Las periodistas y comunicadoras cuentan y nos cuentan

La grave situación de la libertad de expresión en Nicaragua tiene un impacto profundo y diferenciado en las periodistas y comunicadoras.
Aunque no existen registros exhaustivos ni desagregados, muchas se han visto obligadas a dejar la profesión por los riesgos para su seguridad y estabilidad, y la de sus familias.
Las interseccionalidades de género implican desafíos particulares que amenazan la prevalencia de sus voces dentro y fuera del país.
Las Comadres, es una iniciativa periodística de tres medios, Agenda Propia, La Lupa y Radio Vos, fundada por periodistas feministas y de amplia trayectoria en Nicaragua; es un espacio propio, que en formato de tertulia y debate, aborda sus temas de agenda y amplía la visibilidad de las mujeres en los medios.
Desde Las Comadres se realizo el estudio “Voces de las mujeres periodistas en el exilio” que documenta lo que está pasando en la vida de las periodistas a partir de la persecución y criminalización de la libertad de prensa en Nicaragua; y compensa la falta de datos de la situación de las mujeres que en los informes regulares de las organizaciones especializadas no aparecen. La Lupa ya había hecho un primer estudio “Exiliada para sobrevivir”, donde logró los testimonios de al menos menos 23 periodistas ubicadas en diferentes países.
Las Comadres expandieron el alcance e identificaron a unas 80 periodistas exiliadas y compartieron los testimonios de 40 de ellas. “Voces de las mujeres periodistas en el exilio” confirma que la desigualdad de género complica la situación de las exiliadas, ya que un número significativo tienen hijas e hijos bajo su responsabilidad.
Además, revela que muchas enfrentan dificultades para regularizar su situación migratoria, y en algunos casos enfrentan el riesgo de deportación a Nicaragua. Por otra parte, se reconoce nuevos impactos que generan las dificultades económicas, como la falta de acceso a la seguridad social y la atención médica, así como la imposibilidad de acumular pensión de retiro, lo que lleva a algunas a abandonar la profesión.
La mayoría de las periodistas consultadas tenía años de experiencia en diferentes medios -prensa escrita, radio, televisión, medios digitales- y habían acumulado pericias y patrimonio personal lo que les fue arrebatado.
Pese a las dificultades y contextos hostiles tanto en Nicaragua como en los destinos donde se han refugiado, las periodistas siguen ejerciendo profesionalmente, visibilizando la situación de Nicaragua de manera constante, en defensa de los derechos de las mujeres y la diversidad.
Maryórit Guevara, directora de La Lupa, narra: “Cuando La Lupa comenzó en 2019, la primera investigación que hicimos, que la lanzamos, lo hice en un cuartito de un albergue donde estaba con mi hijo viviendo a mi llegada al exilio, acá en España Vivíamos en un cuartito, un albergue que nos daba Cruz Roja como parte del programa de apoyo al refugiado. Ahí todas las noches me ponía con la computadora y con el grupito que estábamos trabajando en la investigación Los millones de la fe que hicimos con Connectas, era sobre todo el dinero que la dictadura le había dado a ciertos grupos religiosos católicos y evangélicos liderados por ciertas personalidades que en el momento de la crisis salieron a defenderlo y siguen estando al lado de la dictadura. No puedo dejar de sentirme orgullosa porque seguimos haciendo periodismo, periodismo del bueno a pesar de las dificultades y los contextos difíciles en los que nos hemos encontrado. Somos mujeres periodistas que hemos estado ahí, que es cierto que se nos reconoce menos, se nos visibiliza menos, incluso con esas investigaciones y esos trabajos, pero lo hemos hecho y ahí están”.
Otra consulta, de carácter virtual, fue realizada en octubre de 2024 con 25 periodistas y comunicadoras nicaragüenses, de edades entre los 18 y más de 60 años, procedentes de nueve departamentos de Nicaragua, que actualmente viven en siete países, la mayoría por desplazamiento forzado.
De ellas 13 se identificaron como periodistas y comunicadoras, siete sólo como periodistas y cinco como comunicadoras. El 84% cuenta con formación profesional académica. El 80% ejerce como periodista y/o comunicadora y 20% realiza otros trabajos o están en desempleo. El 24% aseguraron que lograban solventar sus gastos básicos con sus empleos como periodistas o comunicadoras, pero el 76 % (19) no lo logra.
Por otra parte, la mayoría (60%) ha considerado dejar de hacer periodismo y/o comunicación dada la precariedad económica, la falta de oportunidades, la sobrecarga laboral y la inseguridad. Identifican que el contexto político tiene serias implicaciones de seguridad para ellas y para sus familiares. Señalan la hostilidad en la que ejercen su profesión y los alcances de las represalias. Varias reconocen que sus espacios laborales y gremiales no están exentos de expresiones de violencia machista.
Una encuestada explica que enfrenta: “La incapacidad de sostener la vida con dignidad desde el ejercicio de la profesión. Falta de oportunidades profesionales en el exilio y falta de reconocimiento económico que dificulta contar con las condiciones mínimas para ejercer la profesión”.
“La Sala, mujeres en la redacción” es un espacio que se puso en marcha a finales de 2022, inició trabajo con ocho directoras de medios de comunicación, ha apoyado 15 proyectos liderados por mujeres periodistas nicaragüenses.
Su directora, Abigail Hernández reconoce que hasta junio de 2025 cinco espacios informativos dirigidos por mujeres se han visto forzados a cerrar porque sus directoras se encuentran en regímenes de secuestro policial arbitrario denominados “casa por cárcel”, autocensura, exilio forzado y dificultades económicas.
Las plataformas con las que trabajan han tenido que recurrir a actividades extralaborales, alejadas del periodismo para poder sostener económicamente a sus familias, lo que ha generado que disminuyan las publicaciones, un obstáculo para el crecimiento de sus medios de comunicación.
Igualmente, se han visto obligadas a reducir al mínimo sus equipos de colaboradores. No obstante, Hernández plantea que “es importante señalar que, a pesar de las dificultades, en muchas de las plataformas digitales, sobre todo las que cuentan con más de cuatro años de existencia, hemos visto la implementación de herramientas de innovación en sus formatos, el desarrollo de alianzas estratégicas para ampliar sus posibilidades de captación de fondos”.
Del mismo modo que con la encuesta de octubre, en La Sala identifican como fortalezas de las periodistas nicaragüenses que “las directoras de medios poseen una sólida formación académica en hasta 16 tipos de especializaciones dentro del periodismo. También están abiertas a explorar alternativas de financiamiento más allá de las tradicionales y al ser propietarias de sus medios, tienen la autonomía para tomar decisiones en las negociaciones”.
Entre las integrantes de La Sala es posible enumerar necesidades claras para los medios liderados por mujeres como acceso a fondos económicos y especialización de plataformas para posicionarse en nichos específicos.
Aunque para Hernández “es crucial destacar que no todos los medios dirigidos por mujeres son feministas; aunque defienden y promueven los derechos humanos, tienen agendas y narrativas diversas según sus intereses temáticos y formatos periodísticos”.
La periodista mexicana Jocelyn Soto en el Podcast Ruido Violeta explica que el periodismo feminista implica la incorporación de categorías de análisis más especializadas como las interseccionalidades, el cuestionamiento de estereotipos y la reivindicación de las mujeres y las niñas.
Igualmente, que “ejercer el periodismo en el cuerpo de mujer es muy distinto a hacerlo desde el cuerpo de los hombres” y reconoció la precariedad en que opera la mayoría de los medios, el periodismo y la comunicación hecha por mujeres, hace que su alcance sea muy corto y dejen de existir: “la apuesta no es ser virales porque son contra poder, cuestionan las desigualdades y por eso es que es necesario, urgente y vital, aunque no sea autosostenibles y menos rentables”.
Feministas o no, las periodistas y comunicadoras nicaragüenses coinciden en que para ellas su profesión representa una realización personal y compromiso por la transformación social, impactar socialmente e incidir en la realidad que las rodea. Se valora la comunicación y el periodismo como herramientas de cambio que permiten denunciar injusticias, visibilizar comunidades y derechos humanos.
Según Maryórit Guevara, debe hacerse: “un llamado de atención a los organismos donantes para trabajar con estas compañeras que son profesionales, que están formadas, que tienen un bagaje de conocimiento y que lamentablemente algunas están y no es que sea indigno, por ejemplo, en los cuidados acá en España en condiciones laborales duras, un trabajo super desgastante, que no paga lo que te deja de vida y de cuerpo, y que Nicaragua ha perdido esa periodista, esa mujer que estaba en la defensa de los derechos humanos, de la libertad de prensa, de la libertad de expresión y de una Nicaragua democrática” afirma.
Los resultados de la consulta de octubre 2024 son parte de una campaña con un abordaje positivo que reconoce y promueve los aportes del periodismo y la comunicación realizada por las mujeres, porque la mayoría de estudios se están ocupando de presentar los desafíos y denunciar las desigualdades que limitan el pleno desarrollo del potencial de las periodistas y en mucha menor medida de las comunicadoras.
“El periodismo y la comunicación que realizamos las mujeres tiene un trabajo y eje bien particular. Nosotras solemos abordar los temas desde una perspectiva más empática y cercana, dando voz a quienes muchas veces son ignoradas o silenciadas. Para mí, la mirada femenina en la comunicación busca visibilizar realidades de manera más humana, poniendo énfasis en las experiencias de mujeres, personas vulnerables y en las injusticias que enfrentan. No se trata solo de informar, sino también de transformar, de generar cambios a través de historias que tocan profundamente a la sociedad”, señala una de las participantes de la encuesta.
Los esfuerzos e iniciativas realizadas para documentar la situación de las periodistas y en menor medida de las comunicadoras, coinciden en reconocer entre sus logros la resiliencia ante la adversidad, un profundo compromiso social y principios éticos. Su persistencia las ha llevado a obtener reconocimiento y premios significativos. Con su trabajo han visibilizado problemáticas y realidades históricamente ausentes del relato social, y contribuir a la democracia y al empoderamiento de las mujeres.
En tiempos de incertidumbre y caos, las periodistas y comunicadoras nicaragüenses persisten ante la adversidad. Su trabajo debe ser valorado y apoyado para que prevalezca la inclusión como base de la democracia y el respeto de los derechos humanos.
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