Un adolescente denunció ante la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) que un grupo de paramilitares encapuchados lo retuvieron y marcaron con las siglas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y con la palabra «PLOMO»

«Un hombre me agarró por la espalda, me puso un trapo en la boca y no pude gritar. Se bajó otro y entre los dos me subieron a un carro. Mientras uno me agarraba el otro me marcaba el brazo… No logré ver con qué me estaban marcando», relató el menor.

La tortura de la fue víctima el menor se concretó, según su testimonio, el pasado 15 de enero cuando se salió de un acto religioso con rumbo al cementerio de Diriamba, Carazo.

El jovencito considera que la agresión en su contra comenzó como represalia por haber portado un lazo negro en su hombro, durante los desfiles del 14 de septiembre de 2019, en el que se leía «Carazo presente».

El menor asegura que ese lazo no se colocó él, pues no ha participado de las protestas contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. «Yo no he participado en las protestas… porque si mi papá y mi mamá no trabajan yo no como», comentó el adolescente.

PERSECUCIÓN

El menor afirma que la persecución en su contra inició meses después de que un policía le viera el lazo durante el desfile. «Un policía me vio el lazo y me lo arrancó. Lo tiró al piso y lo recogí por cualquier cosa», dijo menor mientras mostraba el lazo por el que en tres ocasiones casi le quitan la vida.

El primer atentado contra el menor ocurrió el 22 de octubre, casi un mes después de ser visto con el lazo en el desfile. Unos sujetos, abordo de una camioneta Hylux roja, lo persiguieron y casi lo atropellan cuando regresaba de la casa de su hermana, ubicada en el barrio Mauricio Duarte de Diriamba, Carazo.

«Poder llegar a doblar hasta la esquina que me lleva hacia mi casa de Las Esquinas me salvó. Me caí de la bicicleta y ellos, antes de doblar en una rotonda, me gritaron ´te salvaste hijodelagranputa´. Asustado, agarré la gallina que andaba trayendo y la bicicleta. Me metí a mi casa y le conté todo a mi mamá», relató el menor.

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Ni diez minutos habían pasado cuando los sujetos le escribieron, desde perfiles falsos, en su cuenta de Facebook. «Un tal Monterrey Juan Pablo me dijo en los mensajes ´te salvaste hijodelagranputa, pero en otra que te mire te matamos», denunció el adolescente.

En los meses posteriores el asedio contra el menor se concentró a través de mensajes de texto. El temor del jovencito llevó a sus padres a denunciar ante la Policía, pero estos hicieron caso omiso a la denuncia.

«Dijeron que harían algo, pero al final no hicieron nada. No investigaron quiénes me siguieron o quiénes me amenazaban de muerte», lamentó el adolescente, descrito por sus familiares como un excelente alumno.

El acoso y asedio de paramilitares o civiles afines a la dictadura orteguista regresó el pasado seis de enero. Un hombre se presentó hasta la puerta de la casa, intentado ingresar por la fuerza, cuando el menor estaba solo porque sus padres se encontraban laborando.

«Un hombre llegó a mi casa e intentó entrar y como grité el nombre de uno de mis hermanos se fue, después le comenté a la vecina el caso y me encerré en la casa porque estaba solito», recordó el menor.

Todas esas situaciones de acoso, asedio, amenaza y agresión física han dejado al menor sin ganas de ir a estudiar o salir a las calles, pues siente que lo pueden «venir a matar».

La CPDH afirma que este tipo de casos son «demenciales y buscan sembrar el terror en los nicaragüenses». El abogado Pablo Cuevas aseguró que darán seguimiento al caso del menor, sometiéndolo a terapias psicológicas e informando de la situación a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (Oacnudh).

En total, la CPDH registra ocho casos de ciudadanos y menores de edad que fueron marcados con las siglas del FSLN y la palabra PLOMO, ambas utilizadas por la dictadura Ortega-Murillo. Cuevas detalló que en 2019 recibieron 6 casos de personas marcadas y en los primeros 15 días de 2020 ya contabilizan dos.

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