El movimiento campesino es una de las agrupaciones sociales más antiguas en Nicaragua. Recientemente llamaron a los opositores al régimen de Daniel Ortega a que depongan sus “intereses particulares” y trabajen por la unidad. Sin embargo, también ellos mismos han dado muestras de división dentro de sus filas. ¿Desde cuándo y por qué?

Por décadas, han surgido líderes dentro en las zonas rurales para alzar la voz y defender los derechos de los campesinos. Sus reclamos, históricamente han estado vinculados a la defensa de la tierra, explica la socióloga, Elvira Cuadra.

“Sus luchas por la tierra son históricas y ha tenido diferentes expresiones organizativas y formas de lucha en diferentes décadas y en la actualidad. Es un actor que ha permanecido en el tiempo, lo que cambia son sus organizaciones y acciones, por eso es que en algunas ocasiones los vemos como si fueran de reciente conformación, pero en realidad tienen muchas décadas de existir”, señaló Cuadra.

Movimiento Campesino Nicaragua
Cortesía

En la actualidad, señala la socióloga, el movimiento campesino en Nicaragua está integrado por diferentes grupos que nacieron alrededor de “demandas diferentes”.

Uno de esos grupos es el que surgió en el 2014 después de la aprobación de la Ley 840 “Ley Especial para el Desarrollo de Infraestructura y Transporte Nicaragüense Atingente a El Canal, Zonas de Libre Comercio e Infraestructura Asociadas”.

La ley aprobada el 13 de junio de 2013 provocó que un grupo de campesinos se levantara en contra del Gobierno, pues a través de esta iniciativa serían despojados de sus tierras al cederle la soberanía al empresario chino Wang Jing.

Los campesinos, que se agruparon alrededor del Consejo Nacional por la Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía, realizaron alrededor de 100 marchas exigiendo la derogación de la ley del megaproyecto canalero que fue anunciado con bombos y platillos por el régimen de Daniel Ortega.

Uno de los rostros más visibles de la lucha anticanal era el de Francisca Ramírez.

campesinos anticanal Nicaragua
Los campesinos se oponen a la construcción de un Canal Interoceánico en Nicaragua. Tomada de Confidencial.

“En efecto, adquirieron una gran visibilidad a raíz de las acciones en rechazo a la concesión canalera, pero es importante decir que no fueron los únicos en alzar su voz contra el Gobierno, otras expresiones del movimiento campesino estaban activas, sólo que menos visibles”, agregó Cuadra.

La socióloga se refiere a otros movimientos como el que nació en rechazo a las concesiones mineras en Santo Domingo o Rancho Grande, o los grupos campesinos que en el norte y occidente del país “han actuado en defensa del agua y los bosques”.

“Una de sus características más relevantes es la capacidad de convocatoria, organización y movilización que tienen; además que cuentan con liderazgos propios”, reconoce Cuadra.

El 14 de junio de 2019 se cumplieron seis años de vigencia de la Ley 840 y no se logró establecer un “cierre financiero” como establece el acuerdo marco, por lo que diferentes sectores sociales del país demandaron su derogación.

EN LA REBELIÓN CÍVICA

Cuando el movimiento campesino anticanal comenzó a protestar luchaban solos, no tenían el apoyo de la población urbana, tampoco exigían la salida de Ortega del poder. Su mayor demanda era la derogación de una ley que ponía en peligro sus tierras.

Durante las protestas de abril de 2018, los campesinos dirigieron su lucha hacia otro contexto y empezaron a exigir la renuncia del presidente y elecciones anticipadas. Para ese entonces, ya había  varias personas muertas por la represión gubernamental ejercida por fuerzas de la policía y paramilitares.

“Quiero que sepa señor presidente que no es otra gente que está ahí, son los campesinos exigiendo justicia porque han sido reprimidos, porque hemos estado reclamando justicia desde muchos escenarios y no hemos sido escuchados los campesinos (…) Hoy el pueblo le manda a decir que ya no lo quieren en el poder”, dijo el líder Medardo Mairena a Ortega durante el fallido diálogo nacional.

Mairena es otro campesino que también estuvo al frente de la lucha anticanal.

“El movimiento campesino es un movimiento social, pero también es un movimiento político en tanto emplaza al Gobierno y al Estado ya sea a partir de reivindicaciones específicas y de temas de carácter estructural como es la tenencia de la tierra, la marginalidad, la pobreza y el reconocimiento”, advierte la socióloga.

Cuadra asegura que desde estallido social nacieron otras organizaciones campesinas en Boaco, Chontales y Matagalpa, principalmente, que se sumaron activamente a las acciones cívicas en los tranques.

“Todos ellos conforman el movimiento campesino”, insiste Cuadra quien enfatiza que a este movimiento se le debe reconocer su capacidad de organización y movilización, la calidad de sus liderazgos, de resistencia y persistencia de sus acciones.

¿SE FRACCIONÓ EL MOVIMIENTO?

Recientemente ha habido informaciones de que el movimiento campesino está dividido en dos fracciones, la que representa Ramírez y la de Mairena, quien empezó a tomar notoriedad tras su participación en el diálogo.

A inicios de 2019, la lideresa denunció haber sido expulsada del movimiento, violando los reglamentos y estatutos de esta organización. Mairena tuvo una participación a más activa junto a la Alianza Cívica, mientras Ramírez integró la Articulación de Movimientos Sociales.

A Mairena, inclusive se le vinculó con el Partido Liberal Constitucionalista, pues su caudillo Arnoldo Alemán supuestamente le habría ofrecido el partido para que él sea candidato presidencial, pero éste negó su cercanía con los liberales.

La socióloga explica que este tipo de situaciones ocurren con “frecuencia en los movimientos sociales”, es parte de sus dinámicas internas, insiste.

“La verdad es que ellos no reaparecieron, ya estaban allí antes de abril. En la historia de los movimientos sociales en Nicaragua y el mundo, se puede observar que no están constituidos por un único grupo, sino por una diversidad de grupos u organizaciones; en ese sentido, el hecho de que en la actualidad existan varios grupos no necesariamente implica un fraccionamiento o debilidad del movimiento”, dijo Cuadra.

La socióloga considera que los campesinos no han perdido su esencia de movimiento social, por el contrario, “se ha afirmado y fortalecido en la medida que sus demandas permanecen en el tiempo y han alcanzado mayor visibilidad y protagonismo en el contexto de la crisis”.

LOS ROSTROS DEL MOVIMIENTO

Francisca Ramírez:

Es originaria de la comarca La Fonseca, municipio de Nueva Guinea. La lideresa que apareció inicialmente como coordinadora del Consejo Nacional por la Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía, se encuentra exiliada en Costa Rica desde octubre de 2018.

Siempre se le miró al frente de cada una de las marchas, pero eso provocó que la detuvieran en distintas ocasiones durante los años 2014, 2015 y 2016.

El 22 de agosto de 2017, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares a Ramírez porque consideró que la defensora de derechos humanos estaba siendo objeto de un “ciclo continuo de amenazas, hostigamientos y actos de violencia”, según detalla la resolución 33/2017.

En 2016, la campesina ocupó el lugar número 44 entre las 50 mujeres a las que Forbes, la revista latinoamericana, reconoció como las más poderosas de Centroamérica. Ramírez estuvo nominada junto a mujeres influyentes como la activista Bianca Jagger.

El 6 de Marzo de 2019, la lideresa también fue reconocida con el premio internacional “Homo Homini 2018” que entrega la organización “People in Need” a personas comprometidas con la defensa de los derechos humanos.

Medardo Mairena:

Se ha ubicado al frente del Movimiento Campesino, una de las organizaciones más importantes de la sociedad que han surgido en el país en los últimos 15 años.

Es originario también del municipio La Fonseca, en Nueva Guinea. Estuvo en la mesa del primer diálogo nacional que fue convocado por los obispos de la Iglesia Católica para encontrar una salida a la crisis sociopolítica.

El 13 de julio de 2018, durante el estallido social, fue detenido en el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino y posteriormente acusado por siete delitos entre ellos terrorismo, asesinato y crimen organizado, tras el ataque de una delegación policial en Morrito, Río San Juan.

Por esos delitos, el juez sandinista Edgard Altamirano impuso la ridícula condena de 216 años y tres meses contra el líder campesino.

Mairena pasó 11 meses como prisionero político hasta que fue liberado junto a un grupo importante de personas el 11 de junio de 2019 bajo la criticada Ley de Amnistía.

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