libertad de pensamiento, solidaridad y humanismo.

Conversamos sobre la crisis de salud pública que atraviesa Nicaragua ante la pandemia del Covid-19 y también, sobre el rol de las juventudes en los procesos coyunturales del país en un contexto ‘electoral’ bajo represión y muerte.

¿Cómo valoras el panorama con la crisis de salud pública en Nicaragua?

Yo creo que es bien importante tomar en cuenta que ya el sistema de salud pública desde antes de esta crisis realmente dejaba mucho que desear. Como estudiante de medicina en el Hospital Escuela de León mirabas situaciones espantosas, por ejemplo, a familiares de pacientes que hacían turnos literalmente para mantener a sus familiares recién operados sin cucarachas encima.

Lo pongo así porque aunque es chocante, realmente siento que te ubica un poco en cómo estábamos anteriormente, que realmente esta pandemia ya nos viene a agarrar debilitados en todos los sentidos en medio de esta crisis sociopolítica y económica que venimos viendo y además con un sistema de salud pública ya debilitado donde realmente no se le estaba invirtiendo lo suficiente.

Si bien tenía este discurso de “todo es gratuito”, dentro De los hospitales toda la atención es gratuita, pero no tenés absolutamente nada, es decir, está ahí pero nada más. Tenían a los familiares juntando plata para poder ir a la farmacia de la esquina para poder comprar las medicinas que necesitaban; además de eso los eternos planes -a como todos los de este régimen- que nunca se dieron, porque en León seguimos esperando la construcción de un nuevo hospital escuela que nunca se dio y en lugar de eso lo que se viene construyendo es un nuevo sistema penitenciario.

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Eso te demuestra muchísimo cuáles son y cuáles han sido las prioridades de este régimen durante todo el tiempo, los 13 años en cadena que ha pasado  que realmente nos ha debilitado.

De cómo se ha lidiado la situación a nivel de salud se ha hablado pues lo suficiente, es que es absurdo, ridículo, no tiene absolutamente ninguna justificación y han hecho absolutamente todo lo que puedan por empeorar la situación. Ni siquiera no hacer nada sino que está activamente empeorando la situación; seguir y seguir llamando  a concentraciones masivas; obligar a médicos a no utilizar mascarilla; no cerrar las escuelas y eso lo venimos viendo ¿Cuáles son las poblaciones más vulnerables?  porque este régimen ha decidido vulnerarlas, ya se ha contabilizado más de 30 profesores que aunque han tenido sintomatología han fallecido debido a esto y sin contar al resto.

De la situación y de este régimen, solo puedo decir que demuestran una vez más que es criminal y no hay otra manera de ponerlos.

¿Cuál es tu análisis del régimen esté despidiendo personal médico en esta situación?

Mi lectura es ya que ni siquiera piensan en un futuro sino resolver ahorita, resolver con las piedras que le molestan, sacarlas del zapato y esto no tiene ninguna justificación, estamos hablando en este momento de alrededor de más de 18 médicos que han sido despedidos y en un sentido esto también te pone la perspectiva de cuáles son las prioridades de este régimen porque te dice que la educación no vale absolutamente nada en este país, estamos hablando de especialistas que fueron despedidos después de años de estudios -no solamente dentro Nicaragua sino especialistas que fueron al exterior y regresaron- tenemos tantas deficiencias a nivel de salud pública y ahora este régimen viene a despedirlos como si realmente nos sobrara y poner en su lugar a personas que no cumplen con estándares que deberíamos tener en estas instituciones. Y no lo vemos presente desde lo más representativo.

Vemos a Sonia Castro que desde su inicio tiene estas acusaciones por negligencias y se vienen sumando más y más, estaba ahí en León haciendo una contra-protesta cuando nosotros estábamos protestando frente al HEODRA, nos cerró las puertas yendo completamente en contra toda la base de lo que es ser médico, entonces realmente ya se ha dicho suficiente; algo que ni siquiera se discute, no tiene absolutamente ninguna justificación y es abominable, negar la atención en estos momentos que son críticos en todo el mundo y lo hemos visto además que se ha  utilizado como un medio de reprimir, pues también en la población ves que tenés que estar bien con el gobierno sino no vas a poder acceder a esta atención aunque es muy limitada, por ejemplo, vimos el caso del año pasado de la cuñada de Lenin Salablanca -excarcelado político- a quien se le negó la atención médica estando embarazada y producto de las horas que le tuvieron esperando -alrededor de nueve horas- perdió a su bebé.

¿En qué otro lugar podemos hablar de algo así?, por eso digo siento que en este tema o sea no nos queda más que agarrarnos la cabeza porque es una cosa tras otra sin sentido.

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¿Qué opinas del rol de los movimientos estudiantiles emergentes de abril 2018 hasta ahora?

Ese es un tema que últimamente ha estado súper activo por todos lados y realmente yo igual me siento en este momento bien frustrada, porque tantas cosas han pasado a lo largo de todo esto, ahorita no estamos para nada en la misma situación que estuvimos en 2018; por cierto, últimamente ha habido muchísima crítica hacia este sector estudiantil o sector juvenil -porque muchos de nosotros estamos en paro obligado- y  me parece bastante injusto este  señalamiento, como esta obligación e imposición hacia este sector de tener que agruparse inmediatamente en una misma cosa, cuando realmente esta obligación no se le hace a ningún otro grupo etario.

En Nicaragua no vemos a nadie diciéndole a todos los mayores de 60 “se juntan aquí y se ponen de acuerdo”, nos lo hacen solamente a nosotros y siento que de alguna manera también están minimizando nuestro involucramiento en esta lucha.

No es decir que no podamos trabajar juntos, yo siento que justamente estos conflictos vienen por esta imposición que se quiere hacer, de estar en una sola cosa cuando hay un montón de opiniones diversas dentro de este sector; la población nicaragüense es predominantemente joven y al igual que estamos involucrados en un montón de organizaciones diferentes, querer tocar con el dedo qué están haciendo las y los jóvenes me parece un poco no ligado a la realidad, es como preguntar qué están haciendo las mujeres, estamos en todos los  espacios.

Querer identificar y delimitar qué es lo que se está haciendo como joven o como mujer me parece un planteamiento un poco incorrecto porque estamos en todas las organizaciones, la diferencia -y lo que me parece que es muy triste- es que no se visibiliza. Estamos ahí en el trabajo pero esta confianza de representatividad  no se nos da a pesar de que estamos ahí, por ejemplo, ahora el planteamiento de que solamente cuando hay un espacio definido especialmente  para jóvenes es que hay un montón de organizaciones que están buscando a sus jóvenes para ponerles ahí y no les pondrían en este espacio representativo de otra manera. Eso me parece muy triste y sobre todo demuestra un poco esta necesidad de tener este espacio definido para jóvenes porque si no, no estaríamos visibles.

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Es parte también de la mentalidad que deberíamos de ir cambiando, esto no es sólo de “¿qué es la política?” siento que muchas y muchos de nosotros -me incluyo- contribuimos un poco el ambiente de pasividad que hubo durante muchísimo tiempo a pesar de que mirábamos todos estos tentáculos que habían, sobre todo dentro de las universidades; o sea hacíamos bromas de tener que participar en actividades del gobierno para poder tener tu beca y si no fuiste, te van a quitar la beca, pero era muy real y se mostró aún más cuando el régimen subió la demanda de las pruebas de fidelidad. Entonces en ese sentido nos hace falta, como sociedad darnos cuenta que todas y todos tenemos  que ser parte de la vida política, no es sólo un asunto de cúpulas tomando las decisiones sino  que es momento de que estemos involucrados, de que exijamos saber qué es lo que viene sucediendo.

¿Cómo crees que está la “llama de abril” actualmente?

Es  parte de la frustración, muchas cosas han sucedido realmente las maneras de resistir no son las mismas ahora que en el 2018 y siento que ese momento realmente fue un pico y lo que más rescato de ese momento es que estábamos en las calles; me puse a buscar cosas que haya escrito en ese momento como para pensar en el estado de ánimo que tenía y una de las cosas más lindas que recuerdo de abril del 2018 era cómo ni siquiera lo pensamos y fue una respuesta gigante y masiva a esto que ya no lo vamos a permitir, «vamos a salir» y tenías ahí a la gente que tal vez no habría conocido en otras circunstancias.

Recuerdo los primeros días frente al HEODRA, que está a una cuadra del mercado en León y tenías a la gente del mercado que llegaba a dejarte agua, tenías a gente de los barrios, tenías a chavalos y de alguna manera estaban alegres de sentirse parte de algo, de sentirse involucrados en algo y de sentir que estaban haciendo algo con un objetivo grande, para mí eso es lo más importante de abril del 2018, esa sensación de que la gente estaba incluida y no en esta pasividad en la que estamos, ni  siquiera viviendo en el país, solo sobreviviendo.

Siento que eso es algo que no se puede perder, ese involucramiento, estar al tanto, ese exigir es algo que no se puede perder; en lo particular a mí me ha costado mucho salir después de nueve meses de estar en paro total y muchas de las cosas habían cambiado, la gente del Movimiento 19 de abril de León con quien había estado a la gran parte de nosotros nos capturaron y el resto estuvo afuera todavía buscando maneras de seguir resistiendo, transformando su trabajo para adaptarse.

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En todos los diferentes movimientos que se crearon tuvieron que huir y después de los nueve meses que salí realmente me gustó muchísimo encontrarme que todo el ambiente había cambiado completamente. Ya ni siquiera había un patio para protestar de la manera en que lo hacíamos anteriormente y siento que eso es algo que también nos ha desgastado mucho porque ahorita, desde de mi sentir, es un resistir mucho más burocrático por así decirlo. Es decir, no digo “mucho más político”, porque siento que tenemos que cambiar esta perspectiva de lo que es la política, sino que es mucho más de sentarte y hablar; la verdad me ha costado y me cuesta todavía un poco encontrarme en ese sentido.

¿Cómo crees que se percibe ante la población que miembros activos en estas organizaciones hagan comentarios como “los jóvenes no entienden nada”?

Me da mucha tristeza y siento que es -otra vez- parte de querer minimizar nuestras opiniones, querer minimizar  toda esta lucha y además minimizar nuestros derechos como ciudadanos, a nuestra voz, derecho a nuestro voto. Respecto a eso, estuve pensando y tal vez suena un poco feo, pero recuerdo haber estado en la cárcel y llegaron de repente tres mujeres de Masaya, súper lindas, que nos llegaron a reanimar y nos contaron los procesos súper ilegales, ni siquiera las llevaron al juzgado en ningún momento y sólo las trasladaron a “La Esperanza” y recuerdo que cuando llegaron, después de pasar un buen tiempo en el chipote me contaron que habían capturado a un médico de León y entonces dentro de toda la situación -y repito perdón si suena feo- me alegró un poco, me entró un poco de esperanza porque pensé «esto no va a pasar desapercibido» o sea que ya encarcelen a personas «más importantes» yo sentía: «ahora si va a haber más unión  y va a ser masivo».

Después me di cuenta que no era un médico renombrado, sino que era otro compañero mío que esperaba estuviera resguardado y entonces dentro de toda la tristeza de saber que lo habían capturado, es otro  chavalo como yo, que no tiene trabajo, que no tiene ni su carrera y  que no va a generar  tanta bulla.

Siento que eso es algo muy real, me entristece mucho y es algo que tenemos que tener bien presentes porque incluso dentro de las cárceles hay toda esta esta jerarquía de gente y de repente hay un boom mediático y yo me he sentido  bien culpable por esto mismo, porque ha habido muchísima atención hacia mí, después hacia la banda de las y los aguadores y había gente que estaba en la cárcel desde mucho antes, por ejemplo, Marvin Vargas que está ahí desde el 2011, a las personas de la masacre del 19 de julio y ellos ya estaban ahí.

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Recuerdo que Sergio (Midence) me comentó que tuvo contacto con algunos y que estaban tan emocionado, esta mezcla de alegrarte porque agarren a alguien porque sabes que va a hacer ruido, porque sabes que el asunto se va a mover y entonces es bien complejo en ese sentido y regresando un poco al asunto de las y los jóvenes, siento que esta respuesta, esa empatía de que ni siquiera la pensamos cuando quisieron obligar a los chavalos que vivían en el internado a ir a golpear a los protestantes, cuando vimos a los supuestos representantes estudiantiles -que son dinosaurios- además que tienen un salario y llevan años cambiándose de carrera tras carrera para poder vivir y tener su salario, cuando nos quisieron obligar.

No nos quedamos mirando, no nos quedamos callados, ni siquiera la pensamos, salimos y dijimos “no, no vamos a ir a la universidad y en lugar de eso nos organizamos y buscamos la manera -sin tener un trabajo, sin absolutamente nada-de refugiar a la gente, logramos conseguir comida,  conseguir medicinas, conseguir de todo esto, por ejemplo, no tenían un peso para regresarse a sus casas, es decir ahí tenía a estudiantes menores de edad.

Recuerdo que había dos chavalas embarazadas y en medio de la noche  tuvieron que huir de la universidad para resguardarse y la universidad se mantuvo cerrada, después hicieron el intento de volver a abrirla y fuimos a protestar masivamente, hasta que la volvieron a cerrar y eso es lo que me refiero, tocaron en ese momento a los estudiantes y nosotros no la pensamos, fue una respuesta espontánea de salir a acuerpar, de salir a protestar por esto que estaba pasando.

Eso es algo que ha hecho mucha falta en otros sectores, ha hecho muchísima falta e igual que está esa esperanza -que es súper entendible- de estos presos políticos que estaban antes en la cárcel y el momento en que nos capturaron a nosotros, también cuando comenzaron a despedir a médicos en León también me dio esperanza, porque pensé «ahora ya tocaron a un grupo más fuerte, nosotros ya llevamos semanas en las calles buscando maneras de protestar» – esperábamos que en ese momento se nos sumara una fuerza grande y en ese sentido con todo lo que ha sucedido, decir que no sabemos lo que está pasando es minimizar enormemente todo lo que se ha venido haciendo en estas protestas.

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No es decir que esta lucha inició en 2018 -estoy muy clara, como feminista que comenzó muchísimo antes- tanto el autoritarismo y las denuncias se venían haciendo a este régimen desde muchísimo antes, pero esta respuesta masiva y esta empatía de no dejar al resto de estudiantes solos, siento que en ese sentido nos hizo falta respaldo de parte de los otros sectores y ahora, querer invisibilizarnos. Es querer apagar justamente esa llama que todo el mundo se está quejando, pero realmente también no podemos dejar de lado pues todos los golpes que hemos sufrido y principalmente también la parte económica, pues en este momento no estamos como en el 2018, hay gente que están por todos los medios buscando cómo resistir.

¿Qué reflexiones te dejan la firma de los estatutos de la Coalición Nacional, y que solo se vea la presencia de 2 mujeres?

Me da mucha tristeza, tanto mujeres como jóvenes estamos en todos lados, estamos haciendo de todo y hemos estado haciendo de todo, en todas las líneas de trabajo y el problema es que no se da el voto de confianza al momento de la representatividad y es esta necesidad de casi tener que imponer estos puestos definidos, para estos sectores se siente que es la única manera de tener la representatividad y es esta misma exclusión de personas súper importantes, porque hay personas súper capaces que están trabajando en todas las organizaciones, en todos los espacios y el problema es ese, que no se da apertura a estas personas.

Hace falta muchísimo más pues en ese sentido y de cambiar la naturaleza política en Nicaragua, no tenés que ser un viejo calvo para poder involucrarte en lo político y es bien difícil estar en muchos espacios en el que sentís que tu voz no pesa lo mismo. Hace falta comenzar a tener discusiones sobre las opiniones y no las personas, tenemos la maña de descalificar sin siquiera escuchar cuál es el razonamiento detrás de eso; como como sociedad nicaragüense en general nos hace falta brindar las condiciones  para que haya este respeto de las opiniones diversas y también para sentirte seguro y segura en estos espacios, sentir que tenés un respaldo detrás de vos, porque no es simplemente decir no se quieren involucrar sino cuáles son las condiciones que están ahí.

No es solo ponerte ahí para que parezca que hay  diversidad sino que realmente haya diversidad, que realmente se tomen en cuenta todas las agendas diversas, de todos los diversos grupos que conforman las diferentes organizaciones y que esto debería representar la diversidad de lo que hay en Nicaragua.

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¿Crees que se ha olvidado la ruta que se buscaba en abril 2018 y se optó únicamente por la política electorera?

Las perspectivas son bien diferentes al 2018, no te voy a negar que a mí me tiene muy frustrada, honestamente yo no me puedo sacar de las cabezas todas las personas dentro de las cárceles y aunque no estén dentro de las cárceles, en situaciones precarias, gente que también que está fuera de Nicaragua, me parece muy insultante que no sea parte de la prioridad de toda la agenda, miro por ejemplo, la noticia de María Esperanza, condenada y me entra una frustración inmensa y realmente ellos y ellas son la razón por la que yo sigo dando entrevistas; soy una persona bien ansiosa, pero es justamente eso, me entra muchísima frustración el ver esto y creo que nuestra postura desde abril no es la misma.

No era aceptar migajas en ningún momento, ya como dijimos también en las cartas, es insultante que fue así a cómo se ha venido haciendo con la vida de estas personas,  no son números, son personas que tienen familia y que están ahí esperando, algunos como Marvin Vargas desde hace ya sea casi 9 años; igual es como preguntar cuál es la salida de esto, es una pregunta bien compleja, preguntando todos los días qué más podemos hacer, en lo personal siento muchísima impotencia, intento por eso que cada oportunidad que tengo, por la visibilidad que he tenido en mi caso, hacer algo.

Pero la verdad es que en estos momentos no hay mucha claridad, es bien frustrante y yo siento que no podemos dejar de lado pues las exigencias que teníamos en abril y qué no puede quedar de lado todo lo que hemos vivido, todos los sacrificios que la gente ha hecho, todo el sufrimiento de la gente, justo ahora a los 2 años de la masacre espantosa en Carazo; es un recordatorio de que no podemos simplemente conformarnos migajas y es algo que no podemos perder de vista.

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