El Comité Científico Multidisciplinario (CCM) de Nicaragua, conformado por 12 especialistas, señaló que hace más de tres semanas alertó del peligro y las medidas de prevención que deberíamos tomar frente a la epidemia del COVID-19. Sin embargo, hasta la fecha «no contamos con un programa nacional de prevención del contagio» ante por lo que «existe incertidumbre de cómo se manejará esta epidemia de forma técnica, científica y transparente».
“No se puede tranquilizar ni orientar a una población desinformada y que día a día no puede diferenciar qué cosas son ciertas o cuáles no. La transparencia y claridad en la comunicación están ausentes y no abona a motivar una actitud más activa para prevenir el contagio”, manifiestan en un comunicado.
EL CCM insiste en que es “apremiante la necesidad de reflexión y diálogo transparente” sobre la situación real de la pandemia del nuevo coronavirus en Nicaragua. “Debemos dilucidar cómo evolucionará la epidemia y cuál es nuestra capacidad real de generar una respuesta nacional para abordarla”, agregan.
«Cada día que pasa nos aproxima a la inminente fase de expansión acelerada de la epidemia en nuestro país. Ya estamos en la fase previa al registro de una curva que ascenderá rápidamente en las próximas semanas», advirtieron.
Exigen priorizar vidas antes que economía
El grupo de especialistas afirma que “la salud y la vida de la población debe prevalecer a las condiciones de la economía».
“Es evidente que la economía ya está afectada por el COVID-19, pero sin regulaciones estatales y con las desigualdades prevalecientes, los efectos se concentran en los más vulnerables”, afirman.
Al respecto, los especialistas del CCM comentan que “argumentar la libertad de trabajar para familias en las que el alimento de hoy depende del trabajo de hoy, es casi inhumano”.
Piden cancelar clases
Pese a que el régimen convocó hoy al regreso a clases en escuelas y universidades del país, luego de 15 días de vacaciones de Semana Santa, el CCM insistió en la «necesidad de no reanudar clases en todos los niveles del sistema educativo».
“Las posibilidades de contagio en aulas y locales es muy alta, igualmente el riesgo en calles, parques y medios de transporte. Colocar a estudiantes, padres de familia y personal del sistema en la duda de optar entre proteger a niños, niñas, adolescentes y jóvenes o cumplir obedientemente normas y políticas, es generar una condición injusta», afirman.
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