La activista y mujer trans Celia Cruz fue puesta en libertad el pasado 25 de abril, después de permanecer un año y cinco días en prisión, una situación que califica como “traumática”, pero que no la detiene  para seguir demandando la salida del régimen, asegura la excarcelada política.

En entrevista con La Lupa, Cruz narra los episodios más duros que le tocó vivir en prisión, las horas que antecedieron su salida de la cárcel y su compromiso que tiene con Nicaragua.

El calvario de la prisión para una mujer trans

¿Cómo fueron las horas que antecedieron tu liberación?

En el espacio de las horas que llevo de estar libre me siento súper contentísima, feliz, aún no me lo creo. He andado con un sinnúmero de malestares extraños y debe ser por la exposición al sol y el aire, entonces me tengo que someter a un chequeo médico que me lo negaron allá en el penal.

El día que nos liberaron, para mí fue algo súper extraño, aunque tenía la confianza, la fe nunca la perdí, sé que algún día me iban a llamar para decirme que iba libre, pero no esperé la verdad que fuera ese domingo.

En mi mente estaba en un vago sueño y yo decía que me iban a liberar en mayo para el día de las madres, porque se especula dentro del sistema que para el 20 de mayo harán una liberación, puede de todos los políticos o la mitad de todos ellos y el 25 de mayo se especula que sea un indulto masivo de reos comunes.

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Nunca imaginé que ya mi boleto estaba pagado y que mi avión estaba listo con anticipación.

Ese domingo me levanté más tarde, porque era domingo y la galería está un poco más calma, menos funcionarios. Me bañé y no me pinté ese día, pero después que terminé de hacer desayuno me iba a dar un descanso, pero mi susto es que cuando voy a recostarme alguien gritó que llegaba la guardia y un muchacho me dice, si no me equivoco, parece que vienen por vos, ojalá te vayas libre, me dijo.

Subió el jefe de la Galería Uno, el señor Alexis Cruz, subalcaide de la Galería Uno, iba acompañado por seis oficiales más, llega y me dice haga el favor de recoger todas sus cosas y yo me sorprendo y le pregunto, pero para dónde voy.

Lo primero que me imaginé es que me iban a trasladar a la 300, porque es la receta que dan para todos los políticos que quebrantamos en parte las normas por exaltarnos y pedir que se respeten nuestros derechos y yo desde un inicio, desde que llegué siempre hice lo mismo y ya me había salvado en dos ocasiones de que me enviaran a la 300, pero si no he hecho nada, dije yo.

Salimos de la galería, y por cuarta vez vuelvo a preguntar que para dónde me llevaban, me dijeron camina y no preguntes. Cuando pregunto por quinta vez, me toca el hombro y me dice, camina, ahorita vas a entender.

Nos llevaron a la oficina del director del penal y cuando abren la puerta de la oficina mi susto es que está Jeancarlos, Yubran, Engel y Edwin, mis otros compañeros y uno de ellos me escribe con la mano, el lenguaje de los presos, y me dice que vamos libre, yo me sorprendo.

El subprefecto del penal, Venancio Alanís, me da la bienvenida y me dice que no me asuste y que iban a oficializar un acto de entrega, porque íbamos libres. Le di infinitas gracias a Dios, y nos dijo que esperáramos que llegan nuestros familiares.

¿Cómo viven sus días los presos políticos en el penal?

La fe no se ha perdido y todos tenemos la esperanza, teníamos, tenemos y tienen los que están ahí de que sí vamos a salir, porque de alguna u otra forma nos enteramos a través de los medios.

El reo común siempre está pendiente del reo político para ingeniárselas de cómo llevarles noticias de lo que está sucediendo en la calle.

En la galería que estaba hay televisión para los reos comunes, pero les tienen prohibido poner canales que no sean los oficialistas, pero sabemos que ellos buscan informarse. Entonces los comunes escuchan las noticias y ellos nos la hacen llegar, de alguna forma se las ingenian y la hacen llegar hasta donde estamos los presos políticos.

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¿Cuál es tu demanda con respecto a los presos políticos?

Pienso que la oposición no debe bajar la guardia, tiene que seguir reclamando la salida de todos los que están todavía encerrados, pero yo personalmente pienso que no hay que tener temor, pero tampoco hay que exponerse y no caer en las provocaciones de los fanáticos del Gobierno y máximo del órgano represor que es la Policía orteguista.

¿Mientras estuviste en prisión fuiste objeto de amenazas en algún momento?

Sí, muchísimas veces, porque los oficiales las veces que hacían requisas o nos llevaban a atención médica, nos decían que mejor nos calláramos, que no comentáramos nada, porque si no nos iban a mandar a la 300.

Yo fui víctima de castigo el 31 de diciembre, es el peor fin de año de mi vida, igual por estar protestando, por una llamada que hice y fui víctima también durante las requisas, de agresión física verbal, psicológica, porque dentro de la prisión es más vulgar, más corriente, más irrespetuoso el bullying viene más de los funcionarios que del propio preso.

¿Recibiste amenazas de muerte?

La verdad fueron pocas, pero ellos decían que le diéramos gracias a Dios que estábamos en “La Modelo” y que no habíamos sido baleados y tirados como perros en algún cauce o un barranco.

Celia Cruz afirma que seguirá pidiendo libertad para los presos políticos. Foto Cortesía de Celia Cruz.

Nosotros nos poníamos a pensar que en realidad que mejor estábamos ahí con vida a estar como muchas personas desaparecidas y otras que al día de hoy no aparecen.

¿En la prisión tenías contacto con el resto de presos políticos?

En la galería donde estaba solo nos mirábamos los que estábamos en esa galería. Con las otras galerías nos costaba, porque en septiembre del año pasado ellos tomaron más represión contra nosotros, porque empezaron a quitarnos la ropa y nos dejaron solo con los uniformes del penal que es como salen hoy todavía los reos políticos.

Nos arrebataron todo y nos mirábamos nada más cuando íbamos a las consultas médicas que las hacen cada tres días y nos tienen divididos en tres grupos, como nos reuníamos en grupos de siete o quince para tomar la revisión médica y el acto de rebeldía era en conjunto nos sacaban de manera individual o de dos en dos, no coincidíamos, aparte que la vigilancia era extrema.

Organismos de derechos humanos denunciaron que no debiste estar en una cárcel para hombres, porque se violaban tus derechos.

Yo compartí con Cruz Roja Internacional que sí hubo una violación a mis derechos que, en mi caso, creo que desde que tuve uso y razón de mi inclinación sexual me he identificado como una chica trans y convivir entre tantos hombres, una falta de respeto más de los oficiales, aunque entre los reos siempre hay personas irrespetuosas.

Para mí, fue algo traumático, porque no se espera uno exponerse tanto físicamente y mentalmente, porque nadie está preparado.

¿Cuál es tu opinión del juicio al que fuiste sometida?

Es el juicio más cómico que he visto en la historia de mi vida, creo que ni un narcotráfico es procesado de esa forma como nosotros por el hermetismo que mantuvieron.

Era como una película de mi vida, como que estaban frente a unos narcotraficantes, asesinos, delincuentes de alta peligrosidad, un juicio ridículo.

En 2018 te uniste a las protestas ¿Siempre levantaste tu voz?

Para mí fue un orgullo levantar mi voz y es lo que a ellos les molesta, porque dicen que yo me convertí en una voz de aliento y de esperanza de la isla completa.

Yo fui siempre la voz cantante en los parlantes para gritar las consignas, animar a la gente a salir de sus casas. En mi niñez nunca tiré triquitracas y luego aprendí a lanzar morteros, a entrenar a los muchachos cuando íbamos a las marchas en el momento que la Policía quería entrar a la isla y cuando la gente del Gobierno nos quería interceptar, entonces para mí fue algo grande animar y sentir que tanta gente decía: ¡Ahí viene Celia Cruz! ¡Esta mujer trans si es huevona!

Y hoy que he regresado esa misma gente me da más ánimo y más esperanza, porque dice que sí se pudo, que tengo valor y soy un orgullo.

Mi voz no la pudieron apagar desde 2018, fui un estorbo y sigo siendo un estorbo para el Gobierno de turno. Mi único delito es reclamar igualdad de derechos, democracia para nuestro país, libertad para nuestros presos políticos y sobre todo un cambio total en nuestro país y eso en pocas palabras es retar a la dictadura.

¿Seguirás alzando tu voz?

Estoy más firme y digna que nunca, tengo más fuerza que nunca, porque Dios me las ha prestado.

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El domingo que regresé fui interceptada por todas las fuerzas antimotines y llegó el capitán de la Policía de la estación a advertirme personalmente que recordará que había sido puesta bajo libertad condicional y que no había repetición de los actos delictivos de los que me acusan y que cuidado amenazaba con quebrantar la paz y la tranquilidad del pueblo.

¿Qué esperas de las elecciones que se aproximan en noviembre?

Siempre dije estando dentro del sistema de “La Modelo” y continúo diciendo que es necesario la unidad, la unidad conjunta va a ser lo único que nos ayude a sacar esta dictadura del poder donde se han aferrado.

A la mayoría de los precandidatos les digo que no pongan por primero los intereses personales de cada uno, que pongan en pro lo intereses conjuntos de un país que necesita un cambio que está cansado de lo mismo.

Si no hay una sola unidad, una sola casilla, un solo partido, un solo candidato no va a valer la pena haber luchado tanto y habernos expuesto tanto, sabemos que estamos ante un criminal, un déspota que quiere aferrarse al poder de la forma que sea.

¿Cómo harás para subsistir ahora que saliste de prisión?

Ahorita estoy acomodando ideas, tengo que buscar cómo reorganizarme y ver si trato de poner el negocio nuevamente para tratar de salir adelante.

El pueblo me quiere y me lo ha demostrado, me estima muchísimo, la gente me dice que tengo que salir adelante y creo que necesitaré y gracias a Dios, también ya se han pronunciado manos amigas que de una u otra forma sé que me van a ayudar para lograr salir adelante.

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