Visibilizar y valorar el trabajo de las mujeres de las comarcas de Camoapa fue uno de los eje para formar NicaHat, una marca de sombreros que se abre camino en el mercado internacional.
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Tener su propio negocio fue una idea que atesoró desde pequeña María Isabel Montoya Duarte. Para lograrlo sabía que tenia que prepararse. Y así lo hizo. Estudió administración de empresas y un postgrado en formulación y evaluación de proyecto social. En esa fase de estudiante concretó la idea de negocio. Siempre tuvo claro que las mujeres de su natal Camoapa, Boaco, serían las protagonistas.
Se decidió apostar por los sombreros de pita porque creció entre la elaboración de sombreros de palma de pita, las mujeres de su familia lo hacian y porque los compañeros de trabajo le encargaban por ser ella de Camoapa. Entre una cosa y otra identificó esa posibilidad de negocio porque por décadas no había sido visibilizado la labor de las mujeres artesanas. Porque los registros indican que las tejedoras casi en su totalidad son mujeres que dedican horas y horas de trabajo para la elaboración de productos a base de pita.
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«Normalmente las artesanas que viven en comunidades llegan entre sábado y domingo con sus sombreritos y andan deambulando por el pueblo a ver quién se los compra. Se los mal pagan y se los agarran fiado, a veces. Ellas lo que quieren es tener ese ingreso para poder llevar el azúcar el aceite y el jabón a su casa, porque normalmente son personas que alternan su actividad doméstica con la agricultura y la artesanía, su forma de vida es esa», explica María Isabel, fundadora de NicaHat.
Al ver esa realidad de las mujeres de las comarcas de Camoapa buscó la forma de «cómo concordar un buen trabajo y un buen pago», comenzó llevando los sombreros a Managua por encargos de sus compañeros de trabajo. Así estuvo por un tiempo, pero lugo se planteó iniciar su proyecto con siete tejedoras que elaboraban puntada fina. A los tres años se dió cuenta que su producto tenía un valor agregado y tenía que visibilizarlo.
En 2013, formalizó la marca NicaHat, un referente en los productos a base de palma de pita. Ella junto a su esposo se auxiliaron de la experiencia adquirida como trabajadores en los medios de comunicación y los emplearon en el negocio.
«Nos animó hacer todo esto, porque yo siempre había trabajado con medios de comunicación, cuido de marca, siempre había estado de cerca con mercadeo, administración. Mi esposo es diseñador gráfico. Entonces, tenía todas ese herramientas a mano. Dijimos si queremos hacer un negocio bonito y formal hagámoslo conceptualicemos y hagámoslo bien», cuenta María Isabel.
A medida que iban a darse a conocer, así mismo surgieron otro tipos de demandas y fue donde incluyeron otras líneas de sombreros cuyos estándares de trabajo tenían menos costo de elaboración. Eso significaba involucrar a más personal.
En la actualidad el equipo es de 40 personas: 36 mujeres que procesan la palma, tejedoras de sombreros y las que elaboran las bolsas para la entrega de los productos, además de la directora.
«Hemos tratado de hacer un pago justo y eso es lo que creo que nos ha mantenido con ellas y que el grupo vaya creciendo porque poco a poco. Se fueron acercando más personas ofreciéndonos su trabajo», dice María Isabel.
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Desde sus inicios las mujeres artesanas principalmente de las comarcas remotas de Camoapa, han sido parte de capacitaciones sobre la comercialización del producto, lo que implica el valor agregado y la forma cómo se debe de administrar los recursos económicos. Todos esos aspectos con una visión de empoderamiento en sus vidas.
«Sin temor a exagerar, las mujeres que han trabajado con nosotros, que han confiado en la forma que nosotros hemos hecho este tipo de negocios han sentido que se han beneficiado de alguna forma. Es que su producto para empezar, tiene un rostro. Desde el momento que no la omitís y decís quién hace este sombrero, porque nosotros ponemos quién lo tejió, le damos el crédito. Desde ahí le estas dando un valor a esa persona como tal, porque si alguien quiere contactarla a ella directamente pues que la contacte, siempre y cuando le pague el precio justo. Esa es para mí un beneficio que tal vez no es cuantitativo, pero si ves un beneficio como tal de sentirse dueña de lo que ella realmente hace», relata María Isabel.
En la búsqueda de esa visibilización por tres años consecutivos, NicaHat realizó concursos de tejedoras en Camoapa, donde las mujeres que resultaron ganadoras transformaron su condición de vida a base de su talento.
Nos cuenta que Maribel, una tejedora de la comarca La Falda del Mombachito obtuvo un premio de 5 mil córdobas, los cuales convirtió en el capital semilla para su pulpería.
«Ella habia recibido capacitaciòn de cómo funciona el negocio y cómo administrar bien su dinero. Ella invirtió en una pulpería, que en su comunidad no habia y entonces ella ahora es doña Maribel la que vende el aceite, el azucar, el jabón en su comunidad y eso de alguna manera le ha cambiado su vida, logró ponerle zinc a su casa, no le regalaron nada, ella se lo ganó», afirma María Isabel.
El efecto social de su negocio considera que es la mayor retribución que ha alcanzado hasta el momento. Aunque admite que lo más difícil es competir con productos importados. Pero que en realidad no le preocupa mucho porque se han posicionado a través de ferias, expoventas y puntos de ventas en lugares consignados donde sus potenciales clientes aprecian la calidad y el trabajo de este producto.
Por el momento los productos se comercializan de forma online, de corto a mediano plazo aspira a tener una tienda en físico porque existe demanda de este servicio, pero aún no es el momento de dar ese paso, a pesar que la marca pronto cumplirá 10 años de existencia.
NicaHat, productos hecho por manos de mujeres nicaragüenses pueden contactarlos al número: + 505 8845 9197 o nicahat@gmail.com, también encontrarlos en sus redes sociales como NicaHat.
