Globalmente las mujeres son más pobres que los hombres y con la pandemia del coronavirus esa disparidad aumenta por la pérdida de empleo formal que impacta en gran magnitud a las mujeres, resalta la Comisión Interamericana de la Mujer (CIM).
El Informe «COVID en la Vida de las Mujeres, Razones para Reconocer los Impactos Diferenciados», publicado por la CIM, detalla que las mujeres están en la línea de fuego durante la pandemia por diversos motivos. Por ejemplo, más del 80% del personal de enfermería en la región americana son mujeres. Mientras en las labores del hogar son ellas quienes asumen mayores responsabilidades y también son las más expuestas a situaciones de violencia por el encierro que obliga este tipo de enfermedad.
“Estas han mostrado debilidades en tanto aumenta el riesgo de contagio para las mujeres en los mercados, pues son ellas las que acuden masivamente a hacer la compra debido al rol de las mujeres dentro de los hogares. Los gobiernos deben considerar esta mayor carga de trabajo en los hogares que asumen las mujeres en el diseño de las medidas ante la emergencia”, exhorta el informe.
Fuerza laboral femenina en riesgo
Esa situación en Nicaragua es más dramática apuntan representantes de distintos organismos que trabajan en temas de género, porque las condiciones económicas y sociales no les deja otra opción que “subsistir”. Los sectores más afectados es donde la fuerza laboral femenina predomina, como zona franca, comercio, turismo.
Mientras, en el mercado informal la reducción de consumo no permite tener los mismos ingresos a quienes tienen esa alternativa para subsistir.
A esa realidad según Gloria Carrión, responsable de la agenda de Género de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), se debe sumar la carga que trae la pandemia del coronavirus pues son las mujeres las que están a cargo, en su mayoría, de las labores del hogar, del cuido de los hijos y de los enfermos, en caso que existan.
“No solo cuidan a los enfermos crónicos, sino a los que están enfermando de COVID-19 ante el colapso del sistema de salud, ahí hay otro impacto, el socioemocional; porque esa carga de manera desigual genera angustia, agobio y si ellas se enferma ¿quién las cuida a ella?, mucho niños (…)no están yendo a la escuela eso significa que también se ha aumentado el tiempo de cuido, o rol de niñas cuidando a sus hermanos menores es algo que sucede en Nicaragua, pasar más tiempo en el hogar genera más situaciones adversas y puede poner más en peligro a las mujeres”, advierte Carrión.
Esas afectaciones en la vida de las mujeres nicaragüenses es grave, coincide Maryce Mejía, Enlace Nacional de la Red de Mujeres Contra la Violencia. “El sector informal que tiene cara de mujer porque son las mujeres que salen a la calle a vender a conseguir el alimento para sus hijos y poder comer», explica.
«El país no tiene condiciones para el mercado laboral, las condiciones son precarias, porque no estamos preparados para vivir una crisis como está. No hay planes de contingencia, no estamos preparados y las mujeres están saliendo a la calle en modo supervivencia a la suerte a lo que salga”, lamenta.
Las mujeres que tienen que trabajar, delegan muchas veces esa carga del hogar a las niñas de esos hogares, apuntan.
“En Pochomil, Masachapa, Villa El Carmen y San Rafael del Sur las niñas están saliendo a vender con sus madres, con largas horas laborales, exponiéndose al acoso, al abuso, pero es la realidad que las mujeres están realizando para su comidita”, asevera Mejía.
El informe detalla que casi un tercio de las mujeres de la región latinoamericana son dependiente económicamente, “en 2017 por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres en la región, había 113 mujeres en similar situación” y el porcentaje de mujeres sin ingresos propios en la región era de 29.4% frente al 10.7% que los hombres en las mismas circunstancias·
Mejía agrega que la posibilidad de vender en línea o auxiliarse de las redes sociales para las ventas no es una posibilidad para todas “no tienen ni para la recarga ni para un mensaje de texto, el lavado y planchado ajeno se disminuyó, ósea son las mujeres caminan trasteando para darle de comer a sus hijos y eso deteriora su salud física, emocional».
Mujeres se reinventan
La CIM incita a los Gobiernos a desarrollar estrategias de reinserción laboral o crear políticas fiscales que ayuden a las mujeres a mejorar sus condiciones económicas. Sin embargo, en Nicaragua las políticas fiscales se han endurecido, pero a pesar de ello según Carrión en las pequeñas empresas lideradas por mujeres es donde se ha registrado mayor retención laboral, pues la mayoría de son negocios familiares y resisten hasta el último momento para decidir cerrar.
“Las mujeres no estaban mandando al desempleo a sus colaboradores, sino estaban buscando distintos tipos de estrategias para mantener a sus colaboradores y ser fuentes de empleos. También han implementado distintas estrategias de marketing o de reformular los productos para hacerlos más atractivos en el contexto de la crisis, lo que si está claro es que las mujeres se están reinventando”, detalla Carrión.