Las negociaciones entre el gobierno  de Daniel Ortega y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia están en el limbo en tanto el régimen no dé muestras de buena voluntad por resolver la crisis sociopolítica que arrastra al país desde el 18 de abril pasado.

La delegación negociadora de Ortega, se presentó este lunes en el Incae a señalar que está dispuesta a conversar sobre todos los temas, pero omitió hablar sobre las demandas que ha planteado el bloque opositor, como garantías para sentarse nuevamente.

“Todos los temas importantes están sobre la mesa para asumir la responsabilidad de seguir conversando, consensuando y estableciendo cronogramas de trabajo”, leyó el canciller Denis Moncada, al tiempo que mencionó que su Gobierno está comprometido en propiciar todas las condiciones para llegar a acuerdos “sobre la reconciliación, la estabilidad y la paz”. El régimen replicó en fortalecer los procesos electorales de cara a las elecciones legislativas y nacionales de 2021, descartando un adelanto electoral.

En tres días, las negociaciones, entre la Alianza y el gobierno sandinista, han dado un giro radical. En principio, por el rechazo, este viernes, de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) a participar como testigos y acompañantes del proceso, y, ayer domingo, por un contundente mensaje de la Alianza al régimen en el que le dicen que se retiran hasta que dé muestra de voluntad por resolver la crisis.

Ernesto Medina, miembro titular de la mesa negociadora de la oposición, insistió esta mañana que las conversaciones se reanudarán en dependencia de la voluntad de Ortega, frente a las demandas de libertad de presos políticos; cese de la represión y los secuestros; plena observancia y respeto de estándares internacionales para el tratamiento de los presos políticos, incluyendo la prohibición de tratos crueles, inhumanos y degradantes y brindando pronta asistencia médica a reclusos; y un alto al hostigamiento a los familiares de los detenidos.

Medina reconoció que el rechazo de la CEN a participar como mediadora y testigo determinó la postura de la Alianza. “Hay que estar claro que las demandas surgen como consecuencia de la carta de la CEN en la que no acepta incorporarse como testigos a este proceso, y eso para la Alianza y para los que estamos más interesado en que esta situación se solucione lo más pronto posible, nos puso en una situación muy difícil por los temas complejos que estamos discutiendo y porque estamos discutiendo el futuro de Nicaragua, y para nosotros la CEN da la poca base de credibilidad de este proceso”, dijo.

El exrector de la Universidad Americana (UAM) mencionó que el no de los obispos de la CEN provocó que se agravara la desconfianza en las negociaciones. “El hecho que el Gobierno haya puesto tantas dificultades para la incorporación de la CEN, fue lo que los llevó a su decisión, y lo que nos hizo solicitar claramente muestras de que realmente está interesado en buscar soluciones, y que no es un mecanismo para ganar tiempo”, enfatizó.

En esa misma línea se expresó Michael Healy presidente de la Unión de Productores de Nicaragua (Upanic) y miembro de la delegación de la mesa negociadora del bloque opositor: “Las cámaras del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) nos hemos estado reuniendo con diferentes sectores y se está analizando cuál es la verdadera voluntad del Gobierno, (aunque) no le vemos voluntad”.

Agregó que se reunirán con la delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA) que llega hoy a Managua para ver cuál es el rol que el organismo multilateral tendrá en el diálogo. La Secretaría General OEA informó el sábado que participará en las negociaciones entre Ortega y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, tras una petición del gobierno sandinista.

Por su parte, Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), escribió en su cuenta de Twitter que los Derechos Humanos son inalienables y no se negocian, por tanto llamó a liberar a los presos, cesar la represión y al hostigamiento y tratarlos con estándares internacionales en su salida de la cárcel. “Hemos mostrado voluntad, ahora demandamos muestras contundentes de  compromiso para continuar”, instó.

Este es el segundo intento de diálogo al que asiste el gobierno de Ortega y la Alianza Cívica. El primero fracasó por la falta de voluntad del régimen. En ese acercamiento,  los obispos de la Conferencia Episcopal fungieron como mediadores y testigos, sin embargo Ortega los tildó de cómplices de un intento de golpe de Estado para derrocarlo.

REGIMEN NECESITA NEGOCIACIONES

La analista política e historiadora Dora María Téllez, dice que el régimen está necesitando con urgencia las negociaciones que sostiene con la Alianza. “No tiene remedio más que permanecer en ellas y ceder a los asuntos esenciales. La Alianza hizo muy bien en plantear que son necesarias condiciones básicas que muestren que tiene voluntad política”.

El sábado pasado el gobierno sandinista reveló que con las negociaciones iniciadas con  la Alianza Cívica pretende conseguir que se reviertan las sanciones internacionales que le han sido impuestas como consecuencia de la brutal represión a las protestas ciudadanas, iniciadas en abril y actos de corrupción. También dejó claro que  no cedería en la demanda de adelanto de elecciones que ha sido elevada desde la sociedad civil y recomendada por organismos internacionales que dan seguimiento a la situación del país.

En cambio, ofrece fortalecer el actual sistema electoral, a través de la implementación de las recomendaciones de la misión de acompañamiento electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) y propuestas de reformas electorales, que “perfeccionen procesos electorales, libres, justos y transparentes”.

La exguerrillera sandinista también considera que hasta ahora, lo que ha mostrado Ortega es que quiere ganar tiempo, evadir su responsabilidad en las graves violaciones a los derechos humanos y mantener su tesis del de un intento de golpe de Estado. Considera que la liberación de los presos políticos es fundamental, pues no se puede avanzar en una negociación en la que la otra parte tiene rehenes.

Sobre la decisión de los obispo de no participar en el proceso, la exguerrillera señaló que son esenciales en una negociación creíble para los nicaragüenses.  “El régimen, que ha sido quien los vetó y además ha lanzado la jauría contra ellos, debe pedirle que vuelvan a la mesa, invitando a la Conferencia Episcopal, no solo al cardenal Brenes y como mediadores y garantes”, planteó

Además analiza que el régimen de Daniel Ortega se encuentra en una correlación  adversa nacional e internacional. “Tienen que reacomodar su posición y no lo harán inmediatamente, por eso hacen esas fintas de que no se moverán de ahí (de las negociaciones).  Pero son eso, fintas”, dijo.

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