Por muchos años, Zoilamérica Narváez fue una mujer sujeta a los abusos sexuales de su padrastro Daniel Ortega en complicidad con Rosario Murillo, la pareja presidencial de Nicaragua.
A raíz de su denuncia pública, Narváez empezó una batalla legal para buscar justicia internacional, sin embargo, su caso fue archivado en los expedientes sin resolución. Desde su exilio en Costa Rica, Zoilamérica sigue firme con su lucha y continúa denunciando los abusos a los que fue sometida y que aún implementa el régimen orteguista en el país.
“Estamos descubriendo la verdadera cara de este régimen y sabemos que la vicepresidenta siempre ha tenido una ambición enfermiza por el poder. Este es un gobierno que trae en su naturaleza una ideología de la destrucción en donde el cuerpo de la mujer y su violencia sexual está asociado al ejercicio del poder”, señaló.
Aunque el Gobierno de Nicaragua siempre ha presentado campañas enfatizadas a la defensa de los derechos de la mujer a realidad en el país es contradictorio ante el aumento de feminicidios, presas políticas que han sido maltratadas y golpeadas en sus celdas, así como mujeres de organismos sociales y periodistas que son constantemente amenazas y perseguidas por la dictadura, algunas obligadas a estar en el exilio.
Para Zoilamérica una prueba más de una dictadura que usa el acoso sexual como política gubernamental es el sometimiento a las torturas psicológicas y sexuales de las presas políticas.
“La orden de ejercer abuso hacia las presas políticas, son parte de una cultura política, de una práctica partidaria en donde se le consigue niñas a Daniel Ortega para sentirlo todopoderoso y se habla de una red de proxenetas dentro del partido”, aseguró.
Respecto al trabajo y complicidad que ha ejercido Rosario Murillo, en estos años de mandato junto a Daniel Ortega, Zoilamérica expresó que su propia madre es una promotora de la violencia hacia las mujeres, la cual dejó en evidencia en los últimos 10 meses, donde las presas políticas, familiares de las mismas, incluso periodistas siguen siendo amenazadas e intimidadas por el régimen.
“Nicaragua es una mujer abusada, en la que se práctica el abuso sexual bajo una estrategia política impulsada por la misma vicepresidenta, reflejada en la manera que se intimida a las víctimas, el desprecio a las madres de abril y sus familias, todas estas formas que connotan un gobierno misógino”, explicó Narváez.