Bajo una dictadura totalitaria, la prensa nicaragüense ha dado muestras de resistencia, dignidad y compromiso con la verdad, pese a la persecución, la cárcel, la censura y las campañas de terror orquestadas por Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La represión, persecución, el exilio e incluso la apatridia hacen parte de lo que viven periodistas nicaragüenses con mayor intensidad desde las manifestaciones antigubernamentales de 2018.

Este 8 de septiembre —cuando se conmemora el Día Internacional del Periodista—, las periodistas consultadas por La Lupa reconocen que el periodismo es la única trinchera que se mantiene en pie contra la dictadura de Nicaragua como un acto de resistencia para seguir contando la verdad. 

“Yo sé que esta ha sido una carrera compleja los últimos siete años, pero también ha sido un trabajo de resistencia”, reconoce la periodista Abigail Hernández, directora de Galería News y coordinadora de La Sala, Mujeres en la Redacción. 

Para Hernández, estos últimos siete años han sido una “carrera compleja”, pero reconoce que los y las periodistas “siguen demostrando una dignidad impresionante, el no ceder a plegarse a un discurso político ni entregar las agendas editoriales de sus medios”.

Pese a los recursos económicos y el control mediático del régimen —subraya Hernández—, “la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo no ha logrado imponer su discurso oficial porque la gente reconoce la dignidad del periodismo nicaragüense”.

La periodista, feminista y defensora de derechos humanos, Patricia Orozco, resalta la “firmeza” y valentía que tiene la prensa nicaragüense “como algo que genera un mayor apoyo de la población”. Sin embargo, esa “credibilidad” ha ganado “mayor odio del poder público, es decir, la dictadura Ortega Murillo”.

“Tiene que ver con la firmeza que ha mostrado el periodismo, que sigue teniendo, que sigue informando, que no se deja amedrentar por el oficialismo, pero también el odio que persiste en la dictadura contra el periodismo, porque hemos estado diciendo la verdad y señalamos con firmeza quiénes son los autores de los crímenes de lesa humanidad que ha habido en el país desde 2018”, afirma Orozco, directora de la plataforma Agenda Propia Nicaragua.

Puedes leer: Más de 900 periodistas forzados al exilio en América Latina: Nicaragua un “caso complejo”

Siete años de persecución contra el periodismo

Desde abril de 2018, tras las protestas sociales contra el régimen, el periodismo se convirtió en blanco de ataques sistemáticos. 

El cierre de medios, la confiscación de sus instalaciones, el encarcelamiento de reporteros y la persecución judicial marcaron la estrategia de la dictadura en contra de las y los periodistas en Nicaragua.

La periodista Fabiola Tercero está en desaparición forzada desde el 12 de julio de 2024 cuando fue secuestrada por la policía orteguista.

Frente a la ola de terror y represión contra la prensa, informar, según Orozco, se convirtió en un acto de resistencia y, en muchos casos, en un acto de supervivencia.

“La campaña de terror no está orientada a una persona o a un grupo de personas, está orientada a toda la población y el periodismo o las y los periodistas son parte de esa población (…) Creo que no hay que perderlo de vista y no hay que censurarlo: el miedo que genera esta campaña de terror es una cosa muy fuerte y no escapan las y los periodistas”, subraya Orozco. 

Según la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED), entre abril y junio de 2025 se registraron 40 violaciones a la libertad de prensa en Nicaragua, de las cuales 28 ocurrieron en el entorno digital. 

En ese mismo periodo, cuatro periodistas fueron forzados al exilio, sumándose a los 293 comunicadores que abandonaron el país desde 2018.

Periodistas resisten desde el exilio 

El caso de la prensa en Nicaragua es uno de los más graves, pero no el único. 

Entre 2018 y 2024, al menos 913 periodistas fueron forzados al exilio en América Latina, de acuerdo con el informe Voces Desplazadas: Radiografía del Exilio Periodístico Latinoamericano, elaborado por el Programa de Libertad de Expresión y Derecho a la Información (PROLEDI) de la Universidad de Costa Rica, en alianza con Fundamedios y la Cátedra UNESCO de la Universidad Diego Portales de Chile, con apoyo de la UNESCO.

También: 1,329 violaciones a la libertad de prensa en los últimos cinco años

El estudio advierte que la libertad de prensa en la región atraviesa una de sus etapas más críticas en décadas. Los países centroamericanos, junto con Venezuela y Cuba, concentran buena parte de los casos.

“A pesar del exilio se siguen alzando las voces en contra de las injusticias sociales y la defensa de los derechos humanos”, dijo a La Lupa Argentina Olivas, periodista y líder feminista se encuentra en Estados Unidos, en calidad de exiliada. 

El exilio no solo implica desplazamiento, sino también la pérdida de proyectos profesionales, el desarraigo familiar y la precarización de las condiciones de trabajo.

Un informe paralelo, elaborado por Las Comadres —un espacio de articulación de los medios feministas La Lupa, Radio Vos y Agenda Propia—, recopiló las historias de 45 mujeres comunicadoras exiliadas en Centroamérica, Europa y Estados Unidos. Según los datos, 31.1% reside en Costa Rica, otro 31.1% en Estados Unidos y 22.2% en España. El resto se encuentra en Guatemala (2.2%), El Salvador (2.2%) y Holanda (2.2%).

Este mapeo visibiliza una realidad poco documentada, es decir, la salida forzada de mujeres periodistas, muchas de ellas principales sostenes de sus familias. 

“De acuerdo a la norma patriarcal, muchas veces quienes asumen la responsabilidad de los hijos son las mujeres. Y entonces, varias colegas en Costa Rica han tenido que dejar la profesión para dedicarse a otras alternativas de vida y sostener a su familia”, señala Orozco. 

Innovación y resistencia en el exilio

Pese a las adversidades, según Olivas, han surgido nuevas iniciativas mediáticas creadas desde el exilio. 

“Algunas hemos podido seguir, porque hemos recibido apoyo de nuestras organizaciones, como en el caso mío, tenía apoyo de otras mujeres y de organizaciones. Pero, algunos medios, incluso, han surgido en el exilio para seguir alzando las voces”, reconoce Olivas. 

Aunque en Nicaragua, debido a la persecución política, muchos periodistas se han visto obligados a abandonar la profesión, Olivas insiste que el abandono del periodismo no debe verse como una “deserción”, debido a que “la situación te lo demanda para sobrevivir”.

La precariedad laboral en el exilio obliga a muchos periodistas a combinar su trabajo informativo con otros oficios. Aun así, la voluntad de continuar documentando las violaciones de derechos humanos y las realidades sociales se mantiene como un motor de resistencia.

“Nunca antes en Nicaragua habían existido tantos medios de comunicación como ahora… la bravura de la prensa independiente nos ha llevado a innovar y abrir las agendas. Hay medios especializados en género, en política, en cultura, en juventud. Eso es algo que hay que alabar”, dice Hernández.

El surgimiento de nuevas plataformas digitales, redes de periodistas feministas y medios especializados demuestra que, lejos de ser silenciada, la prensa ha encontrado formas creativas de mantenerse relevante y cercana a la ciudadanía.

“Desde el 2008 estamos en un proceso de readaptación, de resiliencia. En un proceso de mostrar una fortaleza y una dignidad profesional importante que nos está llevando a ser reconocidos a nivel internacional por la resiliencia, la resistencia, pero también la bravura con la que la prensa nicaragüense ha respondido ante la dictadura”, reconoce Hernández. 

Cada 8 de septiembre se celebra el Día Internacional del Periodista en honor a Julius Fučík, escritor y periodista checoslovaco ejecutado por los nazis en 1943.  

Perfil del autor
La Lupa Nicaragua