En un discurso de más de una hora, el dictador Daniel Ortega arremetió contra Estados Unidos, aceptó el aumento del trabajo informal, achacó el desempleo al «capitalismo salvaje», suplicó el levantamiento de sanciones, pero no habló sobre ninguna estrategia para combatir la pandemia de COVID-19. Por el contrario, minimizó las muertes porque solamente «cuatro personas han muerto por el nuevo coronavirus desde el 11 de marzo hasta el 29 de abril, mientras por otras enfermedades fallecieron 2,829 personas».
El dictador aunque intentó aparentar preocupación por la pandemia, en más de 70 minutos de discurso, no indicó ninguna medida para contrarrestar el golpe social, económico y humanitario que está generando la pandemia en el país, todo lo contrario, aseguró que mantendrán las «actividades normales» porque sino «el país se muere, el pueblo se muere».
Además intentó minimizar el número de muertes detallando los decesos que no son por coronavirus “a esos muertos nadie los cuenta”, dijo el dictador. Asimismo, aseguró que el sistema de salud no puede centrarse solo en los afectados por la pandemia y que no puede enviar a la gente a la casa porque sino no habrá quién atienda a los enfermos.
Sin embargo, entre tanta palabrería que buscaba minimizar el impacto de la pandemia, Ortega intentó dar datos, que eran corregidos todo el tiempo, luego 50 días de registrado el primer caso de COVID-19, que del 18 de marzo al 29 de abril han registrado 14 personas contagiadas con COVID-19, de las cuales 4 han fallecido, y apuntó que se ha dado seguimiento a 162 personas que presentaban síntomas y se consideraban sospechosas de contagio.
Los culpables
No obstante, el mayor esfuerzo de Ortega durante el acto, que inició con escuetas palabras dirigidas a conmemorar al fallecido fundador del FSLN, Tomas Borge, se enfocó en la petición del levanto de sanciones e inició ese camino arremetiendo contra lo que llamó «el capitalismo salvaje», que acusó de ser el responsable de miles de desempleos.
“No son capaces de sacar de sus inmensas fortunas para poner dinero y mantener a los trabajadores. ¡No!, los despiden y se acabó», dijo el dictador.
Además acusó a los capitalistas aprovecharse de la pandemia, para tener un mayor control sobre la riqueza “disfrazándose de falsa democracia”.
Las suplicas de Ortega
El dictador, aunque no se atrevió a aceptar que están golpeados por las sanciones que ha impuesto Estados Unidos a sus funcionarios y a la Policía Orteguista por considerarlos violadores de derechos humanos, insistió en más de cuatro ocasiones durante su discurso en la importancia del levantamiento de sanciones, supuestamente, para hacer frente a la pandemia del COVID-19.
«El capitalismo salvaje quiere aprovecharse de esta pandemia para ejercer un mayor control sobre la riqueza e imponer con mayor fuerza su tiranía que se disfraza, como los falsos sacerdotes, de falsa democracia. Quieren aprovechar esta situación para ejercer un mayor control, porque los estamos viendo como están actuando, en medio de esta situación, recrudeciendo sanciones contra los pueblos. Sanciones que son agresiones, porque ningún organismo internacional de Naciones Unidas ha aprobado sanciones, sino que se pronuncian porque se levante el bloqueo a Cuba año con año… La inmensa mayoría de los países condena esas acciones. Lo que se ha instalado en el mundo es la tiranía del capitalismo salvaje, entonces, de nada sirve Naciones Unidas porque no se respetan los votos», expresó Ortega, mientras era escuchado por representantes del Ministerio de Salud, del Banco Central, del Ministerio de Hacienda, sus hijos y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, quien estaba atenta para corregirlo en fechas, palabras o cantidades.
Ortega, durante el discurso, invitó al Gobierno de Estados Unidos a «asumir una actitud constructiva, asumiendo un levantamiento de sanciones escudándose en las afectaciones que está generando la pandemia en el mundo, especialmente, en países gobernados por regímenes dictatoriales.
«Este es el momento de suspender sanciones. Este es el momento de unir esfuerzos para enfrentar esta epidemia que nos afecta a todos, a los países desarrollados y a los países en vías de desarrollo… a todos nos afecta la epidemia», dijo Ortega.
El dictador, en segundos, cambió su actitud de invitación a la ofensa, señalando al Gobierno estadounidense de «criminal» por perseguir al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro.
«Lo que han hecho es tirar golpes por todos lados, infamias como ofrecer recompensas ¿qué es lo que quieren? una recompensa para que asesinen al presidente, que lo quiten. Esa es una actitud abiertamente criminal del Gobierno de los Estados Unidos. Están ofreciendo esa millonada de dólares ¿para qué? para que asesinen al presidente Nicolás Maduro y a los otros funcionarios del Gobierno legítimo de Venezuela. Lo están haciendo abiertamente, descaradamente y a dónde están las Naciones Unidas, qué dice Naciones Unidas, dónde están los países que se dicen respetuosos de la democracia y los derechos humanos», reclamó el dictador de Nicaragua, señalado por organismos internacionales defensores de derechos humanos de cometer crímenes de lesa humanidad.
Minutos más tarde, Ortega consideró que en Estados Unidos «tendrán que darse cambios» y luego, bajando un poco el tono de país ofendido y volviendo a usar la pandemia del COVID-19 como escudo, dijo que le gustaría que «el Gobierno de Estados Unidos se atreviera a dar un paso adelantes, actuar realmente con valentía y asumir un liderazgo respetando a todas las naciones y suspendiendo todas las agresiones, ese sería lo que le ganaría el respeto a los Estados Unidos de Norteamérica, ojalá y reflexionen y lo hagan porque sería la mejor señal que estaría recibiendo el mundo que está enfrentando esta pandemia».