El rostro de Yaritza Rostrán Mairena se hizo conocido desde 2018. Estuvo atrincherada en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) y eso le costó la expulsión de su centro de estudios, donde cursaba el quinto año de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. También le costó casi un año de cárcel, y ahora el exilio. 

“Actualmente vivo en Costa Rica y estoy retomando la universidad, ahora estudiando en la carrera de Trabajo Social. También mantengo mi activismo siendo parte de la Unión de Presas y Presos Políticos de Nicaragua, una organización de víctimas de prisión arbitraria y tortura”, explica. 

Yaritza dedica gran parte de su tiempo a denunciar las graves violaciones a derechos humanos “de las que fuimos víctimas” y que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo siguen cometiendo contra la población nicaragüense. 

Yaritza Rostrán en conferencia de prensa en la Catedral de Managua. // Foto: Archivo

La joven detalla que se involucró en la Rebelión de Abril, el 19 de abril de 2018, por su vinculación con la universidad, “porque a quienes estaban persiguiendo y reprimiendo eran estudiantes”.

“Vivir la represión policial me comprometió mucho más”

“El 19 de abril nunca me esperé vivir la represión policial de esa manera y vivir esa experiencia de la represión policial me comprometió mucho más con la lucha cívica y pacífica de los estudiantes y del pueblo en general”, recuerda. 

Eso la llevó a sumarse activamente en las protestas, y a trabajar en la organización estudiantil a nivel nacional, “para luchar contra el autoritarismo que se vivía también dentro de las universidades, no solo la dictadura, sino por parte de la Unión Nacional de Estudiantes (UNEN)”, recuerda.

Yaritza dice que por eso convocaron a una marcha en la universidad que terminó en la toma del recinto universitario Rubén Darío, en Managua. “Estuve atrincherada desde el 7 de mayo hasta el 13 de julio, cuando lamentablemente se dio el ataque paramilitar de más de 15 horas en donde estuvimos encerrados en la Iglesia de Divina Misericordia. Ataque, del que soy sobreviviente”. 

Su calvario no terminó ahí. El 25 de agosto de 2018 fue encarcelada junto a otros seis estudiantes, cuando se sumaron a una marcha organizada por los universitarios de León. 

“Mi secuestro fue una total arbitrariedad, nos acusaron de cometer actos delictivos en la ciudad de León, cuando nosotros ni siquiera habíamos estado en León antes de esa marcha”, explica. 

Yaritza cuenta que lo más difícil que vivió en prisión fue estar en El Chipote, la que describe como “una cárcel muy horrible” en la que pasaba mucho frío y hambre. 

“Era bastante horrible la forma en la que nos trataron los policías y los constantes interrogatorios en El Chipote. Creo que también la parte más difícil fue vivir los interrogatorios que le hacían a mi compañera de celda, que eran mucho más fuertes que los que me hacían a mí. Ella es Kenia Gutiérrez, de Chinandega”, dice. 

Originaria de Managua, ahora vive en San José, Costa Rica, y sueña con poder culminar su carrera universitaria y aportar así al desarrollo de Nicaragua. “Crecí en un barrio pobre de Managua, las Lomas de Guadalupe, y me esforcé mucho para llegar a la universidad”, relata. 

Sueña con una Nicaragua en libertad a la que pueda volver, pero es consciente que sin justicia, no hay democracia, libertad, ni paz sostenida. Por eso trabaja, desde su espacio, “en promover la memoria para que no haya repetición cuando salgamos de esta dictadura”. 

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