A una joven su novio la llama alrededor de treinta veces al día y cuando lo hace le pide activar la cámara para verificar dónde y con quién se encuentra. Este es un típico caso de violencia digital, cuyas expresiones van desde el acoso y las amenazas, hasta el chantaje con la publicación de fotografías íntimas para obtener favores emocionales o sexuales.

Y es que a medida que el internet ha dejado de ser un espacio de consulta de información y se ha convertido en un espacio de interacción y de creación y divulgación de contenido, las violencias contra las mujeres en espacios digitales se han convertido en una problemática generalizada.

Así lo explica en esta entrevista Olga Paz Martínez, directora de proyectos de apropiación de Colnodo, una asociación colombiana que busca fortalecer la calidad de vida de las personas a través de las TIC con procesos de apropiación, innovación e incidencia.

Colnodo se encarga de desarrollar en Colombia la campaña Dominemos la Tecnología, una iniciativa global que trabaja en la sensibilización sobre la violencia digital contra las mujeres y ofrece herramientas de protección y denuncia.

Paz Martínez señala que la falta de estadísticas y de leyes que castiguen esta práctica impide que las víctimas denuncien y, en el caso que lo hagan, limite la respuesta de parte de las autoridades encargadas de proteger los derechos de las mujeres.

¿En qué momento se identificó que la violencia contra las mujeres en los espacios virtuales era una problemática generalizada?

En la medida que el Internet dejó de ser un espacio unidireccional donde había páginas web y la gente revisaba y bajaba información y empezó a aparecer lo que llamamos la web semántica, que son todas las redes sociales, la publicación de contenido como videos, etcétera, nos empezamos a dar cuenta de todas aquellas violencias que transitan en el mundo físico empiezan a circular en los mundos digitales también, a través de las redes sociales que iban apareciendo, entonces las mismas vulnerabilidades que vivimos las mujeres en el mundo físico empiezan a trasladarse al mundo virtual con expresiones como amenazas, agresiones verbales, situaciones que vulneran los derechos de las mujeres.

Nosotros hemos trabajado mucho tiempo en la apropiación de la tecnología por parte de las mujeres, en mostrar que la tecnología efectivamente trae oportunidades a las mujeres desde los ámbitos educativos, laborales, sociales, culturales y empezamos a darnos cuenta que al tiempo que promovemos las oportunidades de la tecnología también tenemos que empezar a reconocer que la tecnología puede traer riesgos para las mujeres porque muchos machismos, sexismos y discriminaciones del mundo físico empiezan a trasladarse al mundo virtual.

Al comienzo era especialmente contra mujeres que tenían un perfil público, digamos activistas, defensoras de derechos, periodistas, pero después realmente a todas las mujeres, hemos seguido en este proceso involucrando otras mujeres en el reconocimiento, porque al comienzo, como pasa con todo este tema de violencias contra las mujeres, es que se normaliza y son las mujeres las que nos sentimos como que “fue mi culpa”, “cómo publiqué eso, no debía publicarlo’’. Realmente hemos tenido que trabajar mucho para que las mujeres reconozcamos que no hay ninguna razón para ser objetivo de violencia y de vulneración a través de internet.

A propósito de ese trabajo de sensibilización, ¿cuál es el concepto de violencia digital que manejan en sus intervenciones para que las personas realmente se empapen del tema?

La violencia digital contra las mujeres se refiere a todas aquellas agresiones, vulneraciones a sus derechos que viven las mujeres en los espacios digitales, especialmente nos gusta plantearlo desde la vulneración de los derechos, desde los derechos que tenemos las mujeres a expresarnos libremente y a circular libremente por los espacios virtuales sin miedo a ser atacadas, a ser agredidas, sin miedo a que nos acosen, nos violenten.

¿Cuáles son los tipos de violencia que más afectan y en qué entornos digitales?

Digamos que depende, hay unas violencias que tienen que ver mucho con acoso o bullying. Hay muchas violencias que viven las mujeres que tienen que ver con la necesidad de silenciarlas, de callar sus voces, como por ejemplo el acoso, las amenazas, digamos que van orientadas más a activistas, a defensoras de derechos humanos, a periodistas. Hay otras violencias que tienen que ver más con el chantaje, por ejemplo, de publicar información si la mujer no accede a una u otra solicitud de quien la está chantajeando, casi siempre tiene que ver con relaciones de pareja o exparejas que amenazan con publicar información.

Está también la mal llamada pornografía de la venganza que tiene que ver con publicar imágenes íntimas sin el consentimiento de las mujeres. Sobre este punto quisiera mencionar que casi siempre las violencias contra las mujeres se sexualizan y tienen que ver con su cuerpo, porque el cuerpo de las mujeres es un cuerpo que está más atravesado por cuestiones moralistas, religiosas, entonces casi siempre las violencias contra las mujeres se dan en el cuerpo de las mujeres, de publicar una imagen íntima de ella o en una situación sexual.

Eso habla mucho de la manera en que la sociedad en general ve el cuerpo de las mujeres, que tiene que ser un cuerpo escondido, resguardado vestido, no puede ser un cuerpo desnudo, que siente placer porque en el momento en que se expresa el cuerpo de la mujer como un cuerpo que siente placer o que está desnudo eso es objeto de censura y no pasa lo mismo necesariamente con los cuerpos masculinos. En ese sentido el cuerpo de las mujeres se vuelve más vulnerable y ese es un mecanismo para que las mujeres podamos ser chantajeadas o podamos sufrir situaciones como de sextorsión, que pasa mucho.

Por ejemplo, en una relación de pareja las personas pueden intercambiar fotos e imágenes íntimas con el consentimiento de ambas partes, sin embargo sucede que una de las partes, especialmente la pareja masculina, empieza a compartir esas imágenes sin consentimiento de su pareja o expareja y a través de esas imágenes empieza a extorsionarla, a chantajearla y empieza esta mujer a estar en el escarnio público por culpa de unas imágenes que ella no autorizó a ser difundidas, en el marco de una relación. En el marco de la confianza ella las compartió con una pareja, no con todos los amigos de la pareja.

“Hay muchas violencias que viven las mujeres que tienen que ver con la necesidad de silenciarlas, de callar sus voces…”.

Muchas veces la sextorsión va orientada a tener favores emocionales o sexuales, donde “si no te vuelves a acostar conmigo entonces publico las imágenes”, “si no regresas conmigo como pareja publico las imágenes”.

El robo de información también, nosotros hemos conocido casos de parejas que instalan aplicaciones dentro del celular o computador de su pareja para robarles información confidencial personal, incluso información de cuentas bancarias y también para perseguirlas, para controlarlas, para acosar a las mujeres. Infortunadamente muchas tecnologías también se usan para controlar la vida de las mujeres.

¿Son las redes sociales los espacios donde actualmente se evidencia más la violencia digital?

Sí, muchísimo. Nosotros hicimos una investigación como en el 2014 con 4 casos de violencias contra mujeres en Colombia. Documentamos los casos, los analizamos, los 4 casos habían sido denunciados ante las autoridades, dimos seguimiento a los casos, solo uno tuvo una resolución pero porque una de las mujeres afectadas tenía un familiar que tenía un cargo que le permitía incidir un poco, pero en los otros casos—hasta donde les dimos seguimiento—no hubo una respuesta positiva por parte de la justicia y tres de esos cuatro casos fueron a través de Facebook, pero ahora a través de Twitter o a través de Instagram y seguramente a medida que aparezcan redes sociales van a aparecer espacios donde las mujeres viven violencias.

¿Cuáles deberían ser los protocolos de atención y respuesta en casos de violencia digital?

Las redes sociales tienen mecanismos de bloqueo y de denuncia que no siempre son conocidos por los usuarios y las usuarias. A veces la respuesta no es tan inmediata como uno quisiera, pero hay algo muy positivo y es que hace dos o tres años las redes sociales no ofrecían esos mecanismos, hace por ejemplo tres años no había una preocupación de las redes sociales por saber qué pasaba con la violencia contra las mujeres en sus espacios digitales. Hoy día tanto Google, Twitter, Facebook, todas tienen estrategias y políticas orientadas a atender estos casos, tienen personal asignado y han creado herramientas para ello, para bloquear contenido, para denunciar contenido, entonces sentimos que en ese sentido hay un avance, no es suficiente por supuesto, falta camino por recorrer, pero sentimos que hay un poco más de sensibilidad en el tema, ese es como el primer paso, intentar bloquear a través de las redes sociales.

Otra cosa que funciona mucho y que proponemos es la denuncia social a través de las redes, realmente muchas veces funciona más la denuncia social y la solidaridad que se genera a través de otros actores en las redes que la denuncia ante las autoridades. Algunas de la situaciones de violencia que suceden realmente pueden ser controladas a través de actores y activismo más bien de redes de mujeres y de redes en general que se suman a la causa y empiezan a enfrentar a estos troles, a estos actores que la mayoría de las veces están en el anonimato y son quienes están agrediendo.

Yo creo que esa denuncia funciona mucho más. Hay mecanismos a través de la justicia, en Colombia hay algunos, pero la verdad es que denunciar estos casos es muy difícil. Reiterando, creo que funciona el bloqueo en redes sociales o los mecanismos de denuncia que tienen las redes y el tema de la denuncia social en algunos casos si es muy grave. Ahora, si la afectación es muy grave, si la afectación es directamente contra una persona, hay una amenaza concreta, hay un riesgo a la vida, pues la denuncia ante las autoridades es super importante, (pero) si son insultos y agresiones verbales muchas veces lo que se recomienda es dejarlo pasar y no darle largas y no engancharse con esas discusiones que muchas veces son insultos o son agresiones. Digamos que hay como varias respuestas, varias maneras dependiendo de la situación y el riesgo que se esté corriendo.

“Infortunadamente muchas tecnologías también se usan para controlar la vida de las mujeres”.

En el caso de Colombia, ¿qué tan efectiva es la denuncia de estos casos ante la justicia y qué retos hay para que sean atendidos correctamente?

En Colombia pasa lo que pasa en muchos países, no tenemos estadísticas sobre este problema. Medicina Legal, por ejemplo, no ha incluido el tema de las violencias contra las mujeres dentro de su informe anual donde documenta, analiza y cuantifica los casos de violencia en distintas zonas del país.

En el caso de las violencias contra las mujeres en los espacios digitales no hay estadísticas, eso invisibiliza un poco el problema porque hay muchísimos casos, nosotras conocemos muchos casos todo el tiempo, pero muchas veces esos casos no son reconocidos como violencia, entonces digamos que en el caso de Colombia por un lado no hay un reconocimiento completo de este tipo de violencia de parte de muchos actores, incluyendo del gobierno nacional, (por tanto) no se recogen los casos, no se documentan, no hay estadísticas. Por otro lado los operadores de justicia no son tan sensibles a estas situaciones, si llega una mujer a denunciar un caso, como en las demás violencias se le revictimiza, pero peor aún porque en este caso los operadores de justicia o quienes reciben la denuncia no necesariamente reconocen estas situaciones como hechos de violencia, les dicen, por ejemplo: “van a publicar una foto desnuda de usted, ¿quién la mandó?”, y además eso no es tan grave comparado con una violación sexual, entonces se tiende a disminuir, a desestimar la importancia del problema, la afectación en la vida de la mujer, los riesgos en los que ella está. Y por supuesto, si no se recibe bien el caso, la ruta que sigue el caso ante los operadores de justicia es ninguna porque se desestima, no se le da la importancia debida.

¿Qué factores considera que imposibilitan o limitan las denuncias de las mujeres?

Depende de qué tipo de denuncia hablamos. Yo mencioné reportar o denunciar los casos en las redes sociales, la otra es denunciar ante la justicia formalmente, la otra es establecer un diálogo con diferentes redes y activistas y lograr el apoyo que me permita fortalecerme y silenciar un poco a los agresores, digamos hacerme cargo de esa situación y conseguir apoyo.

En el caso de la denuncia ante la justicia uno de los limitantes es la falta de confianza en que eso va a funcionar, por lo menos en Colombia no tenemos ninguna confianza en que yo voy y denuncio un caso y realmente va a haber un seguimiento y una atención adecuada. Otra limitante es que cuando yo denuncio a alguien ante la justicia tengo que tener un nombre, un apellido, una dirección, un teléfono, fulanito de tal con cédula tal, o sea tengo que denunciar a alguien y muchas veces en las redes sociales el que me está atacando es un anónimo, entonces ahí ya se plantea una barrera, (porque) si por ejemplo me recibieran la denuncia y yo tengo todos los datos de quién me está agrediendo, corro el riesgo de que esa persona me haga algo y atente contra mi o me amenace, y no tengo la garantía de que los operadores de justicia me van a proteger.

La realidad es que esos procesos son muy largos y desgastantes y uno no tendría la disposición para invertir todo el dinero y tiempo que implica un proceso de este tipo, que en Colombia podría durar años porque aquí la justicia es muy lenta. Y por otro lado, una de las principales barreras es que la gente no sabe a dónde denunciar, o sea, si a mí me pasa esto ¿yo a dónde voy?, ¿a la Comisaría de Familia?, ¿a la Policía?, ¿a la Fiscalía?, y lo que pasa muchas veces es que las mujeres dicen: “ok, voy a la Comisaría de Familia” y en la Comisaría de Familia te dicen: “mire, esto no es con nosotros, vaya a la Fiscalía”, va a la fiscalía y dice “no, esto no es con nosotros, vaya a tal parte”, y así puede circular en todas las oficinas y nadie le recibe la denuncia. Creo que para la denuncia como tal hay muchas barreras y por eso es que tampoco uno promueve mucho la denuncia, y como digo, una de las barreras es el desconocimiento de quien me recibe la denuncia de qué hacer con eso.

Y en el caso de la denuncia social, ¿cuáles son las limitantes para que una mujer decida hacerla?

Digamos que si es una mujer con un perfil público o con un activismo muy reconocido es menos difícil para ella activar redes de apoyo, pero si es una mujer que no tiene un perfil público y además no se desenvuelve eficientemente en redes sociales va a ser muy difícil para ella captar la atención y movilizar a diferentes activismos para que la apoyen. Si son mujeres activistas, defensoras, con redes de apoyo más fortalecidas generalmente tienen la capacidad para mover otros activismos porque tampoco es fácil, yo tengo que tener un manejo óptimo de las redes para ser capaz de poner a hablar a diversos actores acerca de lo que me está pasando, de ganar adeptos a mi causa y de lograr silenciar a los agresores.

Muchas veces, cuando las víctimas no tienen este manejo óptimo de la tecnología, puede haber personas en su entorno que sí y que la acompañen en su denuncia, ¿qué recomendaciones les daría a las personas que están cerca de las mujeres víctimas de violencia digital?

Lo más importante es no revictimizar a las mujeres, siempre pasa que tendemos a revictimizar a la persona que sufrió la agresión, eso es como muy natural y está absolutamente normalizado. Entonces lo primer es decir “no, no fue tu culpa”, es como el primer paso. Siempre recomendamos que es importante guardar las evidencias, hacer un print (captura) de pantalla, es bueno registrar y almacenar esa información, es mejor tenerla guardada.

En muchos casos recomendamos que las mujeres no se enganchen con ese tipo de agresiones, muchos de esos trolles o agresores lo que buscan es silenciarlas y que ellas se callen, que no vuelvan a opinar, entonces lo que recomendamos es que las mujeres sigan haciendo uso de su libertad de expresión sin necesidad de engancharse en discusiones con estos actores anónimos que lo único que buscan es desestabilizarlas y silenciarlas.

“Lo más importante es no revictimizar a las mujeres, siempre pasa que tendemos a revictimizar a la persona que sufrió la agresión, eso es como muy natural y está absolutamente normalizado”. 

Ustedes han trabajado mucho ofreciendo pautas para la protección y la defensa de los derechos de las mujeres en Internet, ¿considera que este es un espacio que aún no estamos aprovechando para reivindicar y exigir nuestros derechos? ¿qué consejos daría a las mujeres más jóvenes?

Hemos hecho muchas actividades con nuestra campaña en varios sentidos, la primera es sensibilizar, generar conciencia, generar opinión sobre la importancia de las violencias, reconocerlas, porque muchas mujeres no se consideran víctimas de violencia. Dicen “es que mi novio me manda mensajes todo el día, me llama y quiere que conecte el video para saber dónde estoy con quién estoy”, y muchas mujeres no reconocen eso como un acto de violencia y de vulneración a sus derechos, sino que lo encuentran normal porque es su pareja, la cuida y tiene derecho, entonces la primera cosa que intentamos hacer es sensibilizar y en ese sentido hay todo por hacer para que las mujeres seamos conscientes que tenemos derecho a tener la privacidad de nuestros dispositivos, la privacidad de nuestras claves, de la información que tenemos en nuestros celulares, que no nos tienen que llamar 30 veces al día ni preguntarnos dónde estamos ni instalarnos GPS, que las mujeres seamos conscientes de esto, que los hombres también sean conscientes es súper clave, entonces la primera cosa es la sensibilización y aún falta mucho por hacer.

La otra cosa es la formación de competencias y prácticas seguras en línea que lo hacemos a través de nuestros intercambios tecnológicos feministas. También tratamos de hacer incidencia en algunos actores tomadores de decisión, por ejemplo, el gobierno nacional, las organizaciones que trabajan con mujeres, los actores de gobierno que tienen como mandato defender los derechos de las mujeres, es muy importante y ahí está todo por hacer también porque infortunadamente no están incluyendo el tema de violencia y de formación de competencia, de atención y de reglamentación, políticas, etc., en el tema.

La verdad es que falta mucho por hacer y eso que en Colombia llevamos tiempo. A veces los casos ayudan a evidenciar el problema, sobre todo si son casos de mujeres que tienen un perfil público, eso evidencia las violencias y hace que los medios de comunicación masivos hablen sobre ellas.

Creemos que hay un reconocimiento cada vez mayor, pero no es suficiente porque es necesario creer de que las violencias contra las mujeres existen y de que no se van a terminar. Las violencias en internet no se van a acabar mientras el mundo físico sea un lugar violento y agresivo contra las mujeres, si en el mundo físico no se respetan los derechos de las mujeres pues en internet tampoco porque es un reflejo de lo que pasa en el mundo físico. Es muy importante reconocerlo, que las violencias en el mundo digital son tan importantes y pueden llevar afectaciones graves en la vida de las mujeres, incluido el suicidio.

Y a las mujeres más jóvenes les aconsejaría que se empoderen más en el uso de la tecnología, la tecnología no es solamente para bajar y revisar información, sino también para crear, para producir, para programar, para desarrollar, para resolver problemas con tecnología. Las mujeres tenemos que empoderarnos en el uso de la tecnología, no solo en la prevención de violencia, sino también de ser capaces de usarla creativamente, no solamente como usuarias receptoras consumidoras de información sino también como creadoras de tecnología.

Entrevista de Leyla Jarquín

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