Alma es una nicaragüense que permanece exiliada en Costa Rica. Ella se involucró en la insurrección cívica de abril de 2018, que cobró la vida de cientos de personas que protestaron contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

En su familia nadie simpatizaba con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), la más allegada era ella, como bien afirma: “la sandinista de la familia era yo, porque toda la vida fui una chavala rebelde”.

Aunque tenía su ideología “no era adoctrinada”, por eso el 18 de abril de 2018, Alma no fue indiferente al sufrimiento de un pueblo que demandaba la salida de los dictadores Ortega y Murillo.

“Era mi deber en ese momento”, afirma esta mujer de 31 años que gusta mucho de la música.

Las vivencias de Alma son reflejadas en el cortometraje Sangre Nueva, la segunda de tres producciones documentales que estará lanzando Managua Furiosa en la que abordan la realidad de artistas nicaragüenses que se exiliaron después del estallido social.

“Este Gobierno está llevando la misma bandera de nepotismo, de dictadura, por la que se luchó anteriormente, estamos repitiendo la historia porque nosotros mismos nos dormimos mucho tiempo, nos abstuvimos al voto”, narra Alma en el cortometraje que se dio a conocer en el canal de Youtube de Managua Furiosa recientemente.

Sangre Nueva reconoce y visibiliza la lucha y la fuerza de las nuevas generaciones que desde el exilio aspiran a un mejor futuro y una nueva Nicaragua donde vivir no represente dolor o sacrificio.

A pesar de ese futuro al que aspiran, tristemente Alma sostiene que su paso por Costa Rica no será transitorio, que serán muchos años, porque aunque este Gobierno sea derrotado “siempre quedan los sicarios” por lo que no podrá regresar pronto a su tierra.

EL ARTE COMO MEDIO DE PROTESTA

El arte ha sido el medio de protesta pacífica en el que la juventud nicaragüense se ha refugiado para hacerle frente a la represión gubernamental. A Alma le gusta cantar.

El cortometraje incluye también las historias de Mario (43) y Chepito (17), dos nicaragüenses que también salieron del país por la represión gubernamental y forman parte del grupo de Articulación de Artistas Exiliados de Nicaragua (Artex).

“Decían que me iban a cortar las cuerdas vocales, que iba a cantar sin cuerdas vocales, que me daban 24 horas para salir del país, que me iban a mandar al más allá, que me despidiera de mi familia”, expresa Mario.

Al ver el ataque del régimen hacia la población indefensa no pudo esconder su descontento y empezó a participar activamente en las marchas y con su expresión artística apoyó la demanda de la mayoría de los nicaragüenses.

Por su compromiso con Nicaragua, Mario renunció a la Fundación Incanto, organización de artistas que es manejada por el hijo de la pareja dictatorial, Laureano Ortega.

Mario, según expone el cortometraje Sangre Nueva, tiene más de 20 años de experiencia artística y cuenta que cuando decidió apoyar la lucha del pueblo es porque no podía ir en contra de sus valores “morales y éticos”.

La forma en que el colectivo artístico se acuerpa en el exilio y comparten sus mismas luchas, invita a reflexionar cómo las acciones del pasado, repercuten en el presente y como ese presente es parte de la memoria que influirá en el futuro.

Esta historia también refleja la forma en que el arte dignifica, fortalece y unifica a jóvenes de diferentes procedencias.

Así también podrán conocer las vivencias de Chepito, un joven de 17 años que tiene como meta ser universitario y sueña con ver recintos donde la autonomía universitaria se respete, porque cree que es tan importante como la “música”. También se unió a las demandas de los nicaragüenses.

“Jamás se me va a olvidar al policía, tenía un casco rojo, moto, mata a un muchacho, le da en la garganta y se puso a bailar, a celebrar, a sacarnos el dedo, que él había matado a una persona”, recuerda Chepito.

Antes de exiliarse, Chepito recibía mensajes amenazantes por las redes sociales.

El cortometraje de media hora de duración narra lo difícil que para estos tres artistas es estar fuera de su patria, muestra historias de personas que siguen motivados por la esperanza de que cada cosa que hagan desde el exilio, ayudará a cambiar su futuro, el de su comunidad y el de Nicaragua.

“El exilio es sofocante y triste, pero a la vez me siento positiva y con fuerzas. La música es mi sostén. Mi carrera artística va caminando todavía, no es fácil empezar de cero”, señala Alma.

Managua Furiosa es una plataforma de arte,  cultura, tecnología y derechos humanos, capaz de crear contenido sobre diversos temas. Sangre Nueva lo pueden ver a través de sus diferentes plataformas digitales.

Fotos: Cortesía Managua Furiosa

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