Acoso sexual en línea, una problemática sin respuesta en Guatemala
Las jóvenes universitarias son las principales víctimas de acoso, pero las universidades no tienen mecanismos de respuesta para esta violencia.
Las jóvenes universitarias son las principales víctimas de acoso, pero las universidades no tienen mecanismos de respuesta para esta violencia.
El acoso sexual en línea es una realidad que viven las estudiantes de las universidades de Guatemala. Sin embargo, se trata de una violencia poco reconocida tanto por las universidades como por el Estado guatemalteco, indican integrantes de la Red Interuniversitaria Seguras y Educadas (RISE).
“La violencia machista en línea es poco reconocida. Además, hay pocos mecanismos para dar respuestas en materia de prevención, sanción y reparación. Es algo revictimizante para quienes viven estas violencias. No solo se circunscribe a la misma violencia, sino que hay todo un sistema que te sigue violentando porque no hay mecanismos para atenderla”, indica Claudia Morales, integrante de RISE.
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El Estudio exploratorio sobre acoso sexual en las universidades privadas del área metropolitana de Guatemala, realizado por RISE, expone que las jóvenes universitarias viven acoso en línea, principalmente en servicios de mensajería instantánea como WhatsApp y otras redes sociales.
Pero también se manifiesta con la publicación de fotografías y videos íntimos de mujeres sin su consentimiento; con la proliferación de discursos de odio: y difamación en redes sociales, especialmente contra mujeres feministas o que denuncian públicamente a sus agresores.
Morales explica que esto es porque el espacio digital no es neutral, sino que se manifiesta la violencia de la misma manera que en los espacios presenciales.
Esto se complejiza, ya que las universidades no tienen políticas para actuar frente a la violencia digital.
Mientras que el Estado de Guatemala tampoco lo reconoce como una problemática, y existe poca legislación para sancionar esta violencia. Únicamente el artículo 190 del Código Penal sanciona la difusión de contenido íntimo sin consentimiento de la persona, con penas de dos a cuatro años de prisión.
“Esto es problemático porque cuando ocurren estas violencias significa que hay pocas vías para buscar justicia. Estamos muy verdes respecto a la respuesta estatal sobre estas violencias”, señala la joven activista.
Entonces cuando ocurre estas violencias significa que hay pocas vías para buscar justicia, aún estamos muy verdes respecto a la respuesta estatal sobre estas violencias.
De acuerdo con Stephanie Tello, activista de RISE, el acoso sexual en línea aumentó a partir de la pandemia con la migración a las plataformas digitales.
Una investigación de ONU Mujeres así lo confirmó. El 73 por ciento de las mujeres en el mundo han experimentado algún tipo de violencia en línea, según la investigación Violencia contra mujeres y niñas en el espacio digital: lo que es virtual también es real.
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Sin embargo, Tello señala que a pesar que el acoso en línea aumentó con la pandemia, a dos años de esta, la violencia todavía se mantiene. Pero los mecanismos para actuar frente a este problema todavía son nulos.
Tello indica que esto afecta gravemente a las mujeres, ya que es una situación no atendida por las instituciones, Pues, las universidades ni siquiera dan respuestas adecuadas a las jóvenes cuando denuncian el acoso presencial.
El estudio realizado por RISE refleja que en virtual o presencial, las mujeres universitarias son acosadas. De los 174 casos recopilados, en el 85.3 por ciento de los casos de acoso no fueron solucionados ni por las instituciones, ni por el Estado
Por su parte, el 45 por ciento de los perpetradores son catedráticos de la universidad, es decir, la mayoría de los acosadores son los profesores. Y el 38 por ciento son estudiantes. El resto son otros trabajadores de las universidades.
De acuerdo con Tello este acoso sexual genera que las jóvenes abandonen los espacios digitales para evitar ser víctimas de violencia; se autocensuren; deban cambiar sus números de teléfonos; pongan sus cuentas en privado o las tengan que cerrar.
“La forma en que opera la violencia en línea es distinta pero las consecuencias son las mismas. Refuerza roles de género, donde los hombres están en el espacio público y a las mujeres nos devuelve al espacio privado. Esto significa la pérdida de espacios para nosotras”, explica Morales.
Aunque el acoso sea en línea, esto se manifiesta en la presencialidad también. Pues en muchas ocasiones las jóvenes desertan los estudios para evitar a sus agresores, o evitan ciertos lugares para no exponerse.
También genera afectaciones psicológicas y físicas producto de la violencia Pero las universidades no les brindan acompañamiento a las víctimas.
Ante el aumento del acoso digital, las jóvenes organizadas en RISE crearon Tecnofeministas, una escuela de incidencia digital que brinda herramientas a las estudiantes para prevenir el acoso y defenderse ante este. También tiene el objetivo de construir espacios seguros en línea para las mujeres.
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«Reafirmamos que la seguridad digital es un derecho de todas las personas, que debe garantizarse para que se pueda hacer un uso pleno», indica su manifiesto.
En esta escuela, las estudiantes se involucran en procesos de formación, donde además de aprender, crean redes entre ellas mismas para visibilizar y denunciar la violencia en línea.
«Que nadie diga que nosotras no pertenecemos a este lugar. Que lo escuchen las universidades y las autoridades del país, porque las mujeres hacemos uso de la Internet y merecemos hacerlo sin ninguna amenaza», expresan.