Este relato sobre las filas para conseguir un pasaporte se desarrolla a finales de octubre.

Las cincuenta personas haciendo fila esperaban impacientes a que los guardias abrieran el portón de Multicentro Las Américas en Managua. Que los abrieran significaba que debían salir corriendo por todo el centro comercial hasta llegar a las oficinas de Migración y Extranjería, en un ritual que se repetía todos los días.

Eran tan solo las seis de la mañana del domingo 23 de octubre. “Carlos” era la persona treinta en la fila, y ese día era el único que tenía libre para poder sacar su pasaporte, ya que trabaja de lunes a sábado. Aunque pidió vacaciones en su trabajo para realizar las diligencias, no se las concedieron por falta de personal.

Ese domingo era la segunda ocasión que intentaba sacar su pasaporte, pues la primera vez que lo intentó, se dio cuenta que las personas hacían fila desde el día anterior para poder ser atendidas, y él no podía hacer lo mismo, sino iba a perder su trabajo.

Lee: De jubilada a migrante: Una alternativa de subsistencia

Se fue sin desayunar, llegó lo más rápido que pudo y se sintió aliviado de ser el número treinta, ya que había escuchado que solo estaban atendiendo a 80 personas a diario. A pesar que las oficinas de Migración atendían hasta las 10 a.m., los guardias iban a dejar pasar a la gente para que hicieran fila adentro.

“Los vamos a dejar pasar en grupos de diez para que no salgan corriendo, caminan tranquilos hasta Migración y ahí hacen la fila”, dijo el guardia que cuidaba el portón. El señor de alrededor de 50 años quitó el pasador, entreabrió el portón y dejó pasar al primer grupo de gente.

Como si se tratara de una carrera contra el tiempo, las diez personas entraron desesperadas al establecimiento, empujaron al guardia y empujaron a cualquier persona que tenían de frente. Aunque en la fila estaba claro quién había llegado de primero y quién había llegado de último, eso ya no importaba, ahora dominaba la ley del que corriera más rápido.

Las cuarenta personas restantes que seguían haciendo fila afuera se tensaron y se pusieron en posición de “en sus marcas, listos, fuera”, dice Carlos de 28 años. Él también se preparó para tener que correr, se remangó las mangas de su camisa y estuvo pendiente de las indicaciones del guardia para entrar.

Si bien su intención era sacar su pasaporte, en realidad él tiene planeado migrar de forma irregular a Estados Unidos en enero a través de un “coyote”, que es como se le conoce a las personas que transportan migrantes de manera irregular cobrándoles una tarifa.

El guardia que cuidaba el portón parecía resignado a aceptar que la gente, no importaba cómo, siempre iba a correr en estampida. Después de pasado un tiempo del primer grupo, abrió el portón para dejar pasar al segundo grupo de diez personas.

Repitiendo el patrón de siempre, las diez personas se abalanzaron dentro del centro comercial. Entre gritos y empujones, un hombre comenzó a gritarle a otro, acusándolo de robar su lugar. El otro respondió con los mismos gritos y las mismas acusaciones, y en cuestión de segundos se estaban peleando a golpes.

“¡Vos me robaste mi lugar!”, “¡No, vos me robaste el mío!”, pero lo cierto es que nadie respetaba los lugares. Mientras esos dos hombres se peleaban, el resto de su grupo los adelantó y ellos se quedaron atrás. Los guardias tuvieron que intervenir para separarlos y amenazaron con dejar de pasar a la gente si seguían peleándose.

“Es horrible la forma en que la gente se comporta apenas abren los portones, la forma violenta en que se ponen”, manifiesta Carlos. Según él, la mayoría de las personas que hacían fila eran adultos jóvenes entre los 20 y 40 años máximo. “Si hay un viejito haciendo fila no tiene chances de nada”, dice.

Ahora le tocaba entrar al tercer grupo, el grupo de Carlos. El guardia abrió el portón y Carlos corrió tan rápido como pudo. Entre el portón y la oficina de Migración había solo unos metros, pero él señala que lo sintió eterno. Fue el primero de su grupo en llegar, pero cuando llegó, le dijeron que los domingos solo atendían a 15 personas, no 80.

Decepcionado por ser el segundo intento, se regresó, pero el resto de las personas a su alrededor manifestaron que se iban a quedar haciendo fila desde ese mismo domingo para ser atendidas el lunes.

También: Una pensión que solo da para el recibo de la luz

Ese mismo día en la noche Carlos pasó por Multicentro y en efecto miró una larga fila de 60 personas afuera de los portones, luego pasó por Metrocentro y la fila se asomaba hasta la Rotonda Rubén Darío. “En ambas filas había como 60 personas, pero no sé porque había gente de pie, sentada y acostada y era difícil contarlas”, señala.

La noche de ese domingo cayó un aguacero en toda Managua. “¿Cómo se refugió la gente? ¿Se fueron o se quedaron?”, se pregunta Carlos.

Ciento de miles de nicaragüenses realizan gestiones migratorias

El movimiento migratorio de 2022 ha superado las cifras de nicaragüenses migrantes entre 2018 y 2021.

«El número de nacionales de Nicaragua que solicitan protección en Costa Rica supera al total de refugiados y solicitantes de asilo de las guerras civiles centroamericanas en la década de 1980», de acuerdo a las Naciones Unidas.

Todo esto, sin contar a Estados Unidos, que se está volviendo el principal destino de nicaragüenses. La cantidad exacta de nicas que han migrado del país es desconocida.

Semana tras semanas cientos de nicaragüense migran en excursiones en buses con destino a otros países de Centroamérica, para después ir a Estados Unidos. La gasolinera Puma contiguo a Cetrocentro es uno de los lugares que recogen a personas para emprender el viaje.

Solo en las dos primeras semanas de noviembre la Dirección General de Migración y Extranjería entregó 17,672 pasaportes, mientras que en todo el año se han entregado 221,792 pasaportes.

Debido a la gran cantidad de personas que hacen fila para ser atendidas, la DGME anunció que a partir del 14 de noviembre solo atenderá a personas que hayan tramitado citas en línea. Esto por el momento aplica únicamente en la sede central de Managua.

Los trámites que se pueden solicitar en línea son los trámite de pasaporte, visa de salida para menores, movimiento migratorios, entre otros.

Filas de tres días

“Estefani”, esposa de Carlos, confirma las grandes cantidades de personas que realizan diligencias en las oficinas de Migración. Ella acompañó a su esposo para sacarle pasaporte a su bebé de cinco meses. Como Carlos tiene planeado migrar en enero, ella también está buscando opciones para irse del país.

“En este país no veo futuro y quiero ver a dónde puedo ir con nuestra hija”, dice. Estefani fue a realizar las diligencias con su esposo la primera vez que intentaron sacar los pasaportes, pero las filas abarcaban cuadras enteras, señala.

Intentaron realizarlo primeramente el lunes 17 de octubre, pero ni tener a una bebé en brazos les dio alguna ventaja. Así que fueron a tres oficinas de migración diferentes, sin embargo, solo encontraron una fila más larga que la otra.

Lee: Estado: El principal agresor contra las mujeres

Estefani señala que en los tres lugares a los que se dirigieron, las personas que hacían la fila traían maletas consigo mismas “como si fueran a viajar ese mismo día o como si vinieran de otros departamentos”, indica.

“Fue horrible”, repite en varias ocasiones. “Había un montón de mujeres con bebés y niños chiquitos, así que a mí no me daban lugar en la fila. Tenía que hacer fila como el resto”, señala.

Carlos finalmente logró realizar los trámites de pasaporte el pasado lunes 14 de noviembre para él y su familia, luego de hacer una fila de tres días en la que debía turnarse con otras personas para poder ir a su casa para bañarse y comer. Mientras tanto, continúa planeando su viaje con el coyote el próximo 15 de enero de 2023, que todavía no sabe cuánto le cobrará.

+ posts