Si los de abajo se mueven, los de arriba se caen.
- La desigualdad social que prevalece en Nicaragua se ha vuelto de tal magnitud que conspira contra la armonía social, el medio ambiente, la seguridad y el desarrollo del país.
- La desigualdad social es, también, violencia de parte de los “estratos” sociales superiores hacia los “de abajo” y nos aleja cada día, como país, de los frutos de la Cuarta Revolución Industrial.
- Los cambios importantes sólo han ocurrido en las esferas de los de arriba, las vidas de los de abajo siguen sin importar a los poderosos.
- Esta creciente desigualdad no es sostenible y la forma de atacarla, la llave maestra, es: el empleo, el trabajo digno, bien pagado, productivo, con derecho y protección social.
- El fenómeno del trabajo infantil tiene su origen en la desigualdad, la pobreza y la miseria que orillan a las familias a mandar a trabajar a sus miembros más jóvenes, así como en las diversas formas de violencia intrafamiliar que obligan a los menores a ganarse la vida por su cuenta.
- La discrepancia entre el volumen de servicios prestados y los exiguos resultados de salud tiene varias explicaciones de orden socioeconómico y político, pero influye, de manera muy importante, el sistema público deficiente y disfuncional con repercusiones directas en los sectores más vulnerables.
- También son inocultables las distintas formas de corrupción que han crecido como cáncer con múltiples metástasis en el todo el sector de salud en detrimento de los pobres.
- Estamos inmersos en la alucinante y descomunal corrupción del gobierno Ortega-Murillo que perdió hasta la más mínima traza de honestidad, en la llamada mafia del poder.
- Todo lo anterior, son obstáculos efectivos a los servicios de salud y se traducen en inequidades y desigualdades sociales.
- La igualdad social debiera ser el horizonte de la agenda de país de aquí al 2030. Es hacia donde debemos ir porque el estilo de desarrollo dominante, autoritario y despótico, no es sostenible.
- La igualdad tiene que estar en el centro de la futura política económica de un gobierno progresista, porque lo que ha aumentado es la disparidad, la desigualdad entre el que más tiene y el que menos tiene; la desigualdad de ingreso, en la distribución de la riqueza, en oportunidades y el acceso a bienes públicos.
- En el futuro se tiene que implementar la lógica de cero corrupciones, de cero amiguismos, de cero nepotismos; eliminar todas esas lacras de la cultura política nacional.
- Para luchar efectivamente contra la desigualdad es necesario cerrar las fugas impositivas del gran capital y llevar el caso a debate nacional.
- El país necesita una redistribución del ingreso y de la riqueza, sobre todo de la ganancia.
- Debate nacional que nos permita consensuar una solución al desbalance actual, tanto en la distribución del ingreso, la desigualdad social, el acceso a la salud, el tipo de educación, como en la apropiación de la riqueza.
- Por lo tanto, el gobierno progresista tiene que tener como objetivos prioritarios: mejorar la equidad, reducir la desigualdad social y la pobreza.
- Es decir, estar a favor en un punto nodal: no imponer salarios de pobreza como mecanismo de la productividad empresarial y las abultadas utilidades para el capital.
- Si algo deberíamos aprender de estas horas de lucha e indignación es que, sin una organización sociopolítica de los ciudadanos, las adversidades se volverán tragedia permanente y recurrente, de las que nadie estará exento.
San José/Costa Rica, 30 de junio de 2019.
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