En la “Ley integral contra la violencia hacia las mujeres”, Ley 779, no se reconoce el término de violencia vicaria. En Nicaragua, este tipo de violencia no se ha acuñado y no se contabilizan, ni desde el Estado ni en las organizaciones de la sociedad civil, los casos que ocurren alrededor de esta.

La española María Alcántara, defensora de derechos humanos, explica que el término de violencia vicaria fue acuñado recientemente, y consiste en la violencia que es ejercida sobre los seres queridos de una mujer, sobre todo hijos e hijas, con el fin de ocasionarle dolor y sufrimiento. 

Además, detalla los signos que se deben identificar para saber si una mujer está siendo víctima de violencia vicaria y resalta la importancia de la visibilización, inclusión en las legislaciones y la identificación de este flagelo.

La violencia machista impera

¿Qué es la violencia vicaria?

Es un término relativamente nuevo, es una forma de violencia en donde el agresor ataca a una hija o hijo con el fin de causar dolor a la madre. Normalmente, se ejerce contra menores de edad, pero también puede llevarse a cabo contra cualquier otro bien o persona que sea apreciada por la mujer maltratada; familiares, padres, incluso mascotas. En el caso de la violencia vicaria, diferente a la violencia de género, no solo tiene como víctima a la mujer, madre también, las principales víctimas son las hijas y los hijos, y se considera que es la expresión más cruel de violencia de género. Sonia Vaccaro, una psicóloga clínica, forense y feminista argentina, especialista en violencia de género y violencia vicaria, fue quien acuñó la expresión de violencia vicaria y ella la define como la violencia que se ejerce sobre los hijos y las hijas para herir a la mujer, y es una violencia secundaria a la víctima principal que es a la mujer, que es a la que se quiere dañar, y se hace  a través de terceros. El maltratador sabe que dañar o asesinar a los hijos e hijas es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás, esa es la definición que establece Sonia Vaccaro. La expresión máxima de la violencia vicaria es el asesinato de los hijos e hijas, aunque el daño empieza mucho antes y se expresa de formas diversas.

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¿Cómo se puede identificar ese tipo de violencia? ¿Cuáles son esos signos de alarma a los que debemos estar atentos? 

La violencia vicaria ha existido desde siempre, son situaciones y casos que sabemos perfectamente, expresiones como “te voy a dar donde más te duele”, esto es algo que lo hemos oído, “no vas a volver a tu hijo”, “me los voy a llevar”, esto es muy típico, no se han preocupado antes, pero entonces les agarra como este interés en tener a los hijos para luego irlos a dejar donde las abuelas, donde sea, solo para dañar a las madres, para hacerles daños irreparables en muchos casos. El asesinato es la forma más terrible y la más extrema en este tipo de violencia. Se acostumbra a utilizar en determinadas situaciones, es muy típico en los procesos de separación o divorcio, o cuando la mujer desea rehacer su vida con otro hombre, entonces, nos encontramos con hombres, y esto se ve mucho en Nicaragua, que durante la relación de convivencia de pareja nunca se han hecho cargo del cuidado de los hijos y las hijas, pero cuando la mujer plantea la separación entonces solicitan la custodia, compartida o plena, o con un régimen de visitas amplio, muy difíciles de llevar a cabo, esto con la finalidad de tener contacto con la pareja y poder seguir ejerciendo la práctica de maltrato pero en este caso a través de los hijos y las hijas.

Ahora bien, al momento que estas criaturas están con los padres entonces comienzan las amenazas, los desprecios, desacreditar, el control, les exigen a los niños y las niñas que informen con quién se ve la mamá, a quién llama, qué hace, cuándo entra, cuándo sale, y hasta es posible que esta rabia y este odio que se les va trasladando y ellos mismos comienzan a ejercer violencia psicológica y a veces físicas contra las madres. Esta utilización de los hijos y las hijas para continuar con la dominación es un riesgo que hay que tomar muy en cuenta a la hora de todos los procesos de divorcio y más aún cuando han habido denuncias previas.

¿Cómo diferenciar este tipo de violencia vicaria de otras violencias que también sufren los niños y niñas?

Este tipo de violencia se diferencia de otros tipos de violencia como la que se puede ejercer directamente contra niños y niñas porque en la violencia vicaria el objetivo es agredir o hacer daño a la mujer, el único objetivo es destruir a la mujer, darle donde más le duele. La intención está clara, es causar un daño infinito y extremo, que es mucho más que no asesinarla directamente, y no tiene nada que ver con el parricidio u otras formas de violencia que sufren los niños.

¿Hay informes regionales, de Latinoamérica, que reflejen qué tan común es este flagelo?

Como es un término que se ha acuñado hace muy poco, una cosa es que exista, pero como tal lo que no se nombra no existe, entonces, Sonia Vaccaro vio como la necesidad de acuñar un término porque claro que era evidente que cada vez más se veían situaciones de niños agredidos y cuando se analizaba lo que se veía era que lo que querían era dañar a la madre. Entonces, es un término que se acuñó hace poco y no hay informes o muchas investigaciones, de hecho, en muy pocos países está tipificada incluso como violencia de género. En México, al menos en algunos estados, incluyeron este término como violencia de género pero en otros países se está trabajando, se está denunciando, se está trabajando para que se reconozca, pero tipificada como tal creo que en Latinoamérica, México es el pionero, el que hasta ahora va más adelante de todo esto.

¿Qué pueden hacer las organizaciones, por ejemplo las de Nicaragua, para empezar a visibilizar este tipo de violencia? 

En primer lugar nombrarla porque si no se nombra, pues no existe, queda diluido, pero no podemos olvidar el tipo de sociedad en la que vivimos, igual que todas las violencias machistas, es decir, más allá de todas las medidas de protección, detección que pongamos, tiene que haber un cambio más profundo, tenemos que repensar en todos esos roles de género que nos han marcado desde hace muchísimos años, deconstruir esos sistemas de dominación, cómo gestionamos los conflictos, la sociedad en general debe tomar conciencia de que es una realidad, de que la violencia de género existe, se necesita la implicación de todos los poderes públicos. Se debe detectar la violencia en general, violencia de género, violencia hacia la niñez; mejorar la detección en todos los servicios tanto de atención en salud como en educación; hay que formar a profesionales que puedan detectar precozmente y valorar el riesgo en todas las situaciones que puedan tener.

Visibilizar toda esta realidad es fundamental, además, cuando se concedan medidas de protección no puede primar el interés del padre por encima de la protección de la madre y de los menores. Un maltratador nunca puede ser un buen padre y el maltrato casi siempre empieza cuando el hombre amenaza a una mujer, si un hombre amenaza con quitarle a sus hijos ya está dando signos claros de violencia y estos signos nos deben de saltar todas las alarmas, ponernos alerta.

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