Organizaciones de mujeres y feministas de Nicaragua negaron los señalamientos de Rosario Murillo, vocera del régimen sandinista, en torno a la supuesta promoción del aborto en las Comisarías de la Mujer, y señalaron que Murillo utiliza este «derecho humano» como un «arma política dentro de una campaña difamatoria».
La semana pasada desde los canales oficialistas, Murillo expresó que en Nicaragua anda un grupo de «disfrazadas, promoviendo el aborto desde las oficinas y las Comisarías de la Mujer». Según Murillo, los movimientos que defienden los derechos de las mujeres en el país promovían «negocios especiales para acabar con la vida de un niño o niña no nacido».
«Se atreven a hablar, en nombre de las mujeres, quienes quieren acabar con la vida de las niñas o niños antes de nacer, y usaban las Comisarías de la Mujer para promover esas malas prácticas», señalo Murillo en un contexto en que el régimen ha incrementado la represión contra organizaciones defensoras de derechos humanos..
«Es parte de la campaña difamatoria que ha caracterizado al régimen en contra del feminismo y de las organizaciones de mujeres. La intencionalidad es querer siempre polarizar a la población nicaragüense en un tema tan sensible como es el aborto”, mencionó Juanita Jiménez del Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM).
Jiménez, añadió que con sus declaraciones la vocera del régimen sandinista pretende seguir «satanizando» el trabajo de los grupos feministas en Nicaragua.
«Quiere que la gente nos aísle, que la gente nos trate con desprecio a partir de todos estos argumentos que ella señala. El país está claro cuál ha sido el rol del feminismo, pero el tema del aborto siempre se ha politizado, pero se ha utilizado como arma de división y confrontación a nivel social», mencionó Jiménez.
Para Maryce Mejía, enlace nacional de la Red de Mujeres contra la Violencia, es parte del discurso «misógino y de odio» hacia la ciudadanía en general, las mujeres y cualquier movimiento social que defienda derechos.
«Ella dijo que usábamos clínicas clandestinas para promover estas cosas y no, más bien luchamos por el aborto legal y seguro para que las mujeres salven sus vidas y no sigan en riesgo (…) Es el mismo planteamiento de querer dividir a la población”, manifestó Mejía.
EL ‘ODIO VISCERAL’ DE MURILLO
En 2006 en Nicaragua se aprobó una reforma al Código Penal que castiga el aborto terapéutico con sentencias de entre cuatro y ocho años de prisión a quienes lo practiquen. La despenalización del aborto ha sido una lucha histórica de las organizaciones de mujeres que lo defiende como un «derecho humano que no se puede seguir negando a las mujeres», y exigen que su abordaje sea «un asunto de salud pública».
«Es un derecho humano, tiene que ver con justicia social, porque no puede una adolescente producto de violación parir a un hijo no deseado, o que la mujer está en riesgo su vida, es un derecho humano, tiene que ver con democracia también que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo», mencionó Mejía.
En este tema en particular, según Mejía, no debe haber «injerencia religiosa ni política retrograda que violente los derechos de las mujeres». Cada vez que el tema se pone en la agenda pública se genera mucha controversia entre el sector conservador de la sociedad nicaragüense.
Mayte Ochoa, del Movimiento Feminista de Nicaragua, declaró a La Lupa que el discurso de Murillo solo demuestra el «odio visceral» que tiene contra el movimiento feminista, cuyas integrantes se solidarizaron con su hija Zoilamérica Narváez cuando denunció a Daniel Ortega por el delito de violación.
«Fue el movimiento de mujeres que denunció la violación contra Zoilamérica y es obvio que su odio visceral se mantiene a lo largo de los años, creo que declaraciones son bastantes peligrosas, obviamente es una mentira, una falsedad», dijo Ochoa.
La representante del Movimiento Feminista de Nicaragua asegura que la despenalización del aborto sigue estando en su agenda porque se trata de una «reivindicación de derechos humanos».
«El aborto terapéutico debería ser legal en este país y no una carta de negociación de ellos como políticos en contra de las mujeres, es falso que se haya promovido el aborto desde esas instancias», afirmó.
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TRABAJO EN LAS COMISARÍAS
Fue en 1992 que se instituyó un primer esfuerzo para echar a andar un proyecto piloto de las Comisarías de la Mujer, que fueron concebidas inicialmente como un espacio especializado que daría atención a las mujeres denunciarían delitos de violencia machista.
Para el Movimiento Feminista de Nicaragua las Comisarías de la Mujer son un «estandarte y un logro» de la lucha del movimiento de mujeres en este país.
«Se crearon gracias a la lucha sistemática que el movimiento de mujeres ha desarrollado en este país para que se reconozca la problemática de las mujeres como una problemática grave que no se resuelven en seno de una familia», mencionó Ochoa.
Según Jiménez, el discurso de Murillo solo demuestra un «desconocimiento total» de la historia sobre el modelo integral de las Comisarías de la Mujer, el tipo de trabajo y los avances que se habían logrado en Nicaragua.
El modelo de las Comisarías en Nicaragua, un espacio donde las mujeres víctimas encontraban atención oportuna, de calidad y con sensibilidad, en un momento sirvieron de referencia en Latinoamérica y el mundo por el trabajo que se había logrado, señaló Jiménez.
“Desde un programa institucional se podía articular una estrategia con sociedad civil, con movimientos de mujeres para enfrentar de mejor manera la violencia contra las mujeres”, dijo.
Y agregó que, «eso implicaba coordinaciones a distintos niveles y en esas coordinaciones, y para que funcionara ese modelo, por supuesto que las organizaciones de mujeres teníamos un rol establecido”.
Organizaciones que trabajan en defensa de los derechos humanos de las mujeres han denunciado que la reapertura de las Comisarías de la Mujer es solo una estrategia donde están obligando a las mujeres a mediar con su agresor.