En esta ocasión tuvimos la oportunidad de conversar con la joven Karla Sandino, psicóloga, colaboradora del Movimiento Ventana, quien ha trabajado en hospitales y centros de atención primaria, específicamente en el área organizacional y de servicio.

Conversamos respecto a la situación en los centros de atención en salud de Nicaragua y cómo el covid-19 pueda afectar más al sistema sanitario del país, además de hablar sobre responsabilidad sanitaria y la influencia sociopolítica en la crisis de salud pública.

¿Cuál ha sido el comportamiento del Covid-19 en Nicaragua, según las estadísticas oficiales?

Según el MINSA el crecimiento o la propagación ha sido lenta. 2,170 casos confirmados y 74 muertes, esos datos son los que han estado dando en las conferencias de prensa; en estas conferencias no detallan el algoritmo que están trabajando, datos básicos y necesarios para elaborar una curva de contagio. Sin embargo, el observatorio ha brindados datos mayores, según la información que tiene hay un abismo realmente en las cifras y esto se puede deber al hecho de que se camuflen los datos reales.

Además de los datos de casos confirmados, debería haber un registro de muestras realizadas por PCR, cuántas personas necesitan ventilación mecánica, cuántos ventiladores hay, cuántas camas hay. El gobierno emitió un comunicado donde explicó que habían 19 centros habilitados, cuando deberían ser más en cuanto a la proporción de población que somos.

Además, no nos han explicado cuánto es la reserva de medicamento, cuántos pacientes están recibiendo atención domiciliar, esas personas no tienen el apoyo de lo que debería ser una secretaria sanitaria, que vayan y le den seguimiento, hagan registro, tengan un apoyo.

Eso es lo que pasa en Nicaragua, no se sabe cuántos pacientes están conectados a ventilación, cuántos tienen diagnóstico y no la necesitan, cuántas personas han fallecido y esto de los fallecimientos es muy complejo, porque hemos tenido esta conversación de cómo funciona el covid-19 y es un cuadro que causa falla multi-orgánica y muchas personas han fallecido por infartos ocasionados por el mismo cuadro; te fijas en las actas de defunción y sale neumonía adquirida en la comunidad e infarto agudo al miocardio y si te fijas, en la normativa del MINSA para rellenar una acta de defunción tiene errores. Muchas veces se escriben a conveniencia.

Recordemos que el MINSA tiene varias instancias y en este momento quien está encargada de recoger esos datos es el SILAIS y hasta el momento ha tenido un papel inquisidor. La crisis sanitaria en Nicaragua no es desde ahorita, es desde mucho antes, desde 2007 que no ha cambiado la cobertura, tanto en sector rural como urbano, actualmente apenas el 56 por ciento de la zona rural tiene cobertura o puede ser abastecida y las zonas urbanas: el 78 por ciento. No sabemos que se hace ese dinero, nunca se le ha dado a la población una cuenta de cómo ha sido el manejo de esos recursos, hay muchas cosas que al Estado le pueda ayudar a camuflar las cifras, empezando por las comorbilidades.

A los trabajadores de la salud prácticamente le toca trabajar con las uñas, si te fijas, según los protocolos de la OMS en los pabellones o salas donde atendás COVID, las zonas se encuentran cerradas  y en Nicaragua se maneja abierta. En muchos centros primarios, es una sala con las ventanas abiertas, los médicos andan con EPP (equipo de protección personal) en zonas calurosas y sabemos lo que causa la fatiga laboral, turnos de 48 horas. Estamos viendo un sistema sanitario que atenta contra sus propios recursos.

Las personas llegan a atenderse hasta en las últimas instancias a los centros. Me parece que se ha alimentado mucho el tema de que el covid se puede manejar a nivel domiciliar y no siempre es así. No todos tenemos la misma alimentación, horas de sueño y nuestros organismos están en diferentes contextos y ambientes y creo que no hay que satanizar los centros de salud, porque muchos hacen lo que pueden; sabemos que muchísimos médicos que apoyan a este gobierno, que callan y son cómplices, así como de muchísimos médicos han optado por callar, aguantar y hacerse tres, de un solo recurso y es importante mencionar que los primeros días de este cuadro cuando se manifiesta la sintomatología, son cruciales y por el miedo popular que hay, las personas no están yendo al centro.

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¿Cuán fiables son las estadísticas oficiales del Ministerio de Salud?

Aquí es donde entra la parte de responsabilidad civil, responsabilidad del médico y responsabilidad sanitaria. Recordemos que la ley dicta dentro de rectoría, dentro del órgano competente que el Estado debe proporcionar el ambiente, los enlaces y las comunicaciones acertadas para que la población pueda tener herramientas para el autocuido, priorizar la salud sobre  todas las cosas, especialmente los sectores más vulnerables, lo podemos ver en la Ley 423.

Sin embargo, no ha demostrado ser un organismo competente en los actuariales o en las estadísticas, han tenido muchas complicaciones en el tema del diagnósticos y muchas personas no relacionadas al sector salud escuchan que las personas están muriendo de infarto agudo al miocardio o escuchan de la neumonía atípica, incluso, hubo un brote en la zona minera, por exposición a metales pesados; cuando en realidad, pudieron camuflar.

Los datos del MINSA no son confiables, sin embargo, no estoy diciendo que no se deban revisar o que no se deba estar pendiente de lo que ellos publican o dicen, pienso que a pesar de ser información falsa, tenemos que consumirla conscientemente y apoyarnos en ellas. Recordemos que el Observatorio nos da un aproximado, pero la misma represión, la misma polarización y violencia sistémica que estamos viviendo, impide tener datos exactos.

A parte, muchas veces no conocemos por la desinformación o temor, desconocemos muchísimos casos, en especial los de las zonas rurales, mueren ahí porque muchas veces tienen que viajar hasta 200 km desde su comunidad hasta el centro de atención más cercano. La centralización del sistema sanitario de Nicaragua no es de ahorita, sino desde hace mucho tiempo, especialmente en las zonas caribes, que son las más olvidadas.

La información falsa que ha difundido el gobierno ha sido una cortina de humo para olvidar cual es el verdadero problema, pero es necesario como ciudadanos que estemos pendientes de lo que dicen, principalmente para no olvidar, para que todas las personas hagan sus planes, sepan quienes son los que les están apoyando. Pienso que es un contenido que hay que consumirlo de una forma muy consciente.

¿Cómo comunicar correctamente las medidas de prevención tomando en cuenta la polarización de información?

El Estado ha brindado muchas indicaciones contraindicadas respecto a este cuadro y esta situación, porque no solamente se trata de trabajo epidemiológico, no solamente se trata de prevenir la enfermedad; estamos en una situación de pandemia, el estrés es altísimo y eso puede exacerbar muchísimas situaciones psicosociales pre-existentes en la población.

Muchas veces hemos sabido y hay evidencia médica de que cuando hay presencia de trastornos del estado de ánimo, el sistema inmunológico se deprime y muchas veces está la estigmatización del paciente con covid y del personal sanitario.

Pienso que siempre hay que tomar en cuenta las indicaciones de instituciones como la OPS, la OMS y sobretodo indicaciones de profesionales de la salud, que se sepa que son conscientes de la situación, que estén ahí y que realmente nosotros con bases a ese análisis de los datos y el discurso que ha mantenido el Estado versus el discursos que han mantenido instancias que sabemos le han dado seguimiento a estos casos, para que nosotros estemos conscientes de la magnitud de esto.

En internet se han difundido todas las medidas de la distancia social, incluso hasta se habló del algoritmo, de cuando el caso es leve, moderado y cuando necesita ventilación mecánica; si tenemos la posibilidad de difundir esa información de una manera responsable, estamos en la obligación de hacerlo.

La responsabilidad civil y la responsabilidad sanitaria, discrepo mucho con muchas conductas de la población en seguir con la vida cotidiana de estar en bares e ir a lugar concurridos todo el día, entiendo que las actividades económicas no pueden parar, menos en un país como Nicaragua, pero en estos momentos todos tenemos que cambiar  e innovar.

La comunicación en este proceso es fundamental y ha estado polarizada por los dos extremos y esto no solamente se ve por parte del Estado, sino también por las alianzas, yo personalmente creo que la empresa privada tiene que involucrarse y no solo pronunciarse, porque muchas veces no se trata solamente de mantener una postura o un discurso, sino también hacerle justicia a lo que se habla y a lo que se dice, a las nuevas ideas. Es un tema también de seguridad, pero pienso que desde nuestras trincheras y posibilidades, realmente ser partícipes de una comunicación asertiva y transparente.

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¿Cuál es la influencia de la situación sociopolítica en Nicaragua sobre la crisis de salud pública?

Estamos en una crisis política y sanitaria desde antes de 2018, e influye en el tema del manejo de la información en la población y no solamente se trata de quienes son los contagiados, hemos visto una lista de funcionarios que han fallecido y pues, la muerte no es justicia; no se trata de quien es el contagiado, sino de cómo el Estado ha administrado recursos para manejar la situación. Sea una persona que simpatice o no con el Estado, es irrelevante a la situación de pandemia y más bien el cómo manejan las cosas es su tipo de gobernanza, son estrategias para conseguir poder y evita que se desarrollen estrategias para manejar la pandemia.

Si están utilizando diagnósticos de personas para camuflar datos, no debe tener ningún reparo en utilizar fallecimientos o escenarios propios de salud para mantener un discurso político; parte de este mal manejo de la crisis, es que el Estado no quiere asumir lo que pasaría si la población entra en cuarentena, porque deben asumir una gran responsabilidad, porque si lo ves desde un punto de vista, es una estrategia fiscal porque hay negocios donde ameriten presencia de personas y generen muchos ingresos para obtener muchos impuestos. No te van a poner ninguna restricción cuando en muchos países si lo han hecho, hasta te pueden cerrar el negocio, pero en Nicaragua no pasa, por el tema tributario.

Esta es una forma de generar dependencia de la población y otra cosa que hemos visto en el sistema sanitario, que ha sido mediático, el tema de los despidos masivos. Cuando vas a los puestos de salud, muchas veces a quienes ves ahí son internos, pre-internos y médicos sociales, que son muy jóvenes, pero necesitan apoyo.

¿Qué hace el Estado?, priorizan el bienestar de sus simpatizantes y sacrifican a las personas que saben que dependen de ellos. Por ejemplo, un interno, un social o un residente no se puede poner en una situación de conflicto porque o les quitan la licencia, o evitan que se le dé el título. Ya vimos, cómo médicos de base, especialistas, han sido despedidos por dar información transparente.

Cada intención de cambio o mejora que no les favorezca, ellos lo van a ver como algo que tienen que remover. Afortunadamente ahora tenemos redes y eso se puede mediatizar pero me preocupa la situación del personal, porque el Estado atenta contra ellos.

Es muy importante tomar en cuenta lo que va a pasar con lo que prácticamente detonó toda la crisis, que fue la gota que derramó el vaso, el tema del INSS. Muchas personas viven del trabajo por cuenta propia, pero hay gente que está afiliada a un régimen facultativo o uno integral y el último comunicado del INSS es que el subsidio, ya sea por covid o cualquier patología respiratoria, no te lo va a reconocer y que el empleador tiene que dártelo. Pienso que es donde tiene que desempeñar un papel la empresa privada. ¿Cómo es posible que una persona que esté trabajando y que ha pasado pagando impuesto le digan que por un diagnóstico de covid no habrá cobertura ni un subsidio?

¿Crees que con esta situación de despido masivo  de personal médico abona de alguna forma al sistema de salud nicaragüense?

Estas acciones representan o proyectan el temor del Estado a la gente competente. Hay gente muy preparada y capacitada que se ha quedado especializándose en Nicaragua, es diferente salir a prepararse  y regresar, pero una persona que se preparó acá, que conoce las comunidades, la dinámica y los protocolos de salud pública y que igualmente se le despida porque simplemente no está a su favor.

El personal médico en Nicaragua no es bien remunerado y mucha gente habla solamente de los médicos, pero también las enfermeras y los técnicos en salud. El estado está atentando contra sus conciudadanos.

Siempre he pensado que tiene que haber una causa justificable para terminar un contrato o relación laboral y ese artículo 45 a ellos les da el poder en la legislación para hacer lo que ellas quieran, la violencia sistémica y la violencia laboral. Se tiene que ver también desde el punto de vista organizacional, no solo político o económico, sino también la dinámica laboral de cómo se organizan los centros. No es lo mismo, el LenÍn Fonseca o el Manolo Morales que un hospital primario en comunidades rurales o en la costa caribe.

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¿Quién debería cumplir el rol de la responsabilidad sanitaria en Nicaragua?

Una cosa es la responsabilidad civil, otra es la responsabilidad del médico y otra es la responsabilidad sanitaria. La responsabilidad sanitaria la entendemos como las cuentas que tienen que entregar los organismos respecto a la organización, lo que debe asumir como una instancia de poder “autónoma”, desde su rectoría hasta ser un organismo competente y desarrollar políticas, creas alianzas con otras naciones para el apoyo en Nicaragua y realmente proporcionar información, aparte de accesible, que realmente sea la indicada o la correcta.

Sabemos que en ese sentido el Estado no ha dado la talla ni el ancho, ni lo va a hacer porque no le conviene, los actuariales no están, las salas no están siguiendo los protocolos, no hay correcta distribución de responsabilidades, desde el tema organizacional. Pero no es lo mismo, la responsabilidad que tiene que asumir el minsa que la que tienen que asumir los médicos, porque muchos de ellos han asumido hasta lo que no les toca.

La ley contempla que turnos de 48 horas son ilegales e inhumanos y en ese sentido lo médicos han dado todo, han brindado la información correcta, aunque muchas veces se han visto en situaciones que los rotan, de zona covid a jornada de vacunación; también está el tema de seguridad y salud de sus familias, muchas veces se hace hasta un mapeo de quienes son sandinistas y quiénes no.

En responsabilidad sanitaria, el 80 por ciento le corresponde al MINSA, el 10 por ciento le toca al personal de salud que lo ha rebasado. Los médicos, enfermeros, camilleros, técnicos, aunque el minsa debería hacer una organización de quienes van a estar dirigidos específicamente para el tema covid. Hay un desinterés por algunos profesionales de la salud y un desplazamiento de responsabilidad.

Ahora, la responsabilidad civil de acatar las normas no se ha cumplido 100 por ciento porque muchas veces hemos seguido en las calles, yendo a actividades con aglomeraciones, decimos que nos incomoda el tapabocas y pues son orientaciones que tenemos que continuar y esto no va a terminar pronto, se contempla que de aquí a dos años, hay muchas perspectivas científicas que dicen que vamos a tener que aprender a vivir con este virus.

En responsabilidad civil, gran parte de la población no hemos colaborado y lo hemos podido ver cuándo vas a un hospital y  personas tienen ya 20 días con síntomas y estuvo visitando mucha gente o bastante gente llegaba a su casa; pienso que el miedo de ir a un centro, también es parte de la responsabilidad, porque ese lugar a pesar todo, el espacio donde hay profesionales que te pueden ayudar.

Tratar de aprovechar lo poco que tenemos, es un derecho de buscar asistencia y simplemente dejarlo ir por temor, corremos el riesgo de enfermar a quienes están en nuestra casa, empeoras, enfermar a quienes nos visiten y aumentar la tasa de letalidad de la enfermedad.

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