En el Día Internacional de la Mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo y esposa del dictador Daniel Ortega, dijo en su discurso diurno que los asesinatos de mujeres son “crímenes de lesa humanidad” y que están trabajando para dar una “ atención urgente y castigo ejemplar” a los agresores.

Sin embargo, se trata de “pura palabrería” y una forma de desviar la atención, por la acusación por la reciente acusación del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas que señaló a la dictadura Ortega-Murillo de cometer violaciones generalizadas de derechos humanos que constituyen crímenes de lesa humanidad, indica la defensora “Aida”, quien solicitó el anonimato por temor a represalias.

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“Que Murillo use el término de crímenes de lesa humanidad para referirse a los femicidios es intencional. Es pura retórica para desviar la atención de la población a otro tema que preocupa, que son los femicidios. Pero sabe que su gobierno fue acusado de algo gravísimo y ratificado por la comunidad internacional”, señala la activista.

El pasado 2 marzo, el Grupo de Expertos señaló que las altas autoridades del Gobierno cometieron todo tipo de abusos y violaciones contra la población civil por motivos políticos, tales como asesinato, tortura, encarcelamiento, violencia sexual, entre otros; y pidieron que se impongan sanciones a las instituciones y personas involucradas. El régimen niega todas estas violaciones.

Además, en su discurso Murillo se contradice a sí misma, indica Aida, pues habla de la necesidad del cumplimiento de leyes y que todas las instituciones del Estado trabajen para ello.

“Todas las entidades de nuestro Estado y Gobierno, el Poder Judicial, la Fiscalía General de la República, la Policía Nacional, el Ejército de Nicaragua, las alcaldías, las entidades de gobierno, las instituciones, las comisiones de atención, a esta terrible afrenta a la dignidad humana, que es el irrespeto a la vida de las mujeres, debemos exigir que se cumplan nuestras leyes, a fin de lograr que se extingan estos crímenes de lesa humanidad: el irrespeto a las mujeres”, dijo Murillo en su discurso.

Sin cambios seguirán los femicidios

Por otro lado, Murillo dijo que “estaban trabajando para reconocer los desafíos pendientes, sobre todo en términos de la vida respetuosa y armoniosa que merecemos las mujeres”, que están trabajando para “asegurar la justicia” y que contaban con el respaldo de Ortega.

Sin embargo, la defensora también señala que si el régimen tuviera una intención de prevenir los femicidios y atender a las víctimas de violencia, detendría las acciones negligentes que vulneran la vida de las mujeres en Nicaragua y haría cambios para combatir la violencia.

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Tales como reformar el modelo de atención de las Comisarías de la Mujer que impone la mediación cuando se denuncia a un agresor; aplicar correctamente la Ley Integral Contra la Violencia Hacia las Mujeres; y dejar de liberar a presos bajo el régimen de convivencia familiar; y detener la persecución contra feministas, defensoras de derechos humanos y organizaciones de la sociedad civil.

Sin nada de lo anterior, la vida de las mujeres sigue en riesgo, pues no cuentan con una política integral que combata la violencia machista. “No se puede decir que se van hacer acciones para asegurar la vida de las mujeres, si no hay cambios desde la estructura. Ellos diseñaron un sistema para que las mujeres no puedan acceder a la justicia, y para que los agresores queden en la impunidad. Si no se cambia eso, no hay forma de que bajen los femicidios”, indica la defensora.

Hasta la fecha se contabilizan 16 femicidios de mujeres nicaraguenses, de las cuales la mitad ocurrieron dentro del país. Estos femicidios dejaron a 15 niños y niñas en la orfandad, según el Observatorio Voces de Católicas por el Derecho a Decidir.

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La Lupa Nicaragua