Paulo Abrão: «Ya se debería haber accionado la Carta Democrática para Nicaragua»
En la más reciente entrega de "La Guarida del Oso", nos acompañó el abogado, docente y ex secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrão.
En la más reciente entrega de "La Guarida del Oso", nos acompañó el abogado, docente y ex secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrão.
En la última transmisión del programa de entrevistas en vivo, «La Guarida del Oso», que se transmite en el Instagram de La Lupa, conversamos con el abogado, docente universitario y experto en Derechos Humanos, Paulo Abrao, quien ejerció como secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y desde el inicio de la crisis de 2018 en Nicaragua, ha documentado atropellos a las libertades públicas en el país.
En esta entrevista, Abrão compartió sus valoraciones respecto al vencimiento del plazo que se estableció para las reformas electorales, los recientes atropellos a la libertad de prensa, la persecución a lideres de oposición política y la diferencia entre la situación de Nicaragua, con otros acontecimientos de la región.
Yo tengo la posición de que no se debería haber esperado ese plazo, porque todas las señales de que este proceso electoral no viene siendo estructurado desde un principio de libertad y de credibilidad, ya estaban dados. Entiendo que un estado de derecho democrático se mide no solo por la realización de procedimientos electorales adecuados, sino también desde el punto de vista sustantivo por el profundo respeto de los derechos humanos y las libertades.Lo que hemos estado denunciado estos tres años es un estado autoritario, una lógica de terrorismo de estado que persiste, no ha cambiado, solo va modificando sus etapas, tipos y formas represivas para irse ajustando a las presiones internacionales, presiones internas, al contexto de la pandemia…
Desde mi visión, ya se debería, hace mucho tiempo, haber accionado la Carta Democrática para Nicaragua, porque si en tales circunstancias, no es accionable, no sé en cuáles serán, tenemos más de 300 personas fallecidas, personas heridas sin reparación, un centenar de personas presas políticas, miles de personas exiliadas, una persecución sistemática y permanente a las organizaciones de derechos humanos y a la prensa independiente, un ambiente de intimidación dentro del país. Entiendo que la gente quiera organizarse para el proceso electoral, pero no entiendo que se genere alguna expectativa de que el Gobierno iba a dormir una noche y despertar a la mañana con la conciencia pesada y finalmente respetar la ley, democracia y los derechos humanos.
Son cosméticas en el sentido de que se hacen para decir que se cumplió con alguna formalidad, pero el tema aquí es más sustantivo, cuál es la cualidad de la democracia, cómo este país está bajo un regimen autoritario, un régimen de terrorismo de estado y cuáles son las condiciones que se generan para así concluir que habrá elecciones libres. El proceso de resistencia democrática dentro del país puede asumir distintos formatos, uno de ellos es participar en las elecciones, organizar a la oposición, juntar a las personas y decidir participar en estas reglas del juego, pero fundamentalmente con la conciencia de que son las reglas de ellos y ellos no van a cambiar.
Son muchas las agenda posibles, pero dentro de la lógica de la estabilización institucional, partiendo de la premisa de que habrá elecciones libres y si decide retomar el camino de la institucionalización democrática del país, abrirse al escrutinio internacional, dentro de una agenda donde realmente las cosas están cambiando, una tarea de los organismos sería empezar a ayudar a organizaciones de sociedad civil y propias instituciones estatales -presumiendo que estarán de buena fe- a construir una agenda de justicia transicional.
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En primer lugar, revisar los hechos con imparcialidad, de manera independiente, ofreciendo a la sociedad la verdad de todo lo que ha pasado, no una Comisión de la Verdad oficialista con solo miembros del partido de gobierno, una que sea plural, con responsabilidad, técnicamente rigurosa, que podría ayudar a construir historias que no aparecieron por miedo o intimidación, todo lo que nosotros tenemos en terminos de violación a derechos humanos es lo aparente o visible, hay muchas otras cosas detrás que la gente no denunció por miedo.
Una segunda tarea sería ayudar a estructurar un plan de reparación integral para todas las víctimas; una tercera tarea sería trabajar una agenda de reformas institucionales para generar una efectiva independencia del Poder Judicial, reestructurar el sistema para que no se repita la instrumentalización del sistema de justicia, que se demuestra selectivo, reformas en el sistema policial, generar una Policía profesional y técnica, con doctrina de protección y no de represión, que no vea al pueblo como enemigo; fundamentalmente, empezar a trabajar una agenda de justicia, por las violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, el estado de Nicaragua tiene que investigar, procesar y sancional.
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Eso se llama terrorismo de Estado, acciones vinculadas a una persecución sistemática y permanente a su pueblo, una acción orientada y estructurada, no eventual. El hecho de que en este momento, impide a partidos políticos de oposición el registro, se prepare un nuevo ciclo de intimidación y persecución al periodismo en el país, presencia de la Policía en frente a instalaciones de líderes de organización política, ataques a organismos de derechos humanos, intentos de presiones para que estas personas se sientan amedrentados, como es el caso de las situaciones contra abogados defensores de los periodistas; es un ataque a la libertad de expresión para favorecer a una lógica de limitación de la información y de la crítica pública, fortalecer a un control social desde una perspectiva oficialista y esto tiene nombre: censura a los medios de comunicación.
Censura, bloqueo de señales, interrupción de transmisiones, ataques a periodistas, hostigamiento a las víctimas y familiares de víctimas con exposición mediática, yo recibo a diario material que se produce desde estructuras partidarias y de turbas políticas haciendo hostigamiento a personajes de la oposición política, intentando descalificar a actores que son voceros de la crítica pública. Esto ha sido una constante, no ha cambiado en el tiempo, puede tener más o menos intensidad, pero no ha cambiado.
Hoy la gente no sale a las calles porque hubo un proceso de criminalización de la protesta social, nuevas normas para obligar a obtener autorización previa, manifestaciones que fueron declaradas ilegales y hubo persecución penal a sus convocantes; toda una estrategia para impedir la protesta social del país y muchas veces utilizando la pandemia para intentar desestimular, eso tiene nombre y es crear una legalidad autoritaria, estableciendo solución de normas penales para perseguir toda la disidencia política.
Podemos hablar de la persecución a la comunidad LGBT, persecución y criminalización a comunidades indígenas, campesinos y afrodescendientes, de todo el proceso de desplazamiento que el país vive. A partir de estos estímulos, no veo como comparar con otros países en la región, hay otras países autoritarios, en todos hay violación a derechos humanos, pero las características centrales de Nicaragua frente a las demás realidades es de una constante violación sistemática y permanente que no ha cesado ni un día desde el inicio de la crisis de abril hasta hoy y que va a continuar hacía el proceso electoral, porque es el único lenguaje o manera que tiene el gobierno para mantenerse en el poder, la libertad y aceptar la opinión pública no forma parte de su gramática.
No tengo dudas, una de las situaciones más horribles es compeler a las personas a salir de su país, no es que las personas fueran a migrar de forma porque querían, sino fueron obligadas, porque si continuaran dentro del país sufrirían las consecuencias porque se involucraron en procesos de resistencia y tuvieron el coraje de denunciar y expresar su figura públicamente. La vida en el exilio es dura, restringida de la nacionalidad, de convivir con la familia, del trabajo, interrupción del proceso de formación, proyecto de vida, niños que nacen fuera del país -porque las personas continúan amando- y dependiendo de las circunstancias son niños apátridas y desde el inicio son alejados de su familia, convivio, de las expresiones típicas del lenguaje de su país, más allá del impacto emocional y de los traumas que cargaron al salir del país, que no se pueden procesar adecuadamente.
Yo veo que nuestra región está sufriendo las consecuencias de una ola de populismo autoritario que se instaló en varios países, sabemos la importancia de Estados Unidos en la región, los años de la administración Trump, fueron años que marcaron una lógica de un discurso de odio en contra minorías, prácticas incompatibles con la perspectiva de derechos humanos, una lógica de nacionalismos extremistas autorreferentes. Esto genera que muchos lideres se vayan inspirando y repitiendo las secuelas de este nacionalismo populista y hay de todo, izquierda y derecha, porque no es una ideología, es una forma de enfrentarse a la democracia. Lo que vemos hoy es un patron de respuesta represivo, por parte de los gobiernos de la región, los estados perdiedon su capacidad de promover mediación social.
Los gobernantes tienen que estar abiertos a la critica y tienen que saber como administrar los conflictos porque su tarea es promover cohesión social en países donde conviven personas con profunda diversidad, el deber público no es empujar a la sociedad a ser igual, a seguir la visión del partido de gobierno, sino construir dentro del tejido social las estructuras, instituciones, lenguajes, espacios y políticas que permitan la convivencia en la pluralidad, ese es el gran mensaje al que los derechos humanos apuntan, las personas somos diferentes y todos debemos tener nuestros derechos respetados.