En septiembre de 2018, a propósito del Día de Acción Global por un aborto legal y seguro, varias colectivas de América Latina y el Caribe que venían desde hace años acompañando interrupciones del embarazo en diversos países decidieron que era momento formar un espacio de articulación regional. Ya habían pasado juntas por muchos procesos y luchas y se consultaban e intercambiaban saberes para mejorar protocolos y prácticas, pero no habían dado el paso final.

Fue ahí cuando nació la Red Compañera, una alianza regional de 21 colectivas que acompaña abortos en 15 países de la región y que en este 2023 ha cumplido cinco años de también acompañar las vidas de esas mujeres y personas gestantes que llegan a ellas, en muchas ocasiones, en medio de contextos de criminalización.

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Porque acompañar abortos no es simplemente proveer a las embarazadas de herramientas seguras para llevar a término el proceso gestacional, sino que también significa transitar con ellas muchas otras situaciones que las atraviesan.

“Cuando hablamos del acompañamiento sabemos que también estamos acompañando un montón de otras situaciones. Hay temas que tienen que ver con violencia, hay cosas que tienen que ver con el acceso a derechos tan básicos como puede ser la salud, la educación, el trabajo digno, todas estas cosas que están ahí presentes y me parece que es importante mirar cómo la apuesta de un acompañamiento feminista puede mirar precisamente todas esas cosas”, explica a EFE, Stephanie Lomelí Guerrero, coordinadora del Fondo MARIA, que acompaña abortos en México, y que forma parte de la Red.

Cinco años acompañando abortos y vidas en América Latina

Lomelí explica que, a pesar de que la red está enfocada en resolver el acceso al aborto, para ellas también es indispensable como movimiento que se puedan visibilizar todas las desigualdades que se cruzan en procedimiento.

“Buscamos que se entienda que hay muchas cosas que están confluyendo en la vida de las personas y que hace falta ese acompañamiento muy integral. Es importante poder mirar cómo esta diversidad de contextos nos hace poder mirar también esas otras situaciones que estamos viviendo como la migración o la seguridad, cosas que están también teniendo un impacto en cómo las personas podemos vivir nuestros abortos o qué barreras o de qué manera podemos tener ese acceso”, afirma.

Ruth Zurbriggen, activista en la colectiva feminista argentina La Revuelta en Neuquén, parte de Socorristas en Red y Red compañera, afirma que la ayuda que prestan es integral “siempre con base a lo que la persona necesita”.

“A veces hay personas que después del aborto requieren, que piensan que no, un acompañamiento más terapéutico, psicológico; hay otras personas que dicen ‘yo necesito volver a verte’. Por ejemplo, en donde hacemos encuentros presenciales nos dicen ‘yo necesito volver a verlas para charlar, quiero pensar sobre esto’ y hay otras personas que dicen que no necesitan nada”, explica.

Pero fundamentalmente lo que les brindan es calma, pues algunas llegan con miedo por amenazas que han recibido de sus parejas o exparejas o porque no saben cómo acercarse al sistema de salud por medio a la criminalización.

“Esta política de cuidados busca armar herramientas, no es que están todos los protocolos o hay un decálogo de lo que hay que hacer. Justamente nos corremos de ciertos protocolos un tanto universalistas como tiene, por ejemplo, el sistema de salud, porque pensamos que cada aborto es un mundo. A mí me gusta plantear eso, cada aborto es un mundo porque cada persona que necesita abortar lo hace desde un lugar singular”

menciona Ruth Zurbriggen.

Y a la vez, agrega, cada acompañante es un mundo. “También las personas que somos acompañantes vamos armando estrategias de qué o cómo decir y ahí se potencian algunas cualidades individuales que ayudan a lo colectivo”.

Integrantes de la Red Compañera comparten saberes en un encuentro regional. Foto: Cortesía

Red compañera, un proyecto que transforma el mundo

Zurbriggen, también profesora universitaria, cree que articularse en “una región con tantos obstáculos para el acceso al aborto” ha sido clave para avanzar.

“Pero además creo que las redes de acompañantes, y en particular la red compañera, viene siendo un refugio colectivo donde seguir pensando, tramando, donde seguir armando potencia feminista”, dice.

También señala que esta alianza es un “proyecto político de transformación de mundos”. “Pues aunque en algunos países podemos hablar mucho de aborto, ponerlo en voz alta, ponernos carteles que digan: ‘Soy acompañante de aborto’ sabemos que en otros países no se puede, pero aprendemos a escuchar y me parece que ahí hay también una pedagogía interesante de las redes de acompañantes, que es que aprendemos a escuchar cuando nos dicen de otros países que les beneficia cuando hablamos de aborto”, señala.

Y como ejemplo pone el impacto que generó la ‘Marea verde’ en toda la región. “Ese movimiento que surgió en determinado momento tiene sus soleadas, pero es también un proceso político de larga data no sólo en Argentina, sino en toda la región”.

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“Que en Argentina estallara esa marea no tiene que ver solo con una genialidad argentina sino con la convicción de que en la región nos fuimos fortaleciendo de distinta manera y con distintas estrategias para abonar a esa marea, abonar nuestra propia gota para que esa marea sea posible, entonces me parece que de alguna manera planteamos una salida de mundo. Un mundo que necesita de los cuidados, un mundo que necesita conversar y escuchar y creo que ahí hay un programa de acción”, añade.

Otra de la apuestas políticas de la red, afirman las acompañantes, es disputar las narrativas relacionadas al aborto desde la experiencia que tienen realizando este trabajo.

“Nos interesa mucho poner al aborto en el lugar de un bien común, un bien social, un bien cultural vinculado a la decisión sobre un embarazo que no se quiere continuar o que no se puede continuar en determinado momento de la vida. Lo que quiero decir es que abogamos para que cada vez haya más despenalización social del aborto”,

dice Ruth Zurbriggen.

De cara al futuro, Stephanie Lomelí cree que los principales desafíos que enfrenta la red es expandirse en más territorios, sostenerse y seguir encontrando unión en medio de los distintos contextos.

“Ha habido avances y también retrocesos y como red celebramos esos avances y también nos organizamos frente a esos retrocesos para poder pensar cómo hacerles frente. Seguiremos organizadas y seguiremos apostándole a la creatividad también para ir sorteando las cosas que se presenten”, concluye.

EFE
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