En menos de una semana, al menos cinco mujeres fueron víctimas de ataques brutales y muertes trágicas, algunas en circunstancias aún no esclarecidas, lo que refleja la vulnerabilidad a la que están expuestas por la violencia, la impunidad y la falta de protección estatal que impera en el país. 

La más reciente sobreviviente de la violencia es María Cruz, una joven de 29 años, originaria de la comunidad Wastary Arriba, en el municipio de San José de Bocay, Jinotega, quien el 6 de julio de 2025, fue sorprendida por un hombre, cuya identidad aún se desconoce, que la atacó con un machete en varias oportunidades, ocasionándole lesiones de gravedad.

A Cruz —quien recibió 17 machetazos—, la trasladaron primero al centro de salud de Ayapal y luego al hospital primario Niños Mártires en esa misma localidad, donde lucha por su vida en estado delicado.

Este caso encendió nuevamente las alarmas entre organizaciones feministas y defensoras de derechos humanos.

“Las mujeres del campo que transitan en caminos solitarios están más expuestas, ya que los agresores se aprovechan de que no hay mucha gente circulando y la poca o ausente presencia de las autoridades”, alertó el colectivo Las Venancias.

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Apenas unas horas después de este ataque, el 7 de julio de 2025 en circunstancias aún no esclarecidas por la Policía, se reportó el fallecimiento de Kenia Ninoska Martínez Velázquez, una enfermera de 35 años, encontrada sin vida en un baño del Hospital Infantil Manuel de Jesús Rivera “La Mascota”, en Managua. El hecho ocurrió la madrugada del lunes.

Según un comunicado oficial del Ministerio de Salud (Minsa), a Kenia la encontraron inconsciente y trasladada al área de reanimación del hospital, donde se le realizaron maniobras de resucitación cardiopulmonar e intubación rápida, sin éxito.

Fue declarada fallecida a la 1:34 de la madrugada. La institución agregó que la trabajadora “recientemente había manifestado tener problemas sentimentales”, sin ofrecer más detalles.

Este hecho reabre el debate sobre la salud mental de las mujeres trabajadoras, muchas de las cuales enfrentan entornos laborales exigentes, acompañados de cargas emocionales y personales sin atención adecuada.

Violencia no da tregua a mujeres

Ambos casos se suman a otros ya registrados en días recientes como el de Jesenia María Mercado García, de 42 años, a quien asesinaron de una estocada en el cuello. Su sobrino Yair Josué Gómez Mercado, de 18 años, quien continúa prófugo, es el presunto agresor.

El hecho ocurrió en el municipio de San Marcos, en el departamento de Carazo, después que varios miembros de la misma familia salieron de un centro recreativo donde habían estado consumiendo licor. 

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Según testimonio de otro familiar, el hecho violento ocurrió cuando la víctima intentó mediar en un altercado que tenía Yair Josué con sus hermanas.  

Belkis Julieth Hernández, de 23 años, es otra mujer nicaragüense que se suma a esta trágica lista. El 5 de julio de 2025 la encontraron muerta junto a Cristopher Gabriel Madrigal Balmaceda, de 25, dentro de un vehículo que quedó estacionado en una de las calles del reparto Juan Ramón Padilla en Ticuantepe. 

El informe preliminar indica que ambos jóvenes murieron por intoxicación con monóxido de carbono, pero falta determinar por qué se quedaron tantas horas dentro del vehículo.

En Chinandega, a Reyna del Carmen López Rodríguez también la encontraron sin vida en una habitación de un motel. Se presume una sobredosis, pero la Policía no ha confirmado el motivo oficial de su fallecimiento.

Todas los casos son distintos, pero todos son reflejo del abandono estructural del Estado ante la violencia, la inseguridad y la precariedad que enfrentan las mujeres nicaragüenses.

Las feministas de Nicaragua lanzaron una “alerta roja” por la cantidad de mujeres que son víctimas de la violencia machista en el país. Desde hace muchos años, vienen demandando políticas públicas efectivas para prevenir los femicidios, atender la salud mental con perspectiva de género o garantizar justicia a las víctimas y sus familias.  

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La Lupa Nicaragua