Los jóvenes en Nicaragua se están enfrentando al desempleo desde la crisis sociopolítica y económica surgida en el país, tras las protestas cívicas en contra del régimen Ortega Murillo en abril de 2018, pero a esto se han sumado una pandemia mundial que ha provocado mayores limitantes para muchos que cargan con su hoja de vida a la espera de una oportunidad laboral.

Olga Marenco, es una joven licenciada en psicología, que a sus 24 años batalla con las tensiones que no solo la pandemia del COVID-19 le producen, sino también la que genera la falta de empleo y las pocas oportunidades que brindan las empresas a los jóvenes que no cuentan con experiencia previa en Nicaragua.

La psicóloga asegura que desde finales del año pasado ha luchado por conseguir un empleo que esté acorde a sus conocimientos, que le otorgue el salario justo y que le brinde las prestaciones debidas. Sin embargo, han pasado ya más de seis meses desde que culminó su carrera profesional y salió en búsqueda de un empleo sin conseguirlo.

Marenco, quién ha ganado experiencia a través de las prácticas profesionales en las áreas de recursos humanos (RR.HH.) y psicología educativa, señala que en Nicaragua es difícil conquistar a temprana edad un puesto, para el que realmente “puede estar preparada”, debido a que se “ponen en juego muchas limitantes para poder tener un primer empleo y primeras experiencias”.

Diana Valdivia, es una joven de 21 años, licenciada en Diseño de interiores y graduada hace más de 10 meses, pero que asegura que pese a haber conquistado a temprana edad su carrera universitaria, es muy difícil ver a jóvenes en puestos de trabajo importantes.

«Muchas empresas no confían en tu desempeño y buscan gente con mas experiencia. Este es un obstáculo con el que se encuentran día a día los jóvenes profesionales», agrega Valdivia.

Vacantes laborales nada aterrizadas

En las redes sociales es común y muy notable ver que los jóvenes critican y se mofan de aquellas publicaciones en las que las vacantes demandan más requisitos y conocimientos del empleado, pero terminan por ofrecer además de una carga laboral no deseada, un ambiente tóxico y desgastante, muy pocas prestaciones y remuneraciones económicas.

Según Valdivia existen muchas vacantes que a veces parecen imposibles de alcanzar. «En redes sociales mucho vas a ver que piden tantos estudios que muy difícilmente alguien joven o recién graduado pueda tener. Incluso piden recursos que no todos tienen, como por ejemplo vehículo o computadora propia».

Marenco sostiene la misma idea que Valdivia y señala que en las empresas exigen mucha experiencia para los jóvenes recién graduados, incluso menciona que muchas empresas no aprovechan el potencial de los pasantes, y “están contratando algunos cargos bajo el nombre de pasantías para no tener responsabilidades en remuneración ni para pagar las prestaciones de ley”.

¿Conexiones le ganan a la experiencia?

Pero la falta de oportunidades y el poco aprovechamiento de la energía y creatividad que los jóvenes pueden aportar a una empresa, no son las únicas limitantes que existen para que un joven recién graduado conquiste una vacante.

Desde siempre la corrupción ha existido en todas las líneas sociales, políticas y económicas, y las laborales no quedan exentas de esto. Marenco sostiene que muchas veces solo “te toman en cuenta las experiencias laborales independientemente de que no hayas finalizado estudios y también les dan más valor a las recomendaciones de amistades, así como a la ideología política”.

Valdivia también sostiene que ha escuchado tantas veces el «ahora solo con conecte conseguís».

«Tienden mas a conseguir un puesto laboral personas que son recomendadas por conocidos o amigos de alguien en las empresas y dejan a un lado a los demás, sin brindarles la misma oportunidad a todos los postulantes y es verdaderamente injusto», dice Valdivia.

Elevados criterios para emplear vs salarios mínimos

Para el economista Luis Murillo,en Nicaragua los empleadores agudizan los criterios para emplear a los jóvenes, de tal manera que “ofrecen un salario relativamente bajo con una exigencia de muchos años de experiencia, que no se pueden cumplir”, lo que señala que se debe principalmente a la naturaleza de la economía y a las características del mercado laboral que está generando un ejército de reserva de personas desempleadas, principalmente los jóvenes que no encuentran oportunidades de empleo formal.

Para Murillo el ordenamiento jurídico exige demasiados requisitos para poder contratar a un empleado, incluso a los pasantes, exigiéndoles a las empresas que los ingresen dentro del sistema de Seguridad Social, ante lo que los empleadores “sienten una carga demasiado elevada”, por lo que optan a quedarse con el personal mínimo, aprovechándose de estos al máximo para no contratar nueva cantidad de personal.

“En Nicaragua falta una política de primer empleo, en la que a través de la política fiscal el Estado podría dar unos incentivos de carácter fiscal, a aquella empresas que le den empleo por primera vez a un joven”, agrega el experto.

¿Qué consecuencias podría provocar el desempleo en los jóvenes?

El economista señala que Nicaragua es uno de los países que tiene una de las tasas más bajas en empleabilidad en jóvenes, producto de la existencia mínima de oportunidades, así como el poco aprovechamiento del bono demográfico, ante lo cual los jóvenes tienen muy pocas oportunidades para poder insertarse al mercado laboral formal.

Murillo dijo a La Lupa que el desempleo puede afectar a los jóvenes de una forma negativa, llevándolos a realizar actividades en el sector informal sin estar asegurados, ni contar con ningún tipo de prestaciones, o bien migrar fuera del país en búsqueda de nuevas oportunidades o “peor aún, caer en depresión o enmarcarse en una situación relativamente delictiva al no tener oportunidad para poder utilizar adecuadamente su tiempo”.

“Cuando hay un mercado laboral que genera más del 12% de desempleo abierto, los jóvenes prácticamente no tienen oportunidades”, puntualiza el experto.

Además insite en que Nicaragua se encuentra en un proceso llamado “transición demográfica”, en el que todavía hasta el año 2030  la mayor parte de la población de Nicaragua será joven en edad de trabajar, pero tendrán pocas oportunidades para poder encontrar un empleo formal.

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