En Nicaragua, la representación de las mujeres en los medios de información está estancada, sigue habiendo una enorme disparidad que se debe superar, opinan expertas en género y medios de comunicación.

El Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP, por sus siglas en inglés), la iniciativa de investigación e incidencia en materia de género y medios de comunicación más grande y extensa del mundo, en su último informe correspondiente a 2015, reveló que entre 2010 y 2015 el avance hacia una «paridad de género en los medios prácticamente se detuvo».

El informe destaca que, en 2015, las mujeres sólo representaban el 24% de las personas vistas, escuchadas o mencionadas en los medios.

Para su último reporte, GMMP obtuvo datos de 114 países ofreciendo análisis y estudios de casos a nivel mundial, regional y nacional.

La presencia de la mujer en Nicaragua, agrega, como sujeto de las noticias para ese año tuvo un alcance de apenas del 33% frente al 68% de los hombres.

A nivel general, el informe de GMMP que se publica cada cinco años, señala que la brecha de género es evidente cuando los reporteros se disponen a seleccionar la fuente informativa.

“No solo se centra en los hombres, sino que, hasta cierto punto, está sesgada hacia cierta masculinidad al seleccionar personas a entrevistar en busca de todo tipo de perspectivas, desde opinión experta a testimonios ordinarios”, menciona GMMP.

Matilde Córdoba, periodista especializada en género, considera que es necesario que los medios en general incorporen la perspectiva de género no solo en su cobertura periodística, sino en la selección del personal y en la elección de los cargos.

«Los medios de comunicación son una representación de la sociedad y en la sociedad los hombres tienen privilegios. Parte de estos privilegios quedan en evidencia cuando se hacen escuchar más que las mujeres, por lo que las y los periodistas tienen el reto no solo de darle voz a más mujeres, sino de informar sobre cómo determinadas situaciones les afectan de forma diferenciada», señaló Córdoba.

Silvina Molina, editora de Género y Diversidades de la Agencia Nacional de Noticias Télam de Argentina, apunta que en el quehacer periodístico se deben sumar como fuentes diferentes voces para ir rompiendo con los esquemas tradicionales de las agendas de los medios.

«Quienes hacemos periodismo tenemos que buscar fuentes mujeres, que las hay, hay que salir de la comodidad, de la agenda armada de hace mucho tiempo y romper esa lógica y buscar otras opciones. Seguramente hay en la academia, en organizaciones sociales y si no hay se puede buscar por fuera del país, pero hay que sumar voces femeninas a todos los temas», dijo a La Lupa.

Incorporar las diversidades

Molina, ganadora en 2013 del premio Lola Mora, un reconocimiento que otorga la Dirección General de la Mujer en la ciudad de Buenos Aires, considera que al incorporar la fuente en la noticia se debe pensar que no solo el género debe estar presente, sino también las diversidades.

«Es muy distinta, seguramente, la mujer de un barrio de clase media en Managua, que la mujer que vive en la Costa de Nicaragua o que vive en el sector rural de Nicaragua indígena, o la mujer migrante, la mujer adulta mayor, todas esas realidades distintas de mujeres que somos, también tienen que estar visibilizadas y todo esto que hablamos implica un mejor periodismo saliendo de la agenda tradicional de los medios de comunciación», afirmó Molina.

En temas de ciencia y salud; social y legal; crimen y violencia; economía, política y género, inclusive celebridades, artes y deportes la participación de la mujer como tema de la nota principal es menor que la de los hombres.

Según Molina, cuando el periodista suma «miradas distintas, realidades diversas y suman fuentes diversas, están haciendo reportes mucho más interesantes».

Mujeres invisibilizadas

La periodista, Elsa Espinoza, miembro de la comisión ejecutiva de la organización Periodistas y Comunicadores Independientes (PCIN) considera que la enorme brecha de desigualdad, inclusive en los medios de comunicación, tiene su origen en el “machismo”.

“Un sistema patriarcal por nuestra simple condición de ser mujeres que, se nos discrimina, se nos violenta. No es lo mismo que un hombre de prensa cubra una nota a que lo haga una mujer y en estos tiempos de crisis sociopolítica la mujer suele ser doble o triplemente vulnerada”, explicó Espinoza.

Para Elia Palacios, coordinadora de la Asociación de Mujeres Axayacatl, miembro de la Red de Mujeres contra la Violencia, en la sociedad persiste la idea de que la palabra de la mujer es “inferior” que la del hombre.

“La palabra de la mujer siempre ha sido considerada como inferior a la palabra de los hombres, independientemente que, muchas veces, el contenido de lo que plasman las mujeres en los reportajes sea, inclusive hasta superior, pero como estamos acostumbradas a creer que lo dicho por hombres es la verdad absoluta o total, eso limita”, señaló Palacios.

El informe del GMMP también reseña que, a nivel de los países, las mujeres en los medios o como sujeto de cobertura, apenas ocupan una cuarta parte del tiempo en la televisión, la radio y la prensa escrita.

La “discriminación de género”, agrega, deja a los medios sin la riqueza de la diversidad de perspectivas que las mujeres pueden aportar a la cobertura de los medios.

agresiones periodistas mujeres en Nicaragua

“Las áreas que ellos consideran más importantes se las dejan al personal masculino (…) Generalmente a las mujeres que les otorgan en los diferentes medios, por ejemplo, los reportajes de género les tocan a las mujeres, el tema de la salud les toca a las mujeres, de educación, porque es el traslado del hogar hacia lo laboral, o sea, el trabajo de cuidados”, explicó Palacios.

Tanto Espinoza como Palacios reconocen que los espacios ganados por las mujeres en los medios de comunicación y otros espacios, ha sido una lucha de años.

“Los medios de comunicación no están ajenos a la cultura machista, la cultura patriarcal y a lo que ello implica, porque la tienen interiorizada”, señaló Palacios.

Según Espinoza, muchas veces la brecha económica existente también repercute en el trabajo y desarrollo de las mujeres.

“La mujer tiene que trabajar doble para poder demostrar que tiene la misma capacidad o una capacidad superior que la de un hombre, porque estamos en un juego de competencias, donde por nuestra simple condición de mujer se nos minimiza”, señaló Espinoza.

Mujeres informando

El hallazgo del GMMP revela que, hasta el 2015, las mujeres reportaron el 37% de todas las notas informativas impresas o transmitidas por televisión y radio, cifra que ha permanecido sin cambio a lo largo de un decenio.

No obstante, en el caso de Nicaragua el 53% de las mujeres actuaban como sujetos de información, es decir como reporteras, frente a un 47% de los hombres.

Los medios, según Molina, que replican lo que pasa en la sociedad difícilmente cuestionan sus políticas internas.

«También las empresas periodísticas tienen en general varones, precisamente por lo que hablamos antes, las mujeres somos cuidadoras y nunca en las empresas periodísticas se ve a sí misma y se cuestiona políticas igualitarias internamente, por ejemplo, si tiene la misma cantidad de permiso para paternales, si los medios más grandes tienen algún tipo de cobertura especial para aquella mujer que decide ser madre o que tiene quizá una hija con discapacidad esas consideraciones no están», cuestionó.

A nivel de América Latina, pocos medios de comunicación han reestructurado sus agendas incorporando una editora de género como Molina, quien funge en la agencia pública de noticias de Argentina, Télam.

«Cada vez más medios de comunicación están siendo dirigidos por mujeres y son más las ocupan puestos de edición, lo que representa un avance, sin embargo aún falta mucho por hacer», señala Matilde Córdoba, quién fundó el medio Media Cuartilla.

La figura como editora de género empieza a aparecer antes en otros medios como el diario Clarín, también de Argentina; The New York Times, y eldiario.es de España.

«Que un medio tome esa decisión, es una decisión política empresarial, sea un medio público o privado, de decir quiero que las cosas cambien», puntualiza Molina.

+ posts