Transfemicidios en Nicaragua revelan una huella profunda de discriminación y odio
Las mujeres trans son las principales víctimas de los crímenes de odio y la violencia contra las personas LGTBIQ+ en Nicaragua
Las mujeres trans son las principales víctimas de los crímenes de odio y la violencia contra las personas LGTBIQ+ en Nicaragua
La esperanza de vida para las mujeres trans en Latinoamérica es de 30 a 35 años, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En el caso de Nicaragua, son las principales víctimas de los crímenes de odio y la violencia contra las personas LGTBIQ+ en Nicaragua, según el último informe anual del Observatorio de Violaciones a los Derechos Humanos de Personas LGTBIQ+ del Programa Feminista La Corriente.
Solamente entre 2021 y 2024 se registraron siete casos de transfemicidios. Te contamos quiénes eran estas mujeres trans y por qué sus asesinatos revelan una profunda huella de discriminación y odio.
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Kendra Contreras, mejor conocida como «Lala» en el municipio de Somotillo en Chinandega, era una mujer trans de 22 años, quien fue asesinada el 3 de marzo del 2021 por Bernardo Pastrana Ochoa, de 29 años y Jorge Luís Mondragón Acosta, de 25. Ambos sujetos, torturaron a Lala, antes de ser lapidada hasta su muerte.
Camino a su hogar, Lala fue alcanzada por Mondragón, quien montaba a caballo, la atrapó con una soga por el cuello y la arrastró 100 metros. Luego, los dos hombres la apedrearon, para posteriormente arrastrarla de los pies unos 300 metros más. Cuando Kendra falleció, sus asesinos lanzaron su cadáver a un lado del camino.
Debido a la manera atroz en la que los hombres asesinaron a Lala, fueron condenados a cadena perpetua revisable a los 30 años de cumplida la pena por la jueza Rosa Velia Baca, titular del Juzgado Primero Distrito Penal de Juicio de Chinandega.
Esta fue la primera sentencia de este tipo en aplicación de la Ley 1058, que reformó el artículo 37 de la Constitución de Nicaragua y que entró en vigencia el 19 de enero de 2021.
La sentencia se dictó por el nivel de atrocidad del crimen cometido, pero en ningún momento se le reconoció como una mujer transgénero y tampoco se admitió el agravante de odio por ser una persona de la comunidad LGTIBQ+.
La Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó en enero de este año, en segunda legislatura, una reforma constitucional que permite la cadena perpetua por «delitos de odio»
La nueva pena de prisión perpetua se aplicará de forma excepcional para la persona condenada por delitos graves cuando concurran circunstancias de odio, crueles, degradantes, humillantes e inhumanas que por su impacto causen conmoción, rechazo, indignación o repugnancia en la comunidad nacional. Sin embargo, los crímenes de odio de las personas trans no están claramente definidos.
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«La Mendoza» era una mujer trans se ganaba la vida vendiendo chiclets y cigarros de manera ambulante en el mercado de El Mayoreo, en Managua. Había sido reportada como desaparecida el 30 de marzo de 2021. Vivía con su familia en Villa Canadá, en el Distrito Seis.
Su cuerpo fue localizado, el 7 de abril, en un predio montoso del Barrio Cuba, estaba en descomposición y con signos de violencia. Vecinos del barrio La Curva hallaron en un basurero el cuerpo semiquemado.
Extraoficialmente se conoció que “La Mendoza” fue estrangulada y su cuerpo presentó visibles quemaduras relacionadas con la exposición al sol. Sin embargo, no se ha brindado más información y tampoco han dado por esclarecido el crimen por parte de la Policía.
«Nos dijeron que ya habían puesto la denuncia en la Policía, pero todavía no habían dado con el caso«; expresó Zorayda Andrade, familiar de la víctima a medios de comunicación.
Las autoridades del régimen la identificaron con el nombre masculino de Ariel José Mendoza Espinoza, pero ella se reconocía como “La Mendoza”.
La Mesa de articulación LGBTIQ+ en el Exilio, capítulo Costa Rica, se pronunció ante este crimen para exponer que la población trans es vulnerable en Nicaragua. “Las mujeres trans en Nicaragua son una de las poblaciones más violentadas, perseguidas, excluidas y asesinadas”.
En el comunicado de esta organización pidió justicia por el asesinato de la joven: “Exigimos que este atroz crimen del que fue víctima no quede en la impunidad y que los perpetradores de este transfeminicidio sean llevados ante la justicia y reciban todo el peso de la ley”.
La transfobia y la discriminación hacia las personas trans son los principales factores de riesgo para los trasfemicidios, aún cuando estas personas aporten de manera destacada a la sociedad en la que viven.
La reconocida folclorista de la ciudad de Masaya, Cristian Ruíz Álvarez, de 43 años, falleció en cuidados intensivos de un hospital capitalino, luego de recibir varios golpes de parte de sus victimarios.
Ruíz Álvarez fue ingresada el 15 de agosto del 2022 en el hospital Antonio Lenin Fonseca en Managua, luego de ser salvajemente agredida en el barrio indígena Monimbó de Masaya, muriendo un día después producto de una brutal paliza.
Los culpables de su muerte fueron Hilario Julián Ortiz, de 25 años, Moisés Mendoza Carranza, de 32 años, Ervin Antonio Ortiz, de 31 años, Albert William Vivas, de 36 años y, Bladimir Ezequiel Vivas, de 19 años.
Los sujetos golpearon brutalmente a la víctima y luego se dieron a la fuga
Según la acusación de la Fiscalía, Cristian Ruiz y Gustavo Herrera, su pareja, junto con Luis Carlos Obando, ingresaron al cementerio de Monimbó la tarde del 15 de agosto y cuando iban caminando entraron los cinco acusados.
Fueron interceptados por los delincuentes, comenzaron a golpear a Herrera y, Cristian Ruiz intervino para que no siguieran golpeando a su pareja, pero la asesinaron a ella.
Ruiz inicialmente fue trasladada por socorristas al Hospital de Masaya, pero por la gravedad del trauma craneal y facial fue remitida al Hospital Lenin Fonseca.
La folclorista fue despedida al ritmo de la marimba y bailes tradicionales hasta su última morada. La víctima se asumía como una persona trans, sin embargo, este dato fue omitido en el abordaje periodístico y de las autoridades.
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Las víctimas de trasfemicidios son principalmente mujeres trans jóvenes, cuyos agresores son en gran medida hombres, en muchos casos conocidos o parejas de las víctimas.
Juana Mena Hernández, una mujer trans, de 35 años, falleció luego de recibir una fuerte paliza a manos de su pareja, Sidar Murillo, de 34 años, en Masaya, ocurrida el 7 de marzo del 2023.
Aunque en un principio Juana se retiró a su casa, en la madrugada del día siguiente fue llevada de emergencia por su familia al hospital, donde falleció.
De acuerdo a declaraciones de familiares, la víctima se levantó de su cama a medianoche con vómitos y dolores intensos. Falleció horas después. El cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal que determinó que la muerte, fue causada por múltiples fracturas craneales.
Sidar Murillo fue condenado por homicidio a 10 años de encierro en las cárceles del Sistema Penitenciario Nacional (SPN) en el penal de Granada, conocido como La Granja.
Juana participó en una ocasión en un certamen de belleza gay y era muy querida en su barrio porque era muy amable con todas las personas.
El informe anual del Observatorio de violaciones a derechos humanos de personas LGTBIQ+ en Nicaragua 2023, identificó la identidad de las víctimas de violencia en este periodo, la mayoría fueron mujeres trans.
Al menos 22 mujeres trans y un hombre trans sufrieron discriminación y maltratos durante el año pasado. Una tendencia que se repite todos los años.
Julia Almanza Jarquín, de 33 años, falleció la madrugada del 8 de julio de 2023, fue encontrada muerta frente a la discoteca ZOUK en Estelí. Aunque el dictamen del Instituto de Medicina Legal (IML) estableció que la causa de su muerte fue un infarto al miocardio, los testimonios alrededor de su muerte son diferentes, asegura su familia.
Su hermana, Dianessa Centeno Jarquín, denunció a La Lupa que la Policía se negó a brindar los videos de la cámara de seguridad de la discoteca ZOUK que captaron el momento de la muerte de Julia. Ellos alegan que fue encontrada fuera de la discoteca con lesiones visibles en su cuerpo, tanto en las piernas como en el cuello.
“Tenemos una foto donde ella aparece con rastros de quemadura y moretones en las piernas, también tiene moretones en el cuello como si la asfixiaron, pero la Policía no dice eso y no lo esclarece”, denunció Centeno.
A pesar que la familia solicitó al dueño de la discoteca observar los videos, alegaron que la Policía se había llevado las cámaras y los equipos que tenían los videos.
Cuando fueron a la Policía para exigir el material, el segundo jefe de la Delegación de Estelí, capitán Williams, les dijo “no se anden creyendo las basuras y las especulaciones que está haciendo la gente, ustedes dejen investigar a la Policía Nacional y si ya tienen el dictamen médico, eso es lo que es”, relató Centeno.
Julia era conocida por ser una estilista y performista, en el Barrio El Paraiso, una zona urbana de Estelí, a quien se podía acudir para hacer trabajos de belleza en general. Participó en varios concursos de belleza, en los que demostraba su talento artístico.
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Entre enero y marzo de 2024, el Observatorio de La Corriente, documentó tres delitos de odio, dos de ellos cometidos contra mujeres trans.
Se incluye el asesinato de Josuhara Brown Dixon, mujer trans, de 40 años, quien fue encontrada sin vida en el río Sábalos, ubicada en el distrito VI de Managua, con evidentes signos de violencia; sin embargo, el Instituto de Medicina Legal (IML) concluyó que la víctima murió por sumersión. A la fecha, la Policía Nacional no ha brindado ninguna versión oficial de esta muerte.
Públicamente solo se conoce que Brown Dixon salió de su casa, ubicada en el barrio Américas 2, en Managua, el 29 de enero y no regresó.
La Organización de Personas Transgénero de Nicaragua (Odetrans) y la Asociación Nicaragüense Trans, exigieron justicia para ella y su familia.
“Lamentamos la pérdida de la compañera Jasuhara Gissel Brown Dixon, quien fue asesinada, víctima de violencia y vulnerabilidad que sufrimos las personas de la comunidad LGBTIQ+ en Nicaragua (…) Exigimos justicia y a los culpables que se les aplique todo el peso de la ley”, indicó Odetrans en un pronunciamiento que divulgó en sus redes sociales.
Brown ganó el título de Miss Gay Nicaragua 2011, Miss Gay Centroamérica en 2013, y era reconocida por ser una de las primeras transformistas del país y por su trabajo como estilista, modista y maestra de danza.
Tereza, de 31 años, quien fue encontrada sin vida en un predio baldío de la comarca Villa Nueva, Ciudad Sandino, el 25 de febrero. La víctima realizaba trabajo ambulante como animadora de La Gigantona, una vieja tradición de calle en varias ciudades de Nicaragua.
Contrario a las primeras presunciones de suicidio, los familiares de Tereza declararon haber recibido amenazas de muerte, demandado una investigación por parte de la Policía dado que había indicios que fue asesinada.
Este caso estaría en proceso de investigación luego de que la familia declarara que la víctima había recibido amenazas de muerte, sin que se conozcan avances.
Odetrans en este caso compartió en sus redes: “La compañera trans conocida como Tereza fue encontrada sin vida, en un predio baldío, las mujeres trans nos vamos de este mundo sin pena ni gloria, morimos siendo víctimas del sistema, víctimas de la violencia, del estigma y la discriminación”.