Un triunfo “no competitivo” del partido del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en las elecciones generales de 2021 sería el “epicentro” de una nueva oleada de protestas de “alta intensidad”, según un estudio de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).
La posibilidad de una nueva oleada de protestas revivirá las que se dieron en el país entre mayo y julio de 2018, afirmó el sociólogo Sergio Cabrales, investigador de Sismología Social: Observatorio de Protestas en Nicaragua.
Entre mayo y julio de 2018, las protestas en Nicaragua alcanzaron un pico de hasta 22 protestas diarias en promedio, según datos de Sismología Social, que monitorea Cabrales a través de una revisión sistemática que hace de los medios en sus versiones digitales.
El sociólogo junto a Funides presentó el primero de una serie de estudios titulado “Nicaragua en movimiento: Análisis de las protestas 20016-2020”, en el que evidencian los posibles escenarios de movilización social en un contexto antes y después de las elecciones.
Las proyecciones de Funides y Cabrales se basan en el análisis de 3,300 eventos registrados por Sismología Social desde 2016 hasta 2020. En 2018 se registraron más de 2,000 eventos durante la oleada de protestas de ese año.
El resto de eventos, es decir 1,200 están distribuidos en los años 2016, 2017, 2019 y 2020.
Escenario postelectoral
Según Cabrales, pueden presentarse tres escenarios, siendo el más complejo las consecuencias ante un triunfo “no competitivo del FSLN”, suponiendo que no hubo anomalías antes del proceso electoral, pero que los resultados muestran una clara “manipulación” de los datos.
“Sin lugar a dudas esta movilizaciones se van a enfrentar con represión y de altos niveles, porque son protestas que exigen un cambio de régimen”, manifestó Cabrales durante la presentación del estudio.
En este escenario se abre una nueva coyuntura crítica que puede generar un posible “escalamiento a forma de contiendas políticas superiores a una oleada de protestas”, manifestó Cabrales.
Demandas sociales y económicas
El estudio de Funides plantea otro escenario postelectoral donde el partido del régimen podría tener en los comicios un “triunfo competitivo”, lo que traería consigo el retorno de protestas sociales y económicas, como las observadas en 2020.
A partir de 2020, según investigaciones de Cabrales, la dinámica de las protestas cambió radicalmente y se concentraron a reuniones en entidades internacionales.
Aunque antes de 2018, había un “descontento social” acumulado que se evidenció en abril de ese año, en los últimos dos años el número de participantes en las protestas fue menor.
Las protestas que puedan surgir en este escenario tendrán una respuesta por parte de las autoridades, como lo hacían antes de 2018, y no necesariamente serán “reprimidas”.
En este escenario, plantea Funides, también pueden presentarse protestas de los grupos opositores, pero el régimen tendrá “poca tolerancia a las protestas políticas”.
“Esto podría ser parecido a lo que veníamos observando antes de 2018, que lo político no era tan tolerado”, definió Cabrales.
Triunfo opositor
Un primer escenario postelectoral proyecta la posibilidad de que la oposición del país gane las elecciones, es decir un “triunfo opositor competitivo”, señala el estudio.
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Esa posibilidad abriría las puertas a las protestas, pero con otro tinte, es decir encabezadas por la “nueva oposición sandinista”.
“Hay una nueva oposición sandinista que verá aquí una oportunidad para movilizarse y movilizar. No se puede descartar un eventual escalamiento desde abajo”, manifestó Cabrales.
Las protestas serían en torno a asuntos de índole social, económica y política, las que posiblemente aumentarán en comparación a las que ocurrieron entre enero de 2016 y marzo de 2018.
En un contexto previo a los comicios electorales se descarta que haya una oleada de protestas, pero a medida que se vayan acercando las elecciones con una apertura mínima, los diferentes actores percibirán oportunidades para movilizarse, refiere Funides.
En cambio, si se diese un cierre de espacios y las elecciones se desarrollan de forma no competitiva habrá mayor presión internacional y se dará el “debilitamiento del régimen”, señala el estudio presentado este lunes por Funides.