El viernes tres de julio, a eso de las cuatro de la mañana la familia Aburto, reconocida en Tisma, Masaya por sus siembras de sandía, trigo y variadas hortalizas ya estaban preparándose para un día más de trabajo. Todo cambió cuando llegaron seis camionetas con un aproximado de 70 policías y antimotines a su propiedad y los empezaron a desalojar.
Casi sin aliento, por el susto y el largo camino recorrido apareció Enoc Aburto para avisar a su hermano, Rogelio Aburto Pichardo lo que estaba sucediendo.
“Lo primero que pensé fue ir a ver a mi gente, parte de la familia que viven en la propiedad con nosotros. Detrás de mí salió mi esposa, Mayra Medina, mis hijos, una nuera que está embarazada y un sobrino que me encontré al paso”, precisó Rogelio a La Lupa.
El tamaño de la propiedad de la familia afectada es de ocho manzanas, pero como la casa está aún más alejada tuvieron que caminar casi dos kilómetros entre los terrenos y los potreros vecinos, “por eso nos acercamos al punto como a las seis de la mañana y de verdad, cuando llegamos nos asustamos, eso estaba lleno de policías armados”.
Detrás de un cerco los Aburto miraron indignados cómo muchos de sus parientes, llenos de miedo sacaban sus bienes al monte, al notarles un oficial se les acercó y les dijo que no se atrevieran a pasar a ese lado de la propiedad. “Retírense de aquí o les pesará”, les sentenció.
La familia resolvió no dar un paso más, la cantidad de uniformados apuntándoles rebasaba cualquiera de sus intentos por evitar tal injusticia “sin ánimo de enfrentarlos yo les dije que eran nuestras tierras, donde trabajábamos todos, que me enseñaran una orden firmada por un juez y yo me retiraría si no seguiría ahí”, explica.
Uno de los oficiales preguntó a Rogelio: ¿Y vos quién sos?
— Yo soy el dueño de estas tierras.
—A pues enseñame los papeles de la propiedad.
— No. El dueño es mi padre, don Napoleón Rafael Aburto Flores.
— A pues que venga él.
Como intento de salvar la propiedad y que los familiares desalojados volvieran a sus viviendas Rogelio mandó a traer a su papá de 80 años en una carreta, con la esperanza de que todo terminaría siendo un mal entendido. Mas bien fue el detonante de un enfrentamiento en el que sufrieron el salvajismo de policías y antimotines.
Brutal golpiza a señor de la tercera edad
Don Rafael Aburto, llegó con la paciencia de un hombre de su edad, confiado en que podría hablar con las personas que invadían sus tierras pero bastó que cruzara el cerco para que dos antimotines lo atacaran como si se tratara de un delincuente peligroso, haciendo uso excesivo de la fuerza, reduciéndolo por completo a golpes.
“Fue al ver a nuestro padre así que nos metimos en defensa de él, todos nos cayeron encima, a mí me patearon la cara, los testículos, todo el cuerpo; a mi hija, Yelba Aburto, le partieron la ceja, le rajaron la cabeza, también golpearon a un sobrino, Francisco Córdobas a nosotros tres nos llevaron detenidos… no supe más de mi papá, dice mi esposa que ella llegó a sacarlo”, detalló Rogelio.
Como manera de humillación, los policías y antimotines recorrieron el pueblo de Tisma dos veces antes de llevar a los Aburto a la estación policial de Masaya. Ya en la estación aprovecharon el estado de indefensión de Rogelio y pretendieron hacerle firmar un documento que señalaba que les habían apresado por “allanar la propiedad privada”.
“Yo puse a mi hija a que leyera, yo no podía hacerlo por los golpes, ella me dijo qué era y me rehusé… les dije que me hicieran lo que quisieran, pero yo no iba a aceptar eso, por eso me metieron directo a las cárceles con mi sobrino, a mi hija la liberaron”, explica.
“No sabemos nada”
Rogelio Aburto y Francisco Córdobas pasaron presos desde el viernes a las diez de la mañana hasta el sábado a las siete de la noche. Las autoridades en ningún momento les explicaron por qué eran detenidos; les tomaron sus huellas dactilares, les hicieron reconocimiento facial y a la fecha no se sabe por qué.
“No sabemos nada. Queremos que las autoridades de una explicación pública de tanta violencia, el pueblo de Tisma está a favor de nosotros, incluso vienen a decirnos que si recogemos firmas todos nos apoyan. Todas las personas de edad que conocen a nuestro padre saben que es un señor de honor, que somos gente trabajadora de la tierra, campesinos, queremos saber qué pasó (…) tenemos miedo de lo que nos pase, no queremos salir, queremos que nos ayuden, que no nos dejen solos”, manifestó Rogelio Aburto en nombre de toda su familia.
Cenidh los acompaña
El Centro Nicaraguense de Derechos Humanos (Cenidh) desde el mismo viernes que se dio el desalojo y la detención estuvo dando acompañamiento a la familia Aburto,
Destaca que la policía lo único que le dijo fue que el desalojo era orden de la Procuraduría General de la República (PGR), “solo eso dijeron, no dieron más detalles (…) en este caso la Policía allanó y ocupó las tierras, violando el derecho de la propiedad privada, además hubo uso excesivo de la fuerza y detención arbitraria”, puntualizó Maynor Curtis, abogado del Cenidh.
“En este momento estamos tratando de recopilar la mayor información posible sobre los documentos legales de la propiedad para así establecer que don Napoleón es el legítimo dueño”, afirmó el defensor.