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El placer no es sucio, ni pecaminoso, ¡Es delicioso!
El estigma, la religiosidad y los juicios morales no impidieron que Alejandra explorara su placer, algo que por años, le enseñaron que era “pecado”.
El estigma, la religiosidad y los juicios morales no impidieron que Alejandra explorara su placer, algo que por años, le enseñaron que era “pecado”.